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¿Cuántas veces hemos estado preocupados o angustiados, y nos hemos encontrado con alguien quien, simplemente con una mirada, un abrazo, con un gesto o una palabra oportuna, ha hecho que nos sintamos mejor?  En este caso, la capacidad empática de esta persona es la que ha contribuido a nuestra mejoría. Pero, ¿tenemos nosotros también esta capacidad de comprender los pensamientos y las emociones ajenas, de situarnos en el lugar de los demás y compartir sus sentimientos?
No se trata de un don especial con el que nacemos, sino de una cualidad que podemos desarrollar y potenciar. El problema es que la falta de empatía es quizás, actualmente, uno de los mayores males de la humanidad, esto por cuanto ella campea en los actos más cotidianos o trascendentes de la vida.
Por ejemplo se está incentivando la falta de empatía cuando tendemos a interrumpir mientras nos están hablando como si fuéramos expertos quienes nos dedicamos a dar consejos en lugar de intentar sentir lo que el otro; cuando en  los medios de comunicación cada día observamos como de las noticias trágicas se hace un espectáculo, o cuando en el ambiente educativo o laboral se busca el beneficio particular a sabiendas de que un trabajo en equipo podría generar mayores logros…
En fin, bajo esta posición, si el dolor es de los demás, si los problemas son de los otros, si las necesidades son del vecino, si las dificultades sociales no me perjudican directamente, si lo que tengo que hacer es esforzarme por conocer al otro, entonces no interesa.
Además algunas personas piensan que en un mundo como el actual, en donde la indiferencia se ha arraigado con fuerza y la sensibilidad social parece asunto de otro mundo, es imposible logar que todos sintamos empatía ante las circunstancias afectivas y sociales ajenas. Sin embargo, caer en esta posición extrema es incrementar, también, la apatía a la esperanza de lograr un cambio social positivo y ratificar la falta de empatía como un  cáncer social.
Aunque parezca una utopía, el logar fomentar la empatía en aquellos quienes han hecho del desprecio a la vida ajena su bandera, es una misión posible, pues siempre ha habido, y habrá, quienes quieran escuchar, quienes quieran cambiar, quienes deseen incrementar el respeto, la tolerancia y la solidaridad hacia los demás…
Por ello, debemos volver a hacer de cada uno de nosotros seres quienes se conmuevan de su entorno, reprueben los actos de violencia e injusticia, y se sensibilicen ante los padecimientos, dolor o las carencias del otro, pues la empatía nos vuelve más humanos, nos hace preocuparnos por nuestro entorno, nos permite vivir en sociedad más eficaz y  coherentemente y nos ayuda a reconocer una dignidad en la vida de cada humano pasando por el niño, el joven, el adulto y el anciano.
En consecuencia, debemos mirar con atención al mundo que nos rodea, a los seres quienes comparten nuestra vida, conocerlos, tratarlos…, de esa manera quizá lleguemos a amarlos o no, pero lo más importante, cuando logremos penetrar en su mundo, cuando aprendamos a ver con una mirada más empática a nuestros semejantes, quizás lleguemos a la conclusión de que lo único racional que nos queda por hacer es asumir, precisamente, nuestra condición de seres constituidos para la sana convivencia. ¡No lo olvidemos: a mayor empatía, mayor humanidad!
¿Cuántas veces hemos estado preocupados o angustiados, y nos hemos encontrado con alguien quien, simplemente con una mirada, un abrazo, con un gesto o una palabra oportuna, ha hecho que nos sintamos mejor?  En este caso, la capacidad empática de esta persona es la que ha contribuido a nuestra mejoría. Pero, ¿tenemos nosotros también esta capacidad de comprender los pensamientos y las emociones ajenas, de situarnos en el lugar de los demás y compartir sus sentimientos?
Con satisfacción recibimos esta semana noticias sobre los esfuerzos que realizan nuestras autoridades en la construcción de una red adecuada de defensa a lo largo de nuestra frontera norte.
No sabemos a ciencia cierta qué tanto se ha avanzado, ni tan siquiera, si tendremos tiempo de prepararnos adecuadamente frente a cualquier nueva agresión que surja de la extraviada cabeza del señor Ortega …  Presidente de Nicaragua, para pena y vergüenza de aquél lastimado pueblo.
Ortega, sus lacayos, y los Jefes que desde otras latitudes le ordenan bailar al son de la música que más les interese, han comprobado que son, y que serán siempre una seria amenaza para la integridad territorial, la seguridad y paz de este país.  Como bien lo sintetizó nuestra presidenta: son enemigos de Costa Rica.
Frente a ellos: Caminos; helipuertos; electricidad; tecnología de vigilancia y defensa; refuerzo armado; obstáculos frente al abuso militar foráneo en los cauces de nuestros ríos; facilidades de movilización;  policía de fronteras, … pero muy especialmente: un pueblo educado y preparado, que es consciente de la trascendencia de estos tiempos.
Parece que al fin nos hemos percatado de que la dignidad y el respeto, no solo se deben exhibir con propiedad y decoro en los foros internacionales, lo que hasta ahora  hemos hecho en forma contundente, precisa y acertada; sino que también se tiene que demostrar con acciones concretas y sacrificio.  Como lo dijo el señor Ministro de Seguridad Pública, don José María Tijerino: “Haremos lo que sean necesarios. El Gobierno (a lo que yo le agrego … y el pueblo de Costa Rica) estamos decididos a defender la integridad territorial, y no escatimaremos esfuerzos en la defensa de la soberanía del territorio nacional”.
Es claro que entendemos que los preparativos nacionales en torno al conflicto provocado por el Gobierno de Nicaragua y sus matones armados, en el Caribe norte de nuestro territorio, es tema delicado atinente a la seguridad de la nación, del que no se puede ni debe brindar más información que la que resulte estrictamente necesaria para que los costarricenses adoptemos, en forma oportuna y decidida, las acciones que correspondan.
La absurda respuesta que Nicaragua le ha dado a nuestras acciones en la Corte Internacional de Justicia, también deben traernos satisfacción.  Sin dejar de alguna forma de lamentar, el espantoso ridículo internacional en que han dejado de nuevo a su pueblo, hace mucho, cuna de pensadores, pero desde hace bastante, víctima de violentos timadores.
Hoy es tiempo de estar unidos y de dejar para luego las disputas atinentes a intereses personales o grupales que puedan ser postergadas, y distraigan a nuestras autoridades de sus funciones.  La confianza en ellos fue democráticamente depositada, y hay momentos como el presente, en los que debemos asirnos en la madurez de nuestro sistema político, y los fuertes controles de nuestra institucionalidad.  Al Gobierno, le corresponde propiciar un ambiente que favorezca que todos cerremos filas en torno a los objetivos comunes y superiores.
Estemos atentos, y no bajemos la guardia porque el San Juan suena … y aunque ese es río que no arrastra piedras; si hemos podido comprobar que en su margen norte es la excusa perfecta que embrutece, para traer hasta nuestro territorio el verde olivo del soldado extranjero invasor, con que tanto le gusta disfrazar sus intereses personales a los oportunistas gobernantes nicaragüenses.
Con satisfacción recibimos esta semana noticias sobre los esfuerzos que realizan nuestras autoridades en la construcción de una red adecuada de defensa a lo largo de nuestra frontera norte.
No sabemos a ciencia cierta qué tanto se ha avanzado, ni tan siquiera, si tendremos tiempo de prepararnos adecuadamente frente a cualquier nueva agresión que surja de la extraviada cabeza del señor Ortega …  Presidente de Nicaragua, para pena y vergüenza de aquél lastimado pueblo.
Todos, en nuestra vida diaria, estamos rodeados de campos eléctricos y magnéticos.
Algunos son de origen natural, como el campo gravitacional del planeta Tierra y los rayos que emana del sol. Otros, son de origen artificial, como los producidos por los electrodomésticos.
Después de diez años de investigación, la Organización Mundial de la Salud terminó en el 2007 el “Proyecto Internacional de Campos Electromagnéticos”.
Este estudio concluyó que no existe evidencia de que las líneas de alto voltaje  y las radiofrecuencias empleadas en la telefonía móvil  afecten la salud humana.
Por eso los científicos recomiendan que ante las dudas, mejor actuar con precaución. En otras palabras: mejor evitar, siempre que se pueda, la exposición excesiva a los campos electromagnéticos.
La Organización Mundial de la Salud recomienda adoptar las normas definidas por una organización no gubernamental de expertos que después de revisar todo lo investigado hasta ahora, fijó una serie de rangos tanto para los campos electromagnéticos generados por las líneas eléctricas como por la telefonía celular.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) ha manejado durante muchos años este tema con gran responsabilidad.
Da seguimiento a las investigaciones mundiales en ese tema, ha promovido reglamentación nacional más exigente que la recomendada a nivel mundial y aplica el concepto de precaución en el diseño y la operación de sus obras.
Escuchen ustedes esto: en el caso de las líneas de transmisión eléctrica o de alto voltaje, la normativa que aplica el ICE en Costa Rica es  cinco veces más estricta que la recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
Usted, amigo y amiga radioescucha, debe saber lo siguiente: aparatos eléctricos que a menudo utilizamos en nuestros hogares, como los hornos de microondas, secadoras de pelo, aspiradoras y rasuradoras, pueden generar mayores campos electromagnéticos que los que se pueden producir en las cercanías de las líneas de transmisión de alto voltaje de nuestro país.
Y para mayor tranquilidad, en el caso de la telefonía celular, los rangos obtenidos en las mediciones realizadas en antenas han sido miles de veces inferiores a los límites internacionalmente aceptados.
Ing. Jorge Valverde Barrantes
Director de Gestión Ambiental-UEN Proyectos y Servicios Asociados / ICE
Todos, en nuestra vida diaria, estamos rodeados de campos eléctricos y magnéticos.
Algunos son de origen natural, como el campo gravitacional del planeta Tierra y los rayos que emana del sol. Otros, son de origen artificial, como los producidos por los electrodomésticos.
Martes, 11 Enero 2011 05:15

UN VOTO POR LIMÓN

Cuando, el año pasado, los costarricenses amanecimos con la buena nueva de que se había logrado renovar totalmente el sindicato de trabajadores de JAPDEVA, hubo una contenida alegría generalizada pues parecía imposible que el orden retornaba al hermoso puerto de Limón.
La gente, aún estaba incrédula de que, por fin, se ponía coto a un período de “tiranía sindical”. Era como si, luego de una muy larga y pesada noche, en Limón y en toda Costa Rica, salía, esplendoroso, de nuevo el sol.
Y fue más el entusiasmo cuando se supo que los nuevos dirigentes sindicales habían dispuesto dejar atrás los años de vagancia y que con la nueva y razonable convención colectiva se trabajaría los 365 días del año.
Ya los aciagos días en que una camarilla dejaría de explotar una institución pública se acababan y, ¡vaya contrasentido!, se “permitiría” trabajar a los más de mil trabajadores portuarios.
Pero la dicha duró poco: cuatro de los siete magistrados de la Sala Constitucional y para asombro de muchos, ordenaron “... reinstalar a la Junta Directiva anterior” (sentencia N° 2010-14193), o sea volvían los odiosos privilegios de unos pocos y el carnaval se reanudaría con las comparsas de los mismos que no dejaban de festejar la decisión de un órgano que, cuando no ha resuelto a su favor ha sido “oligarca” pero que ahora era “la democracia re-encarnada”, por haberles hecho “justicia gremial”.
Ciertamente, en un Estado de Derecho debe acatarse las sentencias de los Tribunales de Justicia. Ya vendrá el día que se corrija el entuerto; por lo pronto volvieron los nublados, el sol se ocultó y no es posible continuar por la senda  trazada.
Sin embargo, la esperanza nunca se debe perder pues, para dicha de los que creemos en la democracia, el derecho no es pétreo y deberá ajustarse, continuamente, a la realidad que se impone.
Por ahora y a pesar de las actitudes de quienes ya mostraron sus colmillos cuando decidieron no trabajar el 15 de setiembre del 2010 se espera que la Sala Constitucional dimensione su fallo, sobre todo respecto de las reglas que deberán acatarse en las  próximas elecciones de la Junta Directiva sindical pues si las nulidades alcanzaron  “... la designación de la nueva Junta Directiva” (sic), materia puramente electoral, ese alto órgano debe señalar, con lujo de detalles, cuáles son las reglas “debidas”, en tal proceso.
Los trabajadores muelleros, en este próximo proceso electoral decidirán si pierden para sí, su familia y Limón la oportunidad de salir de la pobreza en que la mantiene un grupo sindical pernicioso o dan un salto al desarrollo, con una dirigencia que los lleve a la prosperidad por tantos años deseada.
Cuando, el año pasado, los costarricenses amanecimos con la buena nueva de que se había logrado renovar totalmente el sindicato de trabajadores de JAPDEVA, hubo una contenida alegría generalizada pues parecía imposible que el orden retornaba al hermoso puerto de Limón.
La gente, aún estaba incrédula de que, por fin, se ponía coto a un período de “tiranía sindical”. Era como si, luego de una muy larga y pesada noche, en Limón y en toda Costa Rica, salía, esplendoroso, de nuevo el sol.

Soy limonense de corazón. Crecí entre Siquirres, Guácimo y Guápiles. Mis compañeros de colegio eran muchachos de Cariari, del norte de Pococí y de las barras de Parismina, Colorado y Tortuguero, sitios de belleza singular y de riqueza natural incalculable.

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Precisamente la Responsabilidad Social Empresarial es la manera en la que una empresa o entidad se enfrenta a sus acciones relacionándose con los diferentes grupos con los que se mezcla, y esto es vital pues las empresas socialmente responsables deben orientar sus actividades a la satisfacción de las necesidades y expectativas de la sociedad, al beneficio de los que obtienen su actividad comercial, y, a la vez, cuidar y preservar el ambiente.
En este sentido, la habilidad para una buena aplicación de gestión empresarial debe desenvolverse dentro de diferentes campos como el normativo, donde se incluyen todo lo relacionado con las leyes del estado para regular a las empresas, su competencia y los mercados donde se comercia; el económico que recae en la producción de ingresos, inversiones o precios; el social que indica de qué manera se puede contribuir con la mejora de la calidad de vida y al bienestar de la sociedad; y la parte ambiental que marca la protección del medio ambiente, reducir el impacto ambiental y el desarrollo sostenible.
Es decir, a grandes rasgos se puede decir que la Responsabilidad Social Empresarial busca una meta de crecimiento económico, aunada con la productividad, para mejorar la calidad de vida actual, garantizar la libertad y el respeto para las personas, y, por medio de la economía, brindar estabilidad a la sociedad.
De ahí la importancia de que todas las empresas tengan una responsabilidad en donde sus procesos de producción y su comercio vayan de la mano con los fines sociales, se promueva el desarrollo humano sostenible y se protejan los derechos humanos, es decir, que exista una coordinación entre principios, valores y la toma de decisiones en las prácticas empresariales.
Desgraciadamente, en contraposición a tales ideales, muchas de las empresas no se han identificado con esta propuesta y, más bien, realizan sus acciones por encima de los derechos ajenos tomando decisiones empresariales basadas en el beneficio personal y de los suyos. Hecho que, en este competitivo mundo, pareciera ilógico que las empresas lo hagan, pues la responsabilidad social les sirve a las empresas para destacar el aumento de la productividad y la rentabilidad al buscar mejores procesos, además se podrán llevar a cabo lazos de fortalecimiento con el cliente o de pertenencia de los empleados hacia la empresa.
Ante este panorama, se hace imprescindible que las empresas reflexionen por qué la responsabilidad social empresarial es un instrumento esencial de las empresas en el mundo globalizado, destinen energías hacia faenas socialmente responsables, identifiquen las herramientas de la transparencia  y alianzas tanto públicas como privadas como instrumentos para el crecimiento económico en el marco de la responsabilidad social, revisen los procedimientos actuales y declaren planes estratégicos que incluyan la visión del bienestar de los demás.
Por tanto, la principal función de una empresa debería ser, no sólo la de crear valor y generar así beneficios para sus propietarios y accionistas sino, también, asumir el compromiso del fomento de la responsabilidad social como un aporte al avance nacional mediante la incorporación de valores y objetivos sociales a la estrategia empresarial. Recordemos que las empresas no pueden darse el lujo de quedarse al margen de su compromiso social, tienen la obligación de saber competir para adaptarse a este entorno, el asunto es que lo hagan de manera comprometida, inteligente y proactiva.
Precisamente la Responsabilidad Social Empresarial es la manera en la que una empresa o entidad se enfrenta a sus acciones relacionándose con los diferentes grupos con los que se mezcla, y esto es vital pues las empresas socialmente responsables deben orientar sus actividades a la satisfacción de las necesidades y expectativas de la sociedad, al beneficio de los que obtienen su actividad comercial, y, a la vez, cuidar y preservar el ambiente.
Viernes, 07 Enero 2011 05:31

En Defensa de nuestra soberanía

Escrito por
En defensa de la soberanía
Guillermo Quirós Alvarez
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Como profesional en ciencias geofísicas, doy certeza de que: a) la isla Los Portillos –norte de Calero- es territorio nacional; b) los efectos ambientales y económicos del dragado en un par de meses serán de elevada magnitud (cientos de miles de millones de dólares) sobre las playas del Caribe Sur, los humedales de la Barra del Colorado y su valiosa biodiversidad; c) de ejecutarse cualquiera de los dos megaproyectos: la hidroeléctrica Brito o el Canal Interoceánico, las consecuencias adicionales sobre los mismos ecosistemas en el Caribe y sobre las llanuras del Guatuso (humedales de Medio Queso, Caño Negro, Los Chiles, empresas agrícolas, ganaderas y humildes viviendas), desbordarán lo concebible .
Para enfocar el impacto de lo afirmado, tengamos presente la violación al artículo 50 de la Constitución, el cual establece como derecho fundamental un ambiente sano y equilibrado. Pero aún con más profundidad el artículo 2 reza: “La Soberanía reside exclusivamente en la nación”. ¨La nación” es la suma del territorio, el pueblo y el poder en un Estado. Y Soberanía es la piedra angular sobre la cual descansa la vida de la nación, pues como fino velo que enlaza el triduo citado, lo transforma en sólido cristal. Por ello el celo por su defensa corresponde, reside y constituye libre expresión de la voluntad del pueblo, que cobra vida -en nuestro sistema democrático- a través de la acción de los poderes públicos, en respuesta al clamor del pueblo.
Ante estos principios supremos, el hecho incontrovertido de que al amparo de  las sombras, el ejército nica el 31 de octubre del 2010 invadió el territorio nacional; y más grave aún, que después de 65 días se encuentre mancillando suelo patrio, constituye a todas luces el cobarde desgarro del velo soberano y la violación de nuestra patria.  Y quien no lo entienda así, no merece vivir bajo este cielo. A este principio se refería Juanito Mora cuando en noviembre de 1855 proclamó: “Aquí no encontrarán jamás los invasores partido, espías ni traidores. ¡Ay del nacional o extranjero que intente seducir la inocencia, fomentar discordias, o vendernos! Aquí no encontrarán más que hermanos, verdaderos hermanos, resueltos irrevocablemente a defender la patria como a la santa madre de todo cuanto aman, y a exterminar hasta el último de sus enemigos”...
¡Despierta conciencia nacional! ¡Que estamos frente a un momento crítico en nuestra historia! No podemos, compatriotas, evadir el deber moral y ético de defender la patria con firmeza. Por dignidad nacional debemos romper relaciones diplomáticas de inmediato con el agresor. Ya nuestra Presidenta en un gesto de valentía lo declaró “enemigo de nuestro pueblo”. Ahora es deber patrio, por encima de color político o credo religioso; darle nuestro respaldo.
Puede que haya sutiles fuerzas de origen foráneo que antepongan sus intereses financieros ante los principios patrios, pero ¡la soberanía no se discute, se exige!
En defensa de la soberanía
Guillermo Quirós Alvarez
Como profesional en ciencias geofísicas, doy certeza de que: a) la isla Los Portillos –norte de Calero- es territorio nacional; b) los efectos ambientales y económicos del dragado en un par de meses serán de elevada magnitud (cientos de miles de millones de dólares) sobre las playas del Caribe Sur, los humedales de la Barra del Colorado y su valiosa biodiversidad; c) de ejecutarse cualquiera de los dos megaproyectos: la hidroeléctrica Brito o el Canal Interoceánico, las consecuencias adicionales sobre los mismos ecosistemas en el Caribe y sobre las llanuras del Guatuso (humedales de Medio Queso, Caño Negro, Los Chiles, empresas agrícolas, ganaderas y humildes viviendas), desbordarán lo concebible .
Enhorabuena, por esos errores que suelen suceder en el sector público, no se firmó a tiempo la prórroga de la restricción vehicular, talvez una vuelta de la Señora Presidenta Laura Chinchilla y del Ministro de Transportes, Francisco Jiménez, por la ruta de circunvalación y el centro de la capital, les demuestre la evidente reducción en el flujo automotor en esta época de vacaciones.
Como siempre, los propietarios de vehículos, son los patos de la fiesta, producto de la pésima planificación, si es que existe alguna, en un evidente contrasentido, se cobra integro el derecho de circulación, se elevan las multas y los inspectores que deberían estar cuidando en áreas de mayor riesgo vial, se suceden uno tras otro, para pescar infragantes a quienes cometan la osadía de utilizar la ruta de circunvalación o ingresen al centro de la capital.
Se afirmó en los medios de comunicación que al terminarse el puente en la antigua rotonda hacia Alajuelita, se liberaría el impedimento, el fiasco fue que  ninguno de los tantos expertos pensó en los semáforos que cortan el paso por la ruta y la culpa se carga de nuevo en los conductores.
Es posible que en el tema de la restricción, medie más un propósito fiscalista, para llevar dinero a las arcas del Ministerio de Hacienda, porque a lo que es el Consejo de Seguridad Vial, COSEVI, que nació con nobles fines, se le imponen medidas draconianas para la ejecución de sus proyectos.
El inicio del año debería ser un momento propicio para tratar de corregir entuertos, las reformas a la Ley de Tránsito, esperan en la Asamblea Legislativa, de ahí hay que rescatar lo bueno, porque ahora todos nos cuidamos más.
El señor Ministro ha tenido aciertos, como el nombramiento de un hombre probo como César Quirós al frente de la Policía de Tránsito, quien desde antes como Auditor del COSEVI, había metido en cintura a algunos corruptos.
La restricción vehicular no tiene sentido, a San José sólo se puede ingresar en vehículo particular por dos razones, necesidad o masoquismo.
Enhorabuena, por esos errores que suelen suceder en el sector público, no se firmó a tiempo la prórroga de la restricción vehicular, talvez una vuelta de la Señora Presidenta Laura Chinchilla y del Ministro de Transportes, Francisco Jiménez, por la ruta de circunvalación y el centro de la capital, les demuestre la evidente reducción en el flujo automotor en esta época de vacaciones.
Miércoles, 05 Enero 2011 05:49

HAGAMOS UN TRATO

Escrito por
Al germinar un nuevo año,  la mente, el cuerpo y el espíritu se encuentran motivados para enfrentar nuevos retos, para poder dar un borrón y cuenta nueva o hacer una recapitulación de lo que quedó pendiente para renovarlo y enfocarlo mejor. Lo cierto es que se trata de una nueva carrera y el calendario nos anuncia nuevas oportunidades para ser proactivos.
Yo les propongo un trato: ¡hagamos propósitos comunes! Como costarricenses compartimos sueños e ideales, que nos permiten asociarnos tras una visión del país que queremos. Estoy segura que la mayoría estará de acuerdo en querer una Costa Rica donde reine la paz, el trabajo, la salud, el amor y la prosperidad. ¿Qué les parece si nos enfocamos en conjunto a promover esos valores?
¿Qué tal si nos proponemos escuchar más y hablar menos?, ¿qué tal si nos sentamos a dialogar en vez de gritar sin entendernos? ¿Qué tal si abrazamos, damos, sonreímos y perdonamos? Les propongo saludar más este año, decir más buenos días e interesarse más por la situación del otro. De repente se puede sorprender a alguien al servirle una taza de café, al cederle el espacio en el autobús o en la carretera,  o al regalar una sonrisa de aprobación sin motivo aparente. Quizá podamos tenerle más paciencia al abuelo que cuenta sus historias lentamente o a los niños que hacen preguntas sin parar. Tal vez logremos ser más tolerantes cuando alguien piense distinto, entendiendo que se pueden buscar las formas de convivencia aunque no se compartan las ideas.
Procuremos dar lo mejor de nosotros mismos sin importar si trabajamos en la casa, en la oficina, en el campo, en el comercio, en el gobierno, en la escuela, en el escenario, en la iglesia, en el hospital o donde sea, simplemente procuremos hacer las cosas con honestidad; hacer lo mejor que podamos, sin desgastarnos en señalar al otro que hace mal, sino buscando la excelencia nosotros mismos para contagiar a quienes nos rodean.
¿Será posible que este año podamos bajar la ventanilla de nuestro vehículo y en vez ignorar al joven indigente o al vendedor ambulante, nos interesemos en ese ser humano y al menos les brindemos unas palabras de aliento y esperanza?
Individualmente, hemos sido dotados del poder para decidir y para actuar, nuestras acciones mueven el contexto que nos rodea, lo cambian, lo mejoran o lo deterioran, lo cierto es que se nos devuelve trayendo el fruto de lo sembrado y el resultado final, será nuestra realidad.
Cada quien sabe que es lo que debe mejorar para que su ambiente cercano cambie positivamente, pero les aseguro que si cada uno y cada una hace su parte y nos esforzamos en conjunto por hacer mejor las cosas, veremos el resultado en nuestra sociedad, la suma de cada persona, cada familia o cada grupo actuando proactivamente, sin duda hará de Costa Rica un mejor país.
¡Feliz 2011!
Mónica Segnini Acosta
Al germinar un nuevo año,  la mente, el cuerpo y el espíritu se encuentran motivados para enfrentar nuevos retos, para poder dar un borrón y cuenta nueva o hacer una recapitulación de lo que quedó pendiente para renovarlo y enfocarlo mejor. Lo cierto es que se trata de una nueva carrera y el calendario nos anuncia nuevas oportunidades para ser proactivos.
El próximo 21 de enero, los trabajadores del Sindicato de Japdeva, Sintrajab, nuevamente, tendrán la gran oportunidad de decidir si siguen amarrados a una situación que, por años de años, los ha tenido postrados ante una dirigencia que pareciera tener en su mira otras motivaciones que sus tareas sindicales, o si vuelven a apoyar al grupo destituido por la Sala IV, que tiene una propuesta diferente pues entienden distinto la tarea a realizar, donde la confrontación como recurso, quedaría atrás, para dar espacio a un diálogo virtuoso entre todos quienes quieren y necesitan construir un mejor Limón.
Por años, Sintrajab ha tenido una dirigencia anquilosada, ineficaz y concentrada en lograr convenciones colectivas que sangraban a la institución, al tiempo que reducían su eficacia y eficiencia, sin comprender que, a la larga, esto iba a incidir directamente en contra de  los intereses de los mismos trabajadores y sus familias. Es lógico que la mayoría de los afiliados de Sintrabaj se cansara de darle tiempo a esta dirigencia que, en tanto tiempo, muy poco hizo para mejorar sus vidas y cansados de esperar, se decidieran por un cambio, al apoyar a un grupo de personas comprometidas con una forma distinta de hacer las cosas en Sintrajab y así mejorar, efectivamente, el nivel de sus vidas y de sus familias.
Me explicaron los señores Rogelio Williams y Douglas Brenes, integrantes de la destituida dirigencia por acción de la Sala IV, que en Japdeva, existe un grupo de suplentes, integrado por seiscientos trabajadores; estas personas se supone que son llamadas a sustituir a quienes se ausentan de sus puesto de trabajo, por vacaciones o períodos de incapacidad por enfermedad, sin embargo, algunos de sus integrantes, según los registros que me mostraron, tienen años sin laborar en Japdeva
A esos integrantes del grupo de suplentes, irónicamente, parece que ahora les dicen, que se quedaran sin oportunidad de trabajar en Japdeva, si el grupo de don Rogelio y don Douglas, sale reelecto y reitero que es irónico este decir, porque, mucho tiempo, estos trabajadores, han vivido en carne propia, el no haber sido considerados por esa vieja dirigencia sindical, para lograr nombramientos permanentes en Japdeva, tal vez, por no manifestarse como incondicionales de la anquilosada y desgastada dirigencia sindical.
Más bien, si el grupo de don Rogelio y don Douglas, es reelegido, sin duda, esas personas tendrían una gran oportunidad de llegar a ser trabajadores regulares pues de los actuales funcionarios, hay un número muy importante de ellos, que piensa aceptar la indemnización ofrecida por el Gobierno, para retirarse de la institución, con lo que quienes están ya como suplentes, según me aseguraron don Rogelio y don Douglas, serán los primeros en ser considerados, para llenar estos puestos que quedarían vacantes.
Si los suplentes y todos los demás integrantes de Sintrajab, analizan su actual situación objetiva e inteligentemente, no lo pensarían dos veces, en acudir a las urnas, el próximo veintiuno de enero y darle masivamente su apoyo al nuevo grupo, liderado por don Rogelio y don Douglas, quienes han hecho propuestas efectivas, visionarias y concretas para buscar cómo generar un mayor bienestar para todas y todos los miembros de Sintrabaj y para Limón.
El próximo 21 de enero, los trabajadores del Sindicato de Japdeva, Sintrajab, nuevamente, tendrán la gran oportunidad de decidir si siguen amarrados a una situación que, por años de años, los ha tenido postrados ante una dirigencia que pareciera tener en su mira otras motivaciones que sus tareas sindicales, o si vuelven a apoyar al grupo destituido por la Sala IV, que tiene una propuesta diferente pues entienden distinto la tarea a realizar, donde la confrontación como recurso, quedaría atrás, para dar espacio a un diálogo virtuoso entre todos quienes quieren y necesitan construir un mejor Limón.
Iniciar un año como si nada, es una enorme irresponsabilidad, pues un año de vida es un regalo muy grande como para desperdiciarlo. El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor tiempo de la vida, porque el que se proponga convertir este en su mejor año, lo puede lograr.
El año nuevo es una oportunidad más para convertir la vida, el hogar o el trabajo en ámbitos distintos. "Quiero una vida diferente”, “voy a comenzar bien”, “sí puedo lograrlo”, “¿qué requiero para hacerlo?”, “¿por qué no cumplí las metas en este año?”, “¿qué dejé de hacer?”, “¿en qué debo cambiar?”…,  son algunos pensamientos que podrían ayudarnos a terminar bien el dos mil diez y comenzar mejor el dos mil once.
Quizá el dos mil diez no fue el mejor año, pero por qué no pensar que el dos mil once va a ser distinto;  es un deseo, es un propósito, es una voluntad, y no debemos echarlo a perder. No olvidemos que tenemos otra oportunidad la cual no debemos desperdiciar porque la vida es realmente breve. Ya lo afirmaba el poeta inglés Robert Browning: “Ama un solo día, y el mundo habrá cambiado”.
Entonces por qué no aventurarnos a decir: "Desde hoy, desde este primer día, desde bien temprano, todo será distinto” En mi hogar, voy a desterrar ese egoísmo e indiferencia que tantos males provoca, voy a estrenar un nuevo amor con mi familia, seré mejor padre, madre, hermano o hijo.
Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiarlo, sino por el firme compromiso de ser mejor en él, en vez de quejarme por levantarme temprano y salir tarde, agradeceré que tengo con qué obtener el pan de cada día mientras hay tantos quienes hoy están desempleados.
Incluso podríamos desempolvar nuestra solidaridad para poner un poco más de empatía y generosidad en nuestra jornada diaria. La sociedad debería cansarse de seguir siendo egoísta, apática, intolerante, violenta, irrespetuosa e injusta. Aspiremos a otro estilo de vida, a otra forma de ser, una más positiva, más fraterna, juiciosa y humana…, ¿por qué no intentarlo?...
De ahí deberíamos sacar los grandes argumentos para enfrentar el dos mil once; las grandes razones para un cambio radical en donde no queramos resignarnos a ser iguales, sino a luchar, a trabajar, a crecer, progresar, y a querer empezar un nuevo año positivamente. De nosotros, exclusivamente, depende el qué vamos a hacer con él, cuáles serán nuestras metas y con cuál actitud vamos a enfrentarlo…
Por ello, el momento es propicio para reflexionar internamente sobre experiencias pasadas, situaciones presentes y el porvenir. Para aprender del pasado, disfrutar el presente y construir un futuro mejor. Lógicamente, siempre podemos escoger entre vivir el mundo tal cual lo conocemos o cambiarlo por el que deseamos, la decisión al final es, si así lo queremos, de cada uno según decida ejercitar su albedrío.
Definitivamente me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que rechazan el conformismo y la apatía, a los que piensan y actúan en grande, a los optimistas, y  a los que, aún conscientes de sus debilidades, confían y luchan por una vida mejor, por un año colmado de paz, amor, salud, armonía, unión, felicidad y prosperidad para todos.  ¿Y usted?...
Iniciar un año como si nada, es una enorme irresponsabilidad, pues un año de vida es un regalo muy grande como para desperdiciarlo. El inicio de un nuevo año es el momento para reunir las fuerzas y toda la ilusión para comenzar el mejor tiempo de la vida, porque el que se proponga convertir este en su mejor año, lo puede lograr.

 

En estas fechas, donde aunque por conveniencia humana, dividimos el tiempo en días, semanas y años, estamos a punto de finalizar este dos mil diez, en el cual vivimos alegrías y tristezas, donde obtuvimos éxitos pero también fracasos, donde dejamos que nuestras debilidades afloraran y, aún sin querer, lastimamos con ellas a alguien pero también hicimos lo propio con vuestras virtudes y gracias a ellas, le hicimos más llevadera la vida a alguien.
Si bien, no podemos llorar sobre el agua derramada pues el pasado ya no lo podemos cambiar, lo hecho, hecho está pero si podemos aprender de nuestras acertadas y erradas experiencias. El ser humano es el único animal que tiene la capacidad intelectual para aprender de sus vivencias, por lo que antes de hacer nuestra lista de propósitos a cumplir para el próximo año, deberíamos darle una ojeada a todo aquello que nos impidió cumplir los anhelos con los que iniciamos este dos mil diez. Solo así podremos estar en posibilidad de ser exitosos en la consecución de las metas y propósitos para el año que a pocas horas se inicia.
El año nuevo es una oportunidad para que hagamos un alto en nuestras vidas y nos preguntemos, sinceramente, sobre qué es lo que realmente debe ser importante en nuestras vidas; podría ser nuestra salud física, mental y espiritual o tal vez, deberíamos incluir también a nuestras relaciones de afecto, esas que nos alegran el corazón, cada vez, que encontramos a una de esas personas sujetas de nuestro cariño; esas que están por encima del bien y el mal, a quienes no podemos dejar de amar, a pesar de que, no sean como nosotros quisiéramos que fueran, desde nuestra perspectiva personal.
Quizás otro de los propósitos para el dos mil once, debería ser que haremos nuestro mejor esfuerzo para que toda persona que se acerque a nosotros, encuentre a un ser humano sensible a su condición humana y solo por ello, lo tratemos con todo respeto y consideración, como también nos gustaría ser tratado.
Para finalizar, también deberíamos pensar en nuestras metas profesionales, laborales, esas que tienen que ver con la manera con que conseguimos nuestros ingresos para satisfacer nuestras necesidades materiales y familiares y proponernos hacer lo mejor.
Debemos estar agradecidos por tener un trabajo y si no lo tenemos, confiar en que pronto algo nos saldrá. Debemos ser optimistas ante el año que estamos a punto de iniciar pero también debemos ser lógicos y menos sentimentales a la hora de proponernos nuestras metas y propósitos a cumplir, solo así estos serán verdaderas guías para nuestro caminar a lo largo de todo este dos mil once.
Dios derrame sus abundantes bendiciones hoy siempre sobre ustedes, amables oyentes de este su programa Panorama y sobre todos seres amados, para que el dos mil once, les traiga muchas más alegrías que tristezas, muchos más éxitos que retrocesos y mucho más paz personal y familiar que angustia. Feliz dos mil once.
En estas fechas, donde aunque por conveniencia humana, dividimos el tiempo en días, semanas y años, estamos a punto de finalizar este dos mil diez, en el cual vivimos alegrías y tristezas, donde obtuvimos éxitos pero también fracasos, donde dejamos que nuestras debilidades afloraran y, aún sin querer, lastimamos con ellas a alguien pero también hicimos lo propio con vuestras virtudes y gracias a ellas, le hicimos más llevadera la vida a alguien.

Año Nuevo, Retos Viejos

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Miércoles, 29 Diciembre 2010 07:55

En nuestras calles No todo es violencia

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En medio del caos vial que aqueja nuestras ciudades, de los “mercados” ambulantes que se ven en cada esquina, de los indigentes que duermen en los caños, se mueve una fuerza  de esperanza en nuestras calles.
Nuestros jóvenes, a través de organizaciones como “Un techo para mi país”, de “Santa en las Calles” y muchas más, se organizan para ayudar a resolver lo que nuestra generación y las pasadas no hemos podido resolver: la indigencia… los “precarios”… el hambre.
Pasan largas horas bajo el sol y el aguacero, consiguen audiencias en los medios de comunicación, y envían mensajes a través de la “web” pidiendo dinero, ropa, materiales de construcción y comida para luchar contra ese ejército de pobreza que asalta nuestras calles.
Jóvenes de todas las clases sociales, desde los más humildes hasta los “pipisillos”, se organizan eficientemente; nos sacan la ropa de los closets, el “rojo” de la billetera, el paquete de frijoles de la alacena y como si esto fuera poco pasan largas horas cocinando, lavando ropa, haciendo paquetes para luego, con la energía que solo la juventud da, lanzarse a las calles a repartir comida y ropa entre los indigentes, a construir techos dignos para docenas de familias.
Mientras estas iniciativas persistan, nuestro país puede albergar la esperanza de que algún día reduciremos la pobreza, y las escenas de indigentes y niños pordioseros en las calles. Estas iniciativas nos permiten soñar que la vorágine de violencia y el ensanchamiento de la brecha social podrán ser superados. Mi reconocimiento, gratitud y orgullo están con los cientos de jóvenes que dedican parte de su tiempo por un mejor país. Ellos no solo llevan esperanza a los pordioseros y desposeídos, sino también a un país entero que quiere creer que podemos ser mejores.
En medio del caos vial que aqueja nuestras ciudades, de los “mercados” ambulantes que se ven en cada esquina, de los indigentes que duermen en los caños, se mueve una fuerza  de esperanza en nuestras calles.
¿Qué sucedería en las áreas terrestres si a alguien se le ocurriera, mediante una reforma a la ley, talar y cazar en todas las áreas protegidas terrestres del país?
Algo similar, pero real, podría ocurrir en las áreas marinas protegidas si se aprueba el proyecto de reforma al artículo 9 de la Ley de Pesca y Acuicultura, que tramita actualmente la Comisión Especial Investigadora de la Provincia de Puntarenas.
Esta reforma, que representa una amenaza para los recursos marinos de esas áreas protegidas, pretende que se permita la pesca comercial en parques nacionales, violentando así la Constitución Política; tratados internacionales y la normativa vigente en el país.
Llama la atención que los diputados insistan en modificar una ley que se intentó reformar hace cuatro años, en el mismo sentido, y que fue condenada al archivo por considerársele inconstitucional.
Sorprende además, que mientras científicos del mundo consideran necesaria la creación de más áreas protegidas, en Costa Rica se quiera abrir a la explotación los pocos espacios donde se posibilita que las poblaciones se renueven, gracias a la protección de que gozan.
Las áreas marinas protegidas no buscan solamente regular la pesca, sino aportar a la conservación, ofrecer sitios para el turismo y la recreación, beneficiar a las comunidades costeras, y representar los intereses de gran cantidad de costarricenses.
Permitir la pesca comercial o cualquier otro tipo de actividad extractiva en parques nacionales contraviene lo dispuesto en el artículo 50 de la Constitución Política, y el Capítulo XVII del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, porque representa una disminución en el nivel de protección ambiental que actualmente gozan nuestras áreas silvestres protegidas.
Este proyecto no se justifica por cuanto del total de 589 683 Km2 correspondientes a las aguas jurisdiccionales de Costa Rica, únicamente un 0.79% está declarado como área marina protegida, y de este porcentaje sólo el 0.67% corresponde a parques nacionales.  La pesca comercial es permitida en el 99.2% de las aguas jurisdiccionales del país, precisamente porque el recurso ha mermado considerablemente por una mala planificación y manejo pesquero.
Los estudios demuestran que la función ecológica de los parques nacionales es indiscutible para garantizar la sostenibilidad de la actividad pesquera a corto, mediano y largo plazo.
La propuesta de reforma que nos ocupa, no soluciona la compleja problemática del sector pesquero nacional, porque para ello se requieren propuestas integrales. Hoy en día este sector afronta un desmejoramiento productivo en las áreas de pesca, causado precisamente por los efectos de la sobrepesca y el manejo inadecuado y no sostenible que se ha dado de los recursos marinos.
Máster Patricia Vega Herrera. Directora Nacional. Fundación MarViva.
¿Qué sucedería en las áreas terrestres si a alguien se le ocurriera, mediante una reforma a la ley, talar y cazar en todas las áreas protegidas terrestres del país?
Algo similar, pero real, podría ocurrir en las áreas marinas protegidas si se aprueba el proyecto de reforma al artículo 9 de la Ley de Pesca y Acuicultura, que tramita actualmente la Comisión Especial Investigadora de la Provincia de Puntarenas.
Desde que vi la película Titanic quedaron marcadas en mi memoria las escenas en donde un grupo de músicos, a pesar de estar tan cercana la muerte, deciden hacerle agradable a mucha gente sus últimos momentos al continuar interpretando juntos una melodía, mientras que, por otro lado, el novio rico no tiene reparos en usar cualquier medio con tal de salvarse, aún sabiendo que así otros perdían su vida.
Esto lo relaciono con nuestra responsabilidad como ciudadanos, pues todos, y especialmente quienes tienen unos deberes sociales, estamos llamados a promover el lado positivo  de la sociedad, debiéndonos preguntar ¿qué podemos hacer para convertirnos en ciudadanos solidarios en vez de individuos egoístas, consumidos por nuestros propios intereses? Lógicamente responder a la pregunta acerca de la dimensión solidaria de la ciudadanía no parece una cuestión fácil. Ello no es nada extraño pues, en el fondo, la ciudadanía difícilmente se puede considerar como un hecho natural, siendo más bien una construcción social.
Empero, se puede decir que la ciudadanía es, antes que cualquier otro asunto, el esfuerzo por superar el aislamiento rústico para promover la comunicación de la civilidad; es decir, lo propio del ciudadano es un cierto tipo de comportamiento que evoca la idea de decoro, cortesía o urbanidad, contra las actitudes inciviles.
Implica, a la vez, una decisión de humanismo con los demás, manteniendo una actitud de ayuda, que comienza en el respeto y la comprensión por encima de las diferencias no sólo de grupos de pertenencia, sino, también, de condiciones personales las cuales abren la posibilidad para llegar a alcanzar altos niveles de empatía con cualquiera de los miembros de nuestra sociedad.
También ciudadanía solidaria significa responsabilidad en el cumplimiento de los deberes personales que incluyen, primeramente, los de tipo familiar, profesional y social, con plena conciencia de que los derechos no están separados de los deberes, pues, en última instancia, no pueden promoverse buenos ciudadanos mientras no se haga notar que la mayor parte de los derechos y libertades están relacionados con el nivel de deberes que los ciudadanos asumen para sí mismos.
Naturalmente, los deberes de los ciudadanos son en parte iguales y en parte distintos. Por ejemplo, todos estamos llamados a obedecer a las leyes justas. Todos estamos convocados a trabajar, teniendo en cuenta el bien del país. Pero quienes están en una posición social o económica destacada, han de ser conscientes de sus especiales deberes de ejemplaridad y de su compromiso en hacer posible el pleno empleo de sus responsabilidades con el fin de que mejoren las condiciones de vida de todos los ciudadanos.
No es que la ciudadanía solidaria convierta en iguales a todos, pero implica el reconocimiento de una igual dignidad sustancial, cuya traducción jurídica consiste en el respeto a la Declaración Universal de Derechos de los Humanos. Como lo señala el doctor en Filosofía, Jorge Seibold, “los derechos no dejan de ser un ideal rico en valores que es preciso conquistar continuamente para hacerlos plenamente reales, de lo contrario se pierden. Por eso la formación en los derechos y también en los deberes no es solamente una enseñanza de contenidos que solo es preciso conocer, sino también de prácticas para que sean vividos y conquistados por la ciudadanía para el bien común”.
Sencillamente, ciudadanía solidaria es repensar nuestros desafíos a la innovación democrática, tomar en cuenta los nuevos actores sociales, las nuevas problemáticas y las nuevas posibilidades de participación para abrir los horizontes de una Costa Rica más próspera, equitativa, plural y humana.
Desde que vi la película Titanic quedaron marcadas en mi memoria las escenas en donde un grupo de músicos, a pesar de estar tan cercana la muerte, deciden hacerle agradable a mucha gente sus últimos momentos al continuar interpretando juntos una melodía, mientras que, por otro lado, el novio rico no tiene reparos en usar cualquier medio con tal de salvarse, aún sabiendo que así otros perdían su vida.