Con satisfacción recibimos esta semana noticias sobre los esfuerzos que realizan nuestras autoridades en la construcción de una red adecuada de defensa a lo largo de nuestra frontera norte.
No sabemos a ciencia cierta qué tanto se ha avanzado, ni tan siquiera, si tendremos tiempo de prepararnos adecuadamente frente a cualquier nueva agresión que surja de la extraviada cabeza del señor Ortega … Presidente de Nicaragua, para pena y vergüenza de aquél lastimado pueblo.
Ortega, sus lacayos, y los Jefes que desde otras latitudes le ordenan bailar al son de la música que más les interese, han comprobado que son, y que serán siempre una seria amenaza para la integridad territorial, la seguridad y paz de este país. Como bien lo sintetizó nuestra presidenta: son enemigos de Costa Rica.
Frente a ellos: Caminos; helipuertos; electricidad; tecnología de vigilancia y defensa; refuerzo armado; obstáculos frente al abuso militar foráneo en los cauces de nuestros ríos; facilidades de movilización; policía de fronteras, … pero muy especialmente: un pueblo educado y preparado, que es consciente de la trascendencia de estos tiempos.
Parece que al fin nos hemos percatado de que la dignidad y el respeto, no solo se deben exhibir con propiedad y decoro en los foros internacionales, lo que hasta ahora hemos hecho en forma contundente, precisa y acertada; sino que también se tiene que demostrar con acciones concretas y sacrificio. Como lo dijo el señor Ministro de Seguridad Pública, don José María Tijerino: “Haremos lo que sean necesarios. El Gobierno (a lo que yo le agrego … y el pueblo de Costa Rica) estamos decididos a defender la integridad territorial, y no escatimaremos esfuerzos en la defensa de la soberanía del territorio nacional”.
Es claro que entendemos que los preparativos nacionales en torno al conflicto provocado por el Gobierno de Nicaragua y sus matones armados, en el Caribe norte de nuestro territorio, es tema delicado atinente a la seguridad de la nación, del que no se puede ni debe brindar más información que la que resulte estrictamente necesaria para que los costarricenses adoptemos, en forma oportuna y decidida, las acciones que correspondan.
La absurda respuesta que Nicaragua le ha dado a nuestras acciones en la Corte Internacional de Justicia, también deben traernos satisfacción. Sin dejar de alguna forma de lamentar, el espantoso ridículo internacional en que han dejado de nuevo a su pueblo, hace mucho, cuna de pensadores, pero desde hace bastante, víctima de violentos timadores.
Hoy es tiempo de estar unidos y de dejar para luego las disputas atinentes a intereses personales o grupales que puedan ser postergadas, y distraigan a nuestras autoridades de sus funciones. La confianza en ellos fue democráticamente depositada, y hay momentos como el presente, en los que debemos asirnos en la madurez de nuestro sistema político, y los fuertes controles de nuestra institucionalidad. Al Gobierno, le corresponde propiciar un ambiente que favorezca que todos cerremos filas en torno a los objetivos comunes y superiores.
Estemos atentos, y no bajemos la guardia porque el San Juan suena … y aunque ese es río que no arrastra piedras; si hemos podido comprobar que en su margen norte es la excusa perfecta que embrutece, para traer hasta nuestro territorio el verde olivo del soldado extranjero invasor, con que tanto le gusta disfrazar sus intereses personales a los oportunistas gobernantes nicaragüenses.
Con satisfacción recibimos esta semana noticias sobre los esfuerzos que realizan nuestras autoridades en la construcción de una red adecuada de defensa a lo largo de nuestra frontera norte.
No sabemos a ciencia cierta qué tanto se ha avanzado, ni tan siquiera, si tendremos tiempo de prepararnos adecuadamente frente a cualquier nueva agresión que surja de la extraviada cabeza del señor Ortega … Presidente de Nicaragua, para pena y vergüenza de aquél lastimado pueblo.
Ortega, sus lacayos, y los Jefes que desde otras latitudes le ordenan bailar al son de la música que más les interese, han comprobado que son, y que serán siempre una seria amenaza para la integridad territorial, la seguridad y paz de este país. Como bien lo sintetizó nuestra presidenta: son enemigos de Costa Rica.
Frente a ellos: Caminos; helipuertos; electricidad; tecnología de vigilancia y defensa; refuerzo armado; obstáculos frente al abuso militar foráneo en los cauces de nuestros ríos; facilidades de movilización; policía de fronteras, … pero muy especialmente: un pueblo educado y preparado, que es consciente de la trascendencia de estos tiempos.
Parece que al fin nos hemos percatado de que la dignidad y el respeto, no solo se deben exhibir con propiedad y decoro en los foros internacionales, lo que hasta ahora hemos hecho en forma contundente, precisa y acertada; sino que también se tiene que demostrar con acciones concretas y sacrificio. Como lo dijo el señor Ministro de Seguridad Pública, don José María Tijerino: “Haremos lo que sean necesarios. El Gobierno (a lo que yo le agrego … y el pueblo de Costa Rica) estamos decididos a defender la integridad territorial, y no escatimaremos esfuerzos en la defensa de la soberanía del territorio nacional”.
Es claro que entendemos que los preparativos nacionales en torno al conflicto provocado por el Gobierno de Nicaragua y sus matones armados, en el Caribe norte de nuestro territorio, es tema delicado atinente a la seguridad de la nación, del que no se puede ni debe brindar más información que la que resulte estrictamente necesaria para que los costarricenses adoptemos, en forma oportuna y decidida, las acciones que correspondan.
La absurda respuesta que Nicaragua le ha dado a nuestras acciones en la Corte Internacional de Justicia, también deben traernos satisfacción. Sin dejar de alguna forma de lamentar, el espantoso ridículo internacional en que han dejado de nuevo a su pueblo, hace mucho, cuna de pensadores, pero desde hace bastante, víctima de violentos timadores.
Hoy es tiempo de estar unidos y de dejar para luego las disputas atinentes a intereses personales o grupales que puedan ser postergadas, y distraigan a nuestras autoridades de sus funciones. La confianza en ellos fue democráticamente depositada, y hay momentos como el presente, en los que debemos asirnos en la madurez de nuestro sistema político, y los fuertes controles de nuestra institucionalidad. Al Gobierno, le corresponde propiciar un ambiente que favorezca que todos cerremos filas en torno a los objetivos comunes y superiores.
Estemos atentos, y no bajemos la guardia porque el San Juan suena … y aunque ese es río que no arrastra piedras; si hemos podido comprobar que en su margen norte es la excusa perfecta que embrutece, para traer hasta nuestro territorio el verde olivo del soldado extranjero invasor, con que tanto le gusta disfrazar sus intereses personales a los oportunistas gobernantes nicaragüenses.