Admiro la belleza sin igual de la naturaleza siempre verde de Limón, sus grandes contrastes culturales, su riqueza culinaria y musical, la fuerza expresiva de sus pintores, el legado indígena y afrocaribeño que tenemos en la provincia.
Por todo eso, deseo hacer eco de las palabras del comentarista Orlando Castro, quien además es el director del programa Panorama, de la Cámara Nacional de Radio, en el sentido de que ya es hora de que Limón cambie su actitud hacia el progreso y la modernización de los puertos.
El sindicato de JAPDEVA ha sido una lacra para Limón, ha sido una piedra en el zapato, se ha convertido en un muro entre Limón y el desarrollo.
Es una vergüenza que el puerto de Limón sea el peor de América Central y que estemos entre los países con los peores servicios portuarios en el mundo entero.
Es una vergüenza que las encuestas en los cruceros del Caribe señalen a Limón como el destino menos apreciado por quienes hacen turismo en barcos por el mundo más vistoso del planeta. ¿Cómo puede ser que Limón no luzca, no brille, a pesar de sus encantos?
Ensayo ahora una respuesta. Es una vergüenza que los dirigentes sindicales tengan privilegios y fomenten una cultura de la pereza, del mínimo esfuerzo, del apego a la mediocridad y el conformismo. Tiene razón don Orlando Castro.
Sin duda, la Sala Constitucional le dio una bofetada al progreso de Limón al devolver al poder a una caterva de dirigentes sindicalistas que han promovido la alcahuetería y el retraso, la lentitud y la inoperancia de los puertos.
El 21 de enero, los trabajadores de JAPDEVA tienen la valiosa oportunidad de decirles sí al desarrollo, sí al progreso, sí a la modernización de los puertos. Eso no será posible si siguen al frente del sindicato los dirigentes que se oponen a la mejora sustancial que requiere la visión de servicio y de competitividad de nuestros puertos.
Limón y Moín tienen todo para mejorar si quedan al frente del sindicato dirigentes mesurados, inteligentes, estables, que no le temen a la competencia y que saben que Costa Rica debe salir del vergonzoso puesto que tiene entre los países con pésimos servicios portuarios.
Limón produce riqueza, produce la mayor parte de lo que exportamos en cajas de banano, y una parte cada día más importante de lo que producimos en piña.
Es hora de que Limón se ponga de pie y se lave la cara ante el país y el mundo de la mano de dirigentes sindicales responsables, valientes y decidimos.
Tiene razón don Orlando Castro: si seguimos con los dirigentes que devolvió al poder la Sala Constitucional, Limón seguirá dando tumbos y Costa Rica seguirá con pésimas calificaciones en cuanto a sus servicios portuarios.