En defensa de la soberanía
Guillermo Quirós Alvarez
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Como profesional en ciencias geofísicas, doy certeza de que: a) la isla Los Portillos –norte de Calero- es territorio nacional; b) los efectos ambientales y económicos del dragado en un par de meses serán de elevada magnitud (cientos de miles de millones de dólares) sobre las playas del Caribe Sur, los humedales de la Barra del Colorado y su valiosa biodiversidad; c) de ejecutarse cualquiera de los dos megaproyectos: la hidroeléctrica Brito o el Canal Interoceánico, las consecuencias adicionales sobre los mismos ecosistemas en el Caribe y sobre las llanuras del Guatuso (humedales de Medio Queso, Caño Negro, Los Chiles, empresas agrícolas, ganaderas y humildes viviendas), desbordarán lo concebible .
Para enfocar el impacto de lo afirmado, tengamos presente la violación al artículo 50 de la Constitución, el cual establece como derecho fundamental un ambiente sano y equilibrado. Pero aún con más profundidad el artículo 2 reza: “La Soberanía reside exclusivamente en la nación”. ¨La nación” es la suma del territorio, el pueblo y el poder en un Estado. Y Soberanía es la piedra angular sobre la cual descansa la vida de la nación, pues como fino velo que enlaza el triduo citado, lo transforma en sólido cristal. Por ello el celo por su defensa corresponde, reside y constituye libre expresión de la voluntad del pueblo, que cobra vida -en nuestro sistema democrático- a través de la acción de los poderes públicos, en respuesta al clamor del pueblo.
Ante estos principios supremos, el hecho incontrovertido de que al amparo de las sombras, el ejército nica el 31 de octubre del 2010 invadió el territorio nacional; y más grave aún, que después de 65 días se encuentre mancillando suelo patrio, constituye a todas luces el cobarde desgarro del velo soberano y la violación de nuestra patria. Y quien no lo entienda así, no merece vivir bajo este cielo. A este principio se refería Juanito Mora cuando en noviembre de 1855 proclamó: “Aquí no encontrarán jamás los invasores partido, espías ni traidores. ¡Ay del nacional o extranjero que intente seducir la inocencia, fomentar discordias, o vendernos! Aquí no encontrarán más que hermanos, verdaderos hermanos, resueltos irrevocablemente a defender la patria como a la santa madre de todo cuanto aman, y a exterminar hasta el último de sus enemigos”...
¡Despierta conciencia nacional! ¡Que estamos frente a un momento crítico en nuestra historia! No podemos, compatriotas, evadir el deber moral y ético de defender la patria con firmeza. Por dignidad nacional debemos romper relaciones diplomáticas de inmediato con el agresor. Ya nuestra Presidenta en un gesto de valentía lo declaró “enemigo de nuestro pueblo”. Ahora es deber patrio, por encima de color político o credo religioso; darle nuestro respaldo.
Puede que haya sutiles fuerzas de origen foráneo que antepongan sus intereses financieros ante los principios patrios, pero ¡la soberanía no se discute, se exige!
En defensa de la soberanía
Guillermo Quirós Alvarez
Como profesional en ciencias geofísicas, doy certeza de que: a) la isla Los Portillos –norte de Calero- es territorio nacional; b) los efectos ambientales y económicos del dragado en un par de meses serán de elevada magnitud (cientos de miles de millones de dólares) sobre las playas del Caribe Sur, los humedales de la Barra del Colorado y su valiosa biodiversidad; c) de ejecutarse cualquiera de los dos megaproyectos: la hidroeléctrica Brito o el Canal Interoceánico, las consecuencias adicionales sobre los mismos ecosistemas en el Caribe y sobre las llanuras del Guatuso (humedales de Medio Queso, Caño Negro, Los Chiles, empresas agrícolas, ganaderas y humildes viviendas), desbordarán lo concebible .
Para enfocar el impacto de lo afirmado, tengamos presente la violación al artículo 50 de la Constitución, el cual establece como derecho fundamental un ambiente sano y equilibrado. Pero aún con más profundidad el artículo 2 reza: “La Soberanía reside exclusivamente en la nación”. ¨La nación” es la suma del territorio, el pueblo y el poder en un Estado. Y Soberanía es la piedra angular sobre la cual descansa la vida de la nación, pues como fino velo que enlaza el triduo citado, lo transforma en sólido cristal. Por ello el celo por su defensa corresponde, reside y constituye libre expresión de la voluntad del pueblo, que cobra vida -en nuestro sistema democrático- a través de la acción de los poderes públicos, en respuesta al clamor del pueblo.
Ante estos principios supremos, el hecho incontrovertido de que al amparo de las sombras, el ejército nica el 31 de octubre del 2010 invadió el territorio nacional; y más grave aún, que después de 65 días se encuentre mancillando suelo patrio, constituye a todas luces el cobarde desgarro del velo soberano y la violación de nuestra patria. Y quien no lo entienda así, no merece vivir bajo este cielo. A este principio se refería Juanito Mora cuando en noviembre de 1855 proclamó: “Aquí no encontrarán jamás los invasores partido, espías ni traidores. ¡Ay del nacional o extranjero que intente seducir la inocencia, fomentar discordias, o vendernos! Aquí no encontrarán más que hermanos, verdaderos hermanos, resueltos irrevocablemente a defender la patria como a la santa madre de todo cuanto aman, y a exterminar hasta el último de sus enemigos”...
¡Despierta conciencia nacional! ¡Que estamos frente a un momento crítico en nuestra historia! No podemos, compatriotas, evadir el deber moral y ético de defender la patria con firmeza. Por dignidad nacional debemos romper relaciones diplomáticas de inmediato con el agresor.
Ya nuestra Presidenta en un gesto de valentía lo declaró “enemigo de nuestro pueblo”. Ahora es deber patrio, por encima de color político
o credo religioso; darle nuestro respaldo.
Puede que haya sutiles fuerzas de origen foráneo que antepongan sus intereses financieros ante los principios patrios, pero ¡la soberanía no se discute, se exige!