Comentarios
Señalaba el profesor Jaime Vera que “la transformación social no se engendra directamente por la educación. Se engendra por la aplicación de la educación. Y la aplicación de la educación es acción, acción inteligente, pero acción”. Y esto no se hace más pertinente ante la complejidad de las demandas políticas, económicas, culturales y sociales del siglo XXI, en donde el ámbito educativo también se ve inmerso en un eminente proceso de formación dentro de lo que es la sociedad global del conocimiento, de la era tecnológica, de exigencias del mercado y de diversidades sociales.
Ciertamente la educación debe implicar un cambio hacia la liberación y el desarrollo de los humanos y los pueblos. Es requisito indispensable para hacer productivo el trabajo, es un medio privilegiado de movilidad social, una puerta a la información, al conocimiento y a la historia tanto individual y colectiva que afirma la identidad; es decir, el ser propio. Por ello fortalecer al sistema educativo es la inversión más noble, rentable y estratégica que el Estado y la sociedad pueden llevar a cabo pues invertir en la formación de las nuevas generaciones, en su capital humano, es concurrir a la riqueza social para colocarnos en la senda de un desarrollo humanista, democrático y sustentable.
Este perece ser el consenso más evidente en, prácticamente, todo espacio: lo mismo en una conversación familiar que en un seminario de académicos; en los medios de comunicación o en las reuniones de gabinetes especializados; en las aulas educativas como fuera de ellas..., definitivamente la educación es, a un tiempo, el principal problema del país y su esperanza más grande.
Ante este panorama, es evidente que, en materia de educación, se deben multiplicar los espacios para que los docentes e investigadores, las autoridades educativas, los padres de familia, los alumnos, las organizaciones sociales o empresariales, y todas los agentes comprometidos con el fenómeno educativo, discutan, con sentido de urgencia, sobre avances, temas pendientes, problemas y retos, con una visión estratégica y una clara visión de cambio.
Por ejemplo, hay que avanzar firme y pronto sobra la calidad y la pertinencia de la educación; sobre los contenidos y los recursos; sobre el imperativo de fortalecer los valores cívicos como la tolerancia, el respeto a la dignidad humana, al ambiente y a los derechos humanos, pero también a la diversidad étnica, cultural, religiosa, y el respeto por la Patria. En definitiva, replantear la educación costarricense desde una visión más crítica, innovadora y activa se hace hoy una tarea imperiosa si lo que buscamos es la formación de alumnos con capacidad de liderazgo y ciudadanos con mayor participación social.
Por lo tanto, acompañar al nuevo tiempo político de equilibrio de poderes, de responsabilidades compartidas, de un sólido sustento democrático que tanto exige Costa Rica, con un esfuerzo inédito en el terreno educativo, será no sólo la mejor, sino, la única fórmula eficaz de sustentar, en bases firmes, un proyecto de nación en este siglo veintiuno. De esta manera podrá aclimatarse, en nuestra tierra, una pedagogía democrática que ayude al ejercicio de un proceso educativo de excelencia.
Como señalara el investigador alemán Derry Hannam, “la Educación Democrática se basa en el respeto a los alumnos; ocurre cuando se les honra y se les reconoce como individuos que participan activamente en su camino por la educación y la democracia; es, sencillamente, una educación basada en la sana convivencia, el diálogo y los derechos humanos que logra no solo preparar profesionales eficaces sino ciudadanos responsables".
Señalaba el profesor Jaime Vera que “la transformación social no se engendra directamente por la educación. Se engendra por la aplicación de la educación. Y la aplicación de la educación es acción, acción inteligente, pero acción”. Y esto no se hace más pertinente ante la complejidad de las demandas políticas, económicas, culturales y sociales del siglo XXI, en donde el ámbito educativo también se ve inmerso en un eminente proceso de formación dentro de lo que es la sociedad global del conocimiento, de la era tecnológica, de exigencias del mercado y de diversidades sociales.
Señalaba el profesor Jaime Vera que “la transformación social no se engendra directamente por la educación. Se engendra por la aplicación de la educación. Y la aplicación de la educación es acción, acción inteligente, pero acción”. Y esto no se hace más pertinente ante la complejidad de las demandas políticas, económicas, culturales y sociales del siglo XXI, en donde el ámbito educativo también se ve inmerso en un eminente proceso de formación dentro de lo que es la sociedad global del conocimiento, de la era tecnológica, de exigencias del mercado y de diversidades sociales.
Ciertamente la educación debe implicar un cambio hacia la liberación y el desarrollo de los humanos y los pueblos. Es requisito indispensable para hacer productivo el trabajo, es un medio privilegiado de movilidad social, una puerta a la información, al conocimiento y a la historia tanto individual y colectiva que afirma la identidad; es decir, el ser propio. Por ello fortalecer al sistema educativo es la inversión más noble, rentable y estratégica que el Estado y la sociedad pueden llevar a cabo pues invertir en la formación de las nuevas generaciones, en su capital humano, es concurrir a la riqueza social para colocarnos en la senda de un desarrollo humanista, democrático y sustentable.
Este perece ser el consenso más evidente en, prácticamente, todo espacio: lo mismo en una conversación familiar que en un seminario de académicos; en los medios de comunicación o en las reuniones de gabinetes especializados; en las aulas educativas como fuera de ellas..., definitivamente la educación es, a un tiempo, el principal problema del país y su esperanza más grande.
Ante este panorama, es evidente que, en materia de educación, se deben multiplicar los espacios para que los docentes e investigadores, las autoridades educativas, los padres de familia, los alumnos, las organizaciones sociales o empresariales, y todas los agentes comprometidos con el fenómeno educativo, discutan, con sentido de urgencia, sobre avances, temas pendientes, problemas y retos, con una visión estratégica y una clara visión de cambio.
Por ejemplo, hay que avanzar firme y pronto sobra la calidad y la pertinencia de la educación; sobre los contenidos y los recursos; sobre el imperativo de fortalecer los valores cívicos como la tolerancia, el respeto a la dignidad humana, al ambiente y a los derechos humanos, pero también a la diversidad étnica, cultural, religiosa, y el respeto por la Patria. En definitiva, replantear la educación costarricense desde una visión más crítica, innovadora y activa se hace hoy una tarea imperiosa si lo que buscamos es la formación de alumnos con capacidad de liderazgo y ciudadanos con mayor participación social.
Por lo tanto, acompañar al nuevo tiempo político de equilibrio de poderes, de responsabilidades compartidas, de un sólido sustento democrático que tanto exige Costa Rica, con un esfuerzo inédito en el terreno educativo, será no sólo la mejor, sino, la única fórmula eficaz de sustentar, en bases firmes, un proyecto de nación en este siglo veintiuno. De esta manera podrá aclimatarse, en nuestra tierra, una pedagogía democrática que ayude al ejercicio de un proceso educativo de excelencia.
Como señalara el investigador alemán Derry Hannam, “la Educación Democrática se basa en el respeto a los alumnos; ocurre cuando se les honra y se les reconoce como individuos que participan activamente en su camino por la educación y la democracia; es, sencillamente, una educación basada en la sana convivencia, el diálogo y los derechos humanos que logra no solo preparar profesionales eficaces sino ciudadanos responsables".
Señalaba el profesor Jaime Vera que “la transformación social no se engendra directamente por la educación. Se engendra por la aplicación de la educación. Y la aplicación de la educación es acción, acción inteligente, pero acción”. Y esto no se hace más pertinente ante la complejidad de las demandas políticas, económicas, culturales y sociales del siglo XXI, en donde el ámbito educativo también se ve inmerso en un eminente proceso de formación dentro de lo que es la sociedad global del conocimiento, de la era tecnológica, de exigencias del mercado y de diversidades sociales.
Mi amada escuela en Guadalupe de Cartago se construyó en el Gobierno de don León Cortés y por su parecido con ella, las Escuelas Pilar Jiménez de Guadalupe de San José y Jesús Jiménez de Cartago han de haber sido construidas por ese mismo tiempo. Curiosamente todos esos templos del saber fueron estructuras creadas en tiempos en los que la demanda de estudiantes era mucho menor de lo que es ahora, los recursos destinados a la educación también eran pocos, la producción del país dependía absolutamente de la exportación de bananos y café y no era tan diversificada como lo es hoy; cuando es el turismo, la tecnología y el saber los productos que más exportamos.
Hace unos días; don Eugenio Gordienko, creador de obras de infraestructura tan valiosas como los edificios de la Corte Suprema de Justicia, el BCCR, el INS y el puente Rafael Iglesias, me comentaba la fluidez con que se tomaban las decisiones para hacer esas obras, como aquellos eran tiempos de mucha más limitación de recursos y como la tecnología era realmente modesta. Curiosamente, TODAS esas obras están hoy en pie y sin dificultades, pese al paso de los años.
En un sentido literal, la infraestructura pública del país ha caído en un enorme hueco de desprestigio, irresponsabilidad, deterioro y vergüenza. La obra pública, así como otras muchas cosas y funcionarios públicos, nos ha hecho caer en el ridículo y nos han dibujado una enorme cara de payasos ante la comunidad internacional pero sobre todo, ante el pueblo honesto que sigue siendo mayoría en este pequeño país. La enorme pérdida de dignidad y orgullo nacional, nos ha hecho retroceder vergonzosamente.
En el ámbito de la obra pública: NO pegamos una. Antes, toda la infraestructura pública estaba en manos del estado, hasta que empezaron los problemas de eficiencia, de robadera de materiales, de mala calidad y de la ausencia total de planificación y control, que nos hace hacer una carretera y dos semanas después volver a abrirla porque no se coordinó la electrificación o el entubamiento de una acueducto.
Ante la incapacidad del estado, pasamos a procesos licitatorios, caracterizados muchas veces por el chorizo, la contratación de los amigotes para pagar favores políticos y el saqueo de millones de colones en materiales y tiempo que se cobraba sin haber trabajado.
Luego vino la concesión de obra pública como la pomada canaria. En algunos casos, cambiamos monopolios públicos por monopolios privados y si los primeros son malos, los segundos son peores. Si en los primeros, el saqueo a merced de algunos sindicalistas sinvergüenzas es la norma, en los monopolios privados, la rentabilidad de los emporios empresariales que representan es el objetivo único y la voracidad del dinero es la que impera. Se perdió allí cualquier visión de rentabilidad social de los proyectos públicos y se sustituyó por una visión de negocio, en el que los más altos rendimientos es la meta suprema, sin importar nada más.
La declaratoria de emergencias nacionales para aligerar procesos, fue la última de las ocurrencias. Se abrió así la puerta del infierno, al que le llamaron dignidad. Les dimos así a los delincuentes públicos y privados toda la libertad para que pisotearan el nombre de Juanito Mora, formando contubernios para estafarnos a todos los que mantenemos con nuestros, a este puño de pillos invasores y destructores de la dignidad de un pueblo.
¿Qué cuándo fue que caímos en el hueco? Fue aquel día en que renunciamos a la ética, aquel en que se nos olvidaron nuestros ideales, aquel que nos hizo olvidar nuestro origen y aquel en que perdieron la vergüenza aquellos
que por falta de ella, no nos hacen el favor de renunciar…
Comentario de Alexander Hernández Camacho,
Mi amada escuela en Guadalupe de Cartago se construyó en el Gobierno de don León Cortés y por su parecido con ella, las Escuelas Pilar Jiménez de Guadalupe de San José y Jesús Jiménez de Cartago han de haber sido construidas por ese mismo tiempo
Mi amada escuela en Guadalupe de Cartago se construyó en el Gobierno de don León Cortés y por su parecido con ella, las Escuelas Pilar Jiménez de Guadalupe de San José y Jesús Jiménez de Cartago han de haber sido construidas por ese mismo tiempo. Curiosamente todos esos templos del saber fueron estructuras creadas en tiempos en los que la demanda de estudiantes era mucho menor de lo que es ahora, los recursos destinados a la educación también eran pocos, la producción del país dependía absolutamente de la exportación de bananos y café y no era tan diversificada como lo es hoy; cuando es el turismo, la tecnología y el saber los productos que más exportamos.
Hace unos días; don Eugenio Gordienko, creador de obras de infraestructura tan valiosas como los edificios de la Corte Suprema de Justicia, el BCCR, el INS y el puente Rafael Iglesias, me comentaba la fluidez con que se tomaban las decisiones para hacer esas obras, como aquellos eran tiempos de mucha más limitación de recursos y como la tecnología era realmente modesta. Curiosamente, TODAS esas obras están hoy en pie y sin dificultades, pese al paso de los años.
En un sentido literal, la infraestructura pública del país ha caído en un enorme hueco de desprestigio, irresponsabilidad, deterioro y vergüenza. La obra pública, así como otras muchas cosas y funcionarios públicos, nos ha hecho caer en el ridículo y nos han dibujado una enorme cara de payasos ante la comunidad internacional pero sobre todo, ante el pueblo honesto que sigue siendo mayoría en este pequeño país. La enorme pérdida de dignidad y orgullo nacional, nos ha hecho retroceder vergonzosamente.
En el ámbito de la obra pública: NO pegamos una. Antes, toda la infraestructura pública estaba en manos del estado, hasta que empezaron los problemas de eficiencia, de robadera de materiales, de mala calidad y de la ausencia total de planificación y control, que nos hace hacer una carretera y dos semanas después volver a abrirla porque no se coordinó la electrificación o el entubamiento de una acueducto.
Ante la incapacidad del estado, pasamos a procesos licitatorios, caracterizados muchas veces por el chorizo, la contratación de los amigotes para pagar favores políticos y el saqueo de millones de colones en materiales y tiempo que se cobraba sin haber trabajado.
Luego vino la concesión de obra pública como la pomada canaria. En algunos casos, cambiamos monopolios públicos por monopolios privados y si los primeros son malos, los segundos son peores. Si en los primeros, el saqueo a merced de algunos sindicalistas sinvergüenzas es la norma, en los monopolios privados, la rentabilidad de los emporios empresariales que representan es el objetivo único y la voracidad del dinero es la que impera. Se perdió allí cualquier visión de rentabilidad social de los proyectos públicos y se sustituyó por una visión de negocio, en el que los más altos rendimientos es la meta suprema, sin importar nada más.
La declaratoria de emergencias nacionales para aligerar procesos, fue la última de las ocurrencias. Se abrió así la puerta del infierno, al que le llamaron dignidad. Les dimos así a los delincuentes públicos y privados toda la libertad para que pisotearan el nombre de Juanito Mora, formando contubernios para estafarnos a todos los que mantenemos con nuestros, a este puño de pillos invasores y destructores de la dignidad de un pueblo.
¿Qué cuándo fue que caímos en el hueco? Fue aquel día en que renunciamos a la ética, aquel en que se nos olvidaron nuestros ideales, aquel que nos hizo olvidar nuestro origen y aquel en que perdieron la vergüenza aquellos
que por falta de ella, no nos hacen el favor de renunciar…
Comentario de Alexander Hernández Camacho,
Mi amada escuela en Guadalupe de Cartago se construyó en el Gobierno de don León Cortés y por su parecido con ella, las Escuelas Pilar Jiménez de Guadalupe de San José y Jesús Jiménez de Cartago han de haber sido construidas por ese mismo tiempo
Es curioso que, de alguna manera, en nuestro medio, el considerarse o no feliz tenga que depender de los criterios derivados de una realidad tan lejana como la propuesta entre nosotros, hace pocas semanas, por algún estudioso de Bután.
Buen gobierno, sostenibilidad, preservar la cultura, cuidar el medio, usar bien el tiempo o animar comunidades guiadas por buenos gobiernos locales parecerían como las claves para ser felices.
¿Será realmente así?
Me parece que falta una cosa decisiva. Se trata de la cuestión del sentido. Hoy, que la vida del ser humano transcurre entre la tecnoeconomía y la búsqueda del sentido, parece que todo se redujera a una vía doble: o vivir funcionalmente o dar orientación y significado a las tareas, a las luchas y a los mismos logros.
El ser humano solo inmerso en lo funcional y eficaz, en lo productivo y rentable, es claro que no llega a ver otras dimensiones de su vida e historia.
Necesita así ir mas allá de lo puramente inmediato y útil. De ahí que esté siempre en búsqueda de algo más, el sentido de su vida. Pero para él vale lo instrumental, lo funcional, lo constatable y lo empírico. Ello lo pierde y le hace oscura la respuesta del “¿para qué?”
A veces, es tal su miopía, que el ser humano de hoy se llega a desencantar y, por mas buen gobierno y sostenibilidad que tenga, por mas salud y educación que inunde su vida y por mas sano medio ambiente que le rodee, deja de mirar mas allá de sus narices y se desorienta.
Allí es donde entra en escena aquello que le permita responder a su anhelo último. Su necesidad de evocación y de analogía es lo que le permitirá no desencantarse de su realidad y de su vida. El reto se plantea como un evitar a toda costa ser presa de la superficialidad.
Una vez Carlo Carreto decía que la aventura humana tenía respuesta solo “más allá de las cosas”. La sed de sentido y la sensación de vacío en que puede desembocar el vivir del ser humano de hoy se puede subsanar. Pero para ello, para llegar a una verdadera Felicidad Interna Bruta, la búsqueda del gozo pleno sólo se puede construir sobre la base de una experiencia religiosa sana y madura. La experiencia de los pueblos a lo largo de la historia lo demuestran.
Es curioso que, de alguna manera, en nuestro medio, el considerarse o no feliz tenga que depender de los criterios derivados de una realidad tan lejana como la propuesta entre nosotros, hace pocas semanas, por algún estudioso de Bután.
Es curioso que, de alguna manera, en nuestro medio, el considerarse o no feliz tenga que depender de los criterios derivados de una realidad tan lejana como la propuesta entre nosotros, hace pocas semanas, por algún estudioso de Bután.
Buen gobierno, sostenibilidad, preservar la cultura, cuidar el medio, usar bien el tiempo o animar comunidades guiadas por buenos gobiernos locales parecerían como las claves para ser felices.
¿Será realmente así?
Me parece que falta una cosa decisiva. Se trata de la cuestión del sentido. Hoy, que la vida del ser humano transcurre entre la tecnoeconomía y la búsqueda del sentido, parece que todo se redujera a una vía doble: o vivir funcionalmente o dar orientación y significado a las tareas, a las luchas y a los mismos logros.
El ser humano solo inmerso en lo funcional y eficaz, en lo productivo y rentable, es claro que no llega a ver otras dimensiones de su vida e historia.
Necesita así ir mas allá de lo puramente inmediato y útil. De ahí que esté siempre en búsqueda de algo más, el sentido de su vida. Pero para él vale lo instrumental, lo funcional, lo constatable y lo empírico. Ello lo pierde y le hace oscura la respuesta del “¿para qué?”
A veces, es tal su miopía, que el ser humano de hoy se llega a desencantar y, por mas buen gobierno y sostenibilidad que tenga, por mas salud y educación que inunde su vida y por mas sano medio ambiente que le rodee, deja de mirar mas allá de sus narices y se desorienta.
Allí es donde entra en escena aquello que le permita responder a su anhelo último. Su necesidad de evocación y de analogía es lo que le permitirá no desencantarse de su realidad y de su vida. El reto se plantea como un evitar a toda costa ser presa de la superficialidad.
Una vez Carlo Carreto decía que la aventura humana tenía respuesta solo “más allá de las cosas”. La sed de sentido y la sensación de vacío en que puede desembocar el vivir del ser humano de hoy se puede subsanar. Pero para ello, para llegar a una verdadera Felicidad Interna Bruta, la búsqueda del gozo pleno sólo se puede construir sobre la base de una experiencia religiosa sana y madura. La experiencia de los pueblos a lo largo de la historia lo demuestran.
Es curioso que, de alguna manera, en nuestro medio, el considerarse o no feliz tenga que depender de los criterios derivados de una realidad tan lejana como la propuesta entre nosotros, hace pocas semanas, por algún estudioso de Bután.
Por generación espontánea surgió en Costa Rica un hueco enorme, en una autopista (bueno, carretera) que ha causado todo un caos a nivel nacional e impactado también a nivel internacional.
Las autoridades y sabios han acudido de inmediato a ver qué fue lo que pasó y cómo se podría cerrar o rellenar…
Me ha parecido que cerrar ese hoyo sin un estudio previo de impacto ambiental, para ver las consecuencias de su cierre es una irresponsabilidad. Tampoco debería cerrarse antes de que se analice su estructura, su flora , su fauna, y algunas otras características que pudieran surgir. Las generaciones futuras merecen conocer de este fenómeno natural que se presentó en nuestro país y que impacto tanto en la sociedad del año 2012.
Podría encontrarse alguna nueva especie que nos permitiera declarar ese hueco como Monumento, Reserva de la Biosfera, o parque nacional. Esto podría atraer mucho turismo, y cubrir las obras adicionales que se necesitarían para tener rutas alternativas hacia Alajuela, la segunda ciudad de Costa Rica. Incluso, de esto estoy seguro, esto permitiría atraer donaciones internacionales para investigar la ecología del hueco, en el país de la ecología. Costa Rica, el país ecológico no puede permitirse el lujo de cerrar este hueco sin analizar su ecología. Podrían darse demandas de los ambientalistas nacionales e internacionales, y esto no le conviene al país, que vive del qué dirán afuera, aunque seamos “candil de la calle y oscuridad de la casa”.
Como estudioso independiente, me he dado a la tarea de conformar un equipo multidisciplinario para hacer una evaluación rápida de le ecología del hueco. Obviamente agradeceré cualquier aporte y ayuda para profundizar en algunos temas específicos. El equipo ya empezó y me entregaron algunos resultados preliminares. El informe indica que han encontrado las siguientes cosas, algunas no tan sorprendentes, otras realmente novedosas. Aquí se las presento:
1. Encontraron una lista de los culpables de haber arrasado con los árboles de la trocha y un mapa con la ubicación de otros lugares donde enterraron gran cantidad de tucas. 2. Encontraron una lista actualizada de los ladrones que han saqueado la CCSS y una lista de todos los que le adeudan a la Caja. 3. Había una lista de las empresas que causaban matanza de peces en la zona atlántica…Vienen listas de empresas transnacionales y nacionales de productos de exportación. 4. Estaban los nombres de los que viajaban en el avión que apareció en la Isla del Coco. 5. Apareció una caja fuerte con documentos de contratos, lista de nombres de “comisiones” que se han dado en construcciones de carreteras, y otras obras grandes que se han dado en el país. 6. Se encontraron una serie de directrices para que quien quiera que le aprueben un proyecto lo logre sin muchos contratiempos. Directrices ante la Setena, Municipalidades….etc. 7. Se ubicaron las listas de los ofrecimientos que han hecho los candidatos presidenciales y nunca las cumplieron.
8. Hay una lista de los principales choriceros del país, de cuello blanco y los otros. Sus modos operandi, los lugares donde tienen la plata, a quienes han mordido…
BUENO…ESTO ES UNA ADELANTO…esperemos más descubrimientos….Si Usted que nos escucha y lee ha tenido acceso a más descubrimientos por favor póngalos en la lista…
ALEXANDER BONILLA DURÁN.
Por generación espontánea surgió en Costa Rica un hueco enorme, en una autopista (bueno, carretera) que ha causado todo un caos a nivel nacional e impactado también a nivel internacional.
Por generación espontánea surgió en Costa Rica un hueco enorme, en una autopista (bueno, carretera) que ha causado todo un caos a nivel nacional e impactado también a nivel internacional.
Las autoridades y sabios han acudido de inmediato a ver qué fue lo que pasó y cómo se podría cerrar o rellenar…
Me ha parecido que cerrar ese hoyo sin un estudio previo de impacto ambiental, para ver las consecuencias de su cierre es una irresponsabilidad. Tampoco debería cerrarse antes de que se analice su estructura, su flora , su fauna, y algunas otras características que pudieran surgir. Las generaciones futuras merecen conocer de este fenómeno natural que se presentó en nuestro país y que impacto tanto en la sociedad del año 2012.
Podría encontrarse alguna nueva especie que nos permitiera declarar ese hueco como Monumento, Reserva de la Biosfera, o parque nacional. Esto podría atraer mucho turismo, y cubrir las obras adicionales que se necesitarían para tener rutas alternativas hacia Alajuela, la segunda ciudad de Costa Rica. Incluso, de esto estoy seguro, esto permitiría atraer donaciones internacionales para investigar la ecología del hueco, en el país de la ecología. Costa Rica, el país ecológico no puede permitirse el lujo de cerrar este hueco sin analizar su ecología. Podrían darse demandas de los ambientalistas nacionales e internacionales, y esto no le conviene al país, que vive del qué dirán afuera, aunque seamos “candil de la calle y oscuridad de la casa”.
Como estudioso independiente, me he dado a la tarea de conformar un equipo multidisciplinario para hacer una evaluación rápida de le ecología del hueco. Obviamente agradeceré cualquier aporte y ayuda para profundizar en algunos temas específicos. El equipo ya empezó y me entregaron algunos resultados preliminares. El informe indica que han encontrado las siguientes cosas, algunas no tan sorprendentes, otras realmente novedosas. Aquí se las presento:
1. Encontraron una lista de los culpables de haber arrasado con los árboles de la trocha y un mapa con la ubicación de otros lugares donde enterraron gran cantidad de tucas. 2. Encontraron una lista actualizada de los ladrones que han saqueado la CCSS y una lista de todos los que le adeudan a la Caja. 3. Había una lista de las empresas que causaban matanza de peces en la zona atlántica…Vienen listas de empresas transnacionales y nacionales de productos de exportación. 4. Estaban los nombres de los que viajaban en el avión que apareció en la Isla del Coco. 5. Apareció una caja fuerte con documentos de contratos, lista de nombres de “comisiones” que se han dado en construcciones de carreteras, y otras obras grandes que se han dado en el país. 6. Se encontraron una serie de directrices para que quien quiera que le aprueben un proyecto lo logre sin muchos contratiempos. Directrices ante la Setena, Municipalidades….etc. 7. Se ubicaron las listas de los ofrecimientos que han hecho los candidatos presidenciales y nunca las cumplieron.
8. Hay una lista de los principales choriceros del país, de cuello blanco y los otros. Sus modos operandi, los lugares donde tienen la plata, a quienes han mordido…
BUENO…ESTO ES UNA ADELANTO…esperemos más descubrimientos….Si Usted que nos escucha y lee ha tenido acceso a más descubrimientos por favor póngalos en la lista…
ALEXANDER BONILLA DURÁN.
Por generación espontánea surgió en Costa Rica un hueco enorme, en una autopista (bueno, carretera) que ha causado todo un caos a nivel nacional e impactado también a nivel internacional.
Por generación espontánea surgió en Costa Rica un hueco enorme, en una autopista (bueno, carretera) que ha causado todo un caos a nivel nacional e impactado también a nivel internacional.
Las autoridades y sabios han acudido de inmediato a ver qué fue lo que pasó y cómo se podría cerrar o rellenar…
Me ha parecido que cerrar ese hoyo sin un estudio previo de impacto ambiental, para ver las consecuencias de su cierre es una irresponsabilidad. Tampoco debería cerrarse antes de que se analice su estructura, su flora , su fauna, y algunas otras características que pudieran surgir. Las generaciones futuras merecen conocer de este fenómeno natural que se presentó en nuestro país y que impacto tanto en la sociedad del año 2012.
Podría encontrarse alguna nueva especie que nos permitiera declarar ese hueco como Monumento, Reserva de la Biosfera, o parque nacional. Esto podría atraer mucho turismo, y cubrir las obras adicionales que se necesitarían para tener rutas alternativas hacia Alajuela, la segunda ciudad de Costa Rica. Incluso, de esto estoy seguro, esto permitiría atraer donaciones internacionales para investigar la ecología del hueco, en el país de la ecología. Costa Rica, el país ecológico no puede permitirse el lujo de cerrar este hueco sin analizar su ecología. Podrían darse demandas de los ambientalistas nacionales e internacionales, y esto no le conviene al país, que vive del qué dirán afuera, aunque seamos “candil de la calle y oscuridad de la casa”.
Como estudioso independiente, me he dado a la tarea de conformar un equipo multidisciplinario para hacer una evaluación rápida de le ecología del hueco. Obviamente agradeceré cualquier aporte y ayuda para profundizar en algunos temas específicos. El equipo ya empezó y me entregaron algunos resultados preliminares. El informe indica que han encontrado las siguientes cosas, algunas no tan sorprendentes, otras realmente novedosas. Aquí se las presento:
1. Encontraron una lista de los culpables de haber arrasado con los árboles de la trocha y un mapa con la ubicación de otros lugares donde enterraron gran cantidad de tucas. 2. Encontraron una lista actualizada de los ladrones que han saqueado la CCSS y una lista de todos los que le adeudan a la Caja. 3. Había una lista de las empresas que causaban matanza de peces en la zona atlántica…Vienen listas de empresas transnacionales y nacionales de productos de exportación. 4. Estaban los nombres de los que viajaban en el avión que apareció en la Isla del Coco. 5. Apareció una caja fuerte con documentos de contratos, lista de nombres de “comisiones” que se han dado en construcciones de carreteras, y otras obras grandes que se han dado en el país. 6. Se encontraron una serie de directrices para que quien quiera que le aprueben un proyecto lo logre sin muchos contratiempos. Directrices ante la Setena, Municipalidades….etc. 7. Se ubicaron las listas de los ofrecimientos que han hecho los candidatos presidenciales y nunca las cumplieron.
8. Hay una lista de los principales choriceros del país, de cuello blanco y los otros. Sus modos operandi, los lugares donde tienen la plata, a quienes han mordido…
BUENO…ESTO ES UNA ADELANTO…esperemos más descubrimientos….Si Usted que nos escucha y lee ha tenido acceso a más descubrimientos por favor póngalos en la lista…
ALEXANDER BONILLA DURÁN.
Por generación espontánea surgió en Costa Rica un hueco enorme, en una autopista (bueno, carretera) que ha causado todo un caos a nivel nacional e impactado también a nivel internacional.
La respuesta afirmativa a la pregunta que sirve de título a este comentario, la han dado, principalmente, quienes han ocupado altos cargos públicos, desde presidentes hasta ministros de la Presidencia. Probablemente, el fundamento de este decir es, primero, que no lograron imponer sus criterios a la Asamblea Legislativa, con lo cual se sintieron frustrados. Y segundo, ciertamente, mucho más importante que la anterior razón, es porque desconocían o ignoraban el ordenamiento jurídico de mayor rango; entendido este por la Constitución Política y unas pocas leyes mayores, como lo son la Ley General de Administración Pública, la Ley de la Administración Financiera y Presupuestos Públicos y sobretodo las leyes de Planificación y la de la Contraloría General de la República.
El cuerpo jurídico anterior, dota a los funcionarios públicos, en todos sus niveles, del marco legal suficiente y necesario, para llevar a cabo una gestión administrativa eficaz y eficiente. Si no lo hacen con apego a la ley, es su responsabilidad y no del marco jurídico.
El doctor Johnny Meoño Segura, académico, comentarista de La Nación, pero sobretodo profundo y analítico estudioso de la Administración Pública de Costa Rica, por más de 35 años, titula uno de muchos artículos sobre este tema “¿Por qué se gobierna mal?”. Sintetizando el citado artículo nos dice “Hemos visto propuestas partidistas infundadas en lo legal y viciadas de ineficacia administrativa pues responden a numerosas improvisaciones de personas que decidieron partir “de cero” en sus diagnósticos y propuestas, producto ello de querer “ahorrarse” el esfuerzo intelectual y académicamente laborioso de estudiar, reconocer y aplicar ese aparentemente complejo pero sistémico marco legal vigente que, es nuestra tesis de décadas, sí permite máxima gobernabilidad del país… siempre y cuando sea debidamente sistematizado y jerarquizado en lo conceptual, competencial y funcional.
Lo anteriormente citado del doctor Meoño Segura, nos sirve para afirmar que la supuesta ingobernabilidad tan careada por los altos funcionarios públicos y políticos, no es otra cosa que el producto de la falta de estudio, conocimiento y capacidad para aprender sobre las bases jurídicas que dan sustento a nuestra Administración Pública. Esto es debido a, como muy atinadamente dice don Johnny, “…querer “ahorrarse” el esfuerzo intelectual y académicamente laborioso de estudiar, reconocer y aplicar ese aparentemente complejo pero sistémico marco legal vigente…”.
Sin embargo, igualmente existe algún importante sector de la ciudadanía que tiene la misma percepción de que el país es ingobernable, empero, habría que decir que sus motivos son de origen muy distinto al que tienen los políticos, citados en el párrafo anterior; las razones de este otro descontento, se encuentran en la falta de respuestas oportunas por parte del Estado a las necesidades y expectativas, cada vez más crecientes, de la ciudadanía. Cuando una persona requiere cualquier tipo de servicio o bien del Estado y lo único que obtiene es una interminable retahíla de que no se puede o tiene que esperar hasta que San Juan baje el dedo -como dice el viejo refrán popular-, es cuando la gente siente que el Estado es ingobernable pero lo que real y simplemente es, es inoperante pero no por culpa del marco jurídico, sino por la ignorancia de quienes tienen a su cargo nuestra administración pública.
La respuesta afirmativa a la pregunta que sirve de título a este comentario, la han dado, principalmente, quienes han ocupado altos cargos públicos, desde presidentes hasta ministros de la Presidencia. Probablemente, el fundamento de este decir es, primero, que no lograron imponer sus criterios a la Asamblea Legislativa, con lo cual se sintieron frustrados.
La respuesta afirmativa a la pregunta que sirve de título a este comentario, la han dado, principalmente, quienes han ocupado altos cargos públicos, desde presidentes hasta ministros de la Presidencia. Probablemente, el fundamento de este decir es, primero, que no lograron imponer sus criterios a la Asamblea Legislativa, con lo cual se sintieron frustrados. Y segundo, ciertamente, mucho más importante que la anterior razón, es porque desconocían o ignoraban el ordenamiento jurídico de mayor rango; entendido este por la Constitución Política y unas pocas leyes mayores, como lo son la Ley General de Administración Pública, la Ley de la Administración Financiera y Presupuestos Públicos y sobretodo las leyes de Planificación y la de la Contraloría General de la República.
El cuerpo jurídico anterior, dota a los funcionarios públicos, en todos sus niveles, del marco legal suficiente y necesario, para llevar a cabo una gestión administrativa eficaz y eficiente. Si no lo hacen con apego a la ley, es su responsabilidad y no del marco jurídico.
El doctor Johnny Meoño Segura, académico, comentarista de La Nación, pero sobretodo profundo y analítico estudioso de la Administración Pública de Costa Rica, por más de 35 años, titula uno de muchos artículos sobre este tema “¿Por qué se gobierna mal?”. Sintetizando el citado artículo nos dice “Hemos visto propuestas partidistas infundadas en lo legal y viciadas de ineficacia administrativa pues responden a numerosas improvisaciones de personas que decidieron partir “de cero” en sus diagnósticos y propuestas, producto ello de querer “ahorrarse” el esfuerzo intelectual y académicamente laborioso de estudiar, reconocer y aplicar ese aparentemente complejo pero sistémico marco legal vigente que, es nuestra tesis de décadas, sí permite máxima gobernabilidad del país… siempre y cuando sea debidamente sistematizado y jerarquizado en lo conceptual, competencial y funcional.
Lo anteriormente citado del doctor Meoño Segura, nos sirve para afirmar que la supuesta ingobernabilidad tan careada por los altos funcionarios públicos y políticos, no es otra cosa que el producto de la falta de estudio, conocimiento y capacidad para aprender sobre las bases jurídicas que dan sustento a nuestra Administración Pública. Esto es debido a, como muy atinadamente dice don Johnny, “…querer “ahorrarse” el esfuerzo intelectual y académicamente laborioso de estudiar, reconocer y aplicar ese aparentemente complejo pero sistémico marco legal vigente…”.
Sin embargo, igualmente existe algún importante sector de la ciudadanía que tiene la misma percepción de que el país es ingobernable, empero, habría que decir que sus motivos son de origen muy distinto al que tienen los políticos, citados en el párrafo anterior; las razones de este otro descontento, se encuentran en la falta de respuestas oportunas por parte del Estado a las necesidades y expectativas, cada vez más crecientes, de la ciudadanía. Cuando una persona requiere cualquier tipo de servicio o bien del Estado y lo único que obtiene es una interminable retahíla de que no se puede o tiene que esperar hasta que San Juan baje el dedo -como dice el viejo refrán popular-, es cuando la gente siente que el Estado es ingobernable pero lo que real y simplemente es, es inoperante pero no por culpa del marco jurídico, sino por la ignorancia de quienes tienen a su cargo nuestra administración pública.
La respuesta afirmativa a la pregunta que sirve de título a este comentario, la han dado, principalmente, quienes han ocupado altos cargos públicos, desde presidentes hasta ministros de la Presidencia. Probablemente, el fundamento de este decir es, primero, que no lograron imponer sus criterios a la Asamblea Legislativa, con lo cual se sintieron frustrados.
La respuesta afirmativa a la pregunta que sirve de título a este comentario, la han dado, principalmente, quienes han ocupado altos cargos públicos, desde presidentes hasta ministros de la Presidencia. Probablemente, el fundamento de este decir es, primero, que no lograron imponer sus criterios a la Asamblea Legislativa, con lo cual se sintieron frustrados. Y segundo, ciertamente, mucho más importante que la anterior razón, es porque desconocían o ignoraban el ordenamiento jurídico de mayor rango; entendido este por la Constitución Política y unas pocas leyes mayores, como lo son la Ley General de Administración Pública, la Ley de la Administración Financiera y Presupuestos Públicos y sobretodo las leyes de Planificación y la de la Contraloría General de la República.
El cuerpo jurídico anterior, dota a los funcionarios públicos, en todos sus niveles, del marco legal suficiente y necesario, para llevar a cabo una gestión administrativa eficaz y eficiente. Si no lo hacen con apego a la ley, es su responsabilidad y no del marco jurídico.
El doctor Johnny Meoño Segura, académico, comentarista de La Nación, pero sobretodo profundo y analítico estudioso de la Administración Pública de Costa Rica, por más de 35 años, titula uno de muchos artículos sobre este tema “¿Por qué se gobierna mal?”. Sintetizando el citado artículo nos dice “Hemos visto propuestas partidistas infundadas en lo legal y viciadas de ineficacia administrativa pues responden a numerosas improvisaciones de personas que decidieron partir “de cero” en sus diagnósticos y propuestas, producto ello de querer “ahorrarse” el esfuerzo intelectual y académicamente laborioso de estudiar, reconocer y aplicar ese aparentemente complejo pero sistémico marco legal vigente que, es nuestra tesis de décadas, sí permite máxima gobernabilidad del país… siempre y cuando sea debidamente sistematizado y jerarquizado en lo conceptual, competencial y funcional.
Lo anteriormente citado del doctor Meoño Segura, nos sirve para afirmar que la supuesta ingobernabilidad tan careada por los altos funcionarios públicos y políticos, no es otra cosa que el producto de la falta de estudio, conocimiento y capacidad para aprender sobre las bases jurídicas que dan sustento a nuestra Administración Pública. Esto es debido a, como muy atinadamente dice don Johnny, “…querer “ahorrarse” el esfuerzo intelectual y académicamente laborioso de estudiar, reconocer y aplicar ese aparentemente complejo pero sistémico marco legal vigente…”.
Sin embargo, igualmente existe algún importante sector de la ciudadanía que tiene la misma percepción de que el país es ingobernable, empero, habría que decir que sus motivos son de origen muy distinto al que tienen los políticos, citados en el párrafo anterior; las razones de este otro descontento, se encuentran en la falta de respuestas oportunas por parte del Estado a las necesidades y expectativas, cada vez más crecientes, de la ciudadanía. Cuando una persona requiere cualquier tipo de servicio o bien del Estado y lo único que obtiene es una interminable retahíla de que no se puede o tiene que esperar hasta que San Juan baje el dedo -como dice el viejo refrán popular-, es cuando la gente siente que el Estado es ingobernable pero lo que real y simplemente es, es inoperante pero no por culpa del marco jurídico, sino por la ignorancia de quienes tienen a su cargo nuestra administración pública.
La respuesta afirmativa a la pregunta que sirve de título a este comentario, la han dado, principalmente, quienes han ocupado altos cargos públicos, desde presidentes hasta ministros de la Presidencia. Probablemente, el fundamento de este decir es, primero, que no lograron imponer sus criterios a la Asamblea Legislativa, con lo cual se sintieron frustrados.
A ningún costarricense honesto le cabe duda de que Garnier y Liberman faltaron a la ética al recomendar a la firma Procesos del ex ministro Herrero y su esposa para realizar consultorías a RECOPE. A ningún costarricense le cabe duda de que hoy debería de haber una figura nueva a cargo del Ministerio de Educación.
Se destituyó a Oscar Núñez del AyA por acciones que le costaron al país menos de lo que cobró la firma Procesos; también se destituyó a Francisco Jimenez al mejor estilo de la Edad Media, sacrificando al mensajero portador de malas noticias. Sin embargo, Leonardo Garnier y Luis Liberman permanecen en sus puestos.
Si el incumplimiento de los principios éticos de integridad, imparcialidad, rectitud y objetividad no es suficiente para que se tomen las medidas respectivas, tal vez sea el momento de que se apliquen las leyes existentes.
La ley de enriquecimiento ilícito, ley 8422, en su artículo 52 dice que “Será sancionado con pena de prisión de dos a cinco años, quien (…) influya en un servidor público, prevaliéndose de su cargo o (…), para que haga, retarde u omita un nombramiento, adjudicación, concesión, contrato, acto o resolución propios de sus funciones, de modo que genere, directa o indirectamente, un beneficio económico o ventaja indebidos, para sí o para otro.”
Además, la Ley de Contratación Administrativa es contundente en su artículo 24, pues dice que las personas cubiertas por el régimen de prohibiciones no pueden intervenir “ante los funcionarios responsables de las etapas del procedimiento de selección del contratista, ejecución o fiscalización del contrato, a favor propio o de terceros”.
Dura lex, sed lex. “La ley es dura, pero es la ley”. Sólo hay que aplicarla. Es una pena que la señora presidenta rechace el informe de la Procuraduría de la Ética. El doble discurso es evidente. Esperamos que en la Comisión de Control y Gasto Público el próximo jueves –día que comparecerá el Ministro Garnier– se pueda analizar las 33 páginas del Informe de la Procuraduría de la Ética, la ley de Contratación Administrativa y la de Enriquecimiento Ilícito.
La ley es dura, pero es la ley
PATRICIA PÉREZ HEGG
A ningún costarricense honesto le cabe duda de que Garnier y Liberman faltaron a la ética al recomendar a la firma Procesos del ex ministro Herrero y su esposa para realizar consultorías a RECOPE. A ningún costarricense le cabe duda de que hoy debería de haber una figura nueva a cargo del Ministerio de Educación.
A ningún costarricense honesto le cabe duda de que Garnier y Liberman faltaron a la ética al recomendar a la firma Procesos del ex ministro Herrero y su esposa para realizar consultorías a RECOPE. A ningún costarricense le cabe duda de que hoy debería de haber una figura nueva a cargo del Ministerio de Educación.
Se destituyó a Oscar Núñez del AyA por acciones que le costaron al país menos de lo que cobró la firma Procesos; también se destituyó a Francisco Jimenez al mejor estilo de la Edad Media, sacrificando al mensajero portador de malas noticias. Sin embargo, Leonardo Garnier y Luis Liberman permanecen en sus puestos.
Si el incumplimiento de los principios éticos de integridad, imparcialidad, rectitud y objetividad no es suficiente para que se tomen las medidas respectivas, tal vez sea el momento de que se apliquen las leyes existentes.
La ley de enriquecimiento ilícito, ley 8422, en su artículo 52 dice que “Será sancionado con pena de prisión de dos a cinco años, quien (…) influya en un servidor público, prevaliéndose de su cargo o (…), para que haga, retarde u omita un nombramiento, adjudicación, concesión, contrato, acto o resolución propios de sus funciones, de modo que genere, directa o indirectamente, un beneficio económico o ventaja indebidos, para sí o para otro.”
Además, la Ley de Contratación Administrativa es contundente en su artículo 24, pues dice que las personas cubiertas por el régimen de prohibiciones no pueden intervenir “ante los funcionarios responsables de las etapas del procedimiento de selección del contratista, ejecución o fiscalización del contrato, a favor propio o de terceros”.
Dura lex, sed lex. “La ley es dura, pero es la ley”. Sólo hay que aplicarla. Es una pena que la señora presidenta rechace el informe de la Procuraduría de la Ética. El doble discurso es evidente. Esperamos que en la Comisión de Control y Gasto Público el próximo jueves –día que comparecerá el Ministro Garnier– se pueda analizar las 33 páginas del Informe de la Procuraduría de la Ética, la ley de Contratación Administrativa y la de Enriquecimiento Ilícito.
La ley es dura, pero es la ley
PATRICIA PÉREZ HEGG
A ningún costarricense honesto le cabe duda de que Garnier y Liberman faltaron a la ética al recomendar a la firma Procesos del ex ministro Herrero y su esposa para realizar consultorías a RECOPE. A ningún costarricense le cabe duda de que hoy debería de haber una figura nueva a cargo del Ministerio de Educación.
A ningún costarricense honesto le cabe duda de que Garnier y Liberman faltaron a la ética al recomendar a la firma Procesos del ex ministro Herrero y su esposa para realizar consultorías a RECOPE. A ningún costarricense le cabe duda de que hoy debería de haber una figura nueva a cargo del Ministerio de Educación.
Se destituyó a Oscar Núñez del AyA por acciones que le costaron al país menos de lo que cobró la firma Procesos; también se destituyó a Francisco Jimenez al mejor estilo de la Edad Media, sacrificando al mensajero portador de malas noticias. Sin embargo, Leonardo Garnier y Luis Liberman permanecen en sus puestos.
Si el incumplimiento de los principios éticos de integridad, imparcialidad, rectitud y objetividad no es suficiente para que se tomen las medidas respectivas, tal vez sea el momento de que se apliquen las leyes existentes.
La ley de enriquecimiento ilícito, ley 8422, en su artículo 52 dice que “Será sancionado con pena de prisión de dos a cinco años, quien (…) influya en un servidor público, prevaliéndose de su cargo o (…), para que haga, retarde u omita un nombramiento, adjudicación, concesión, contrato, acto o resolución propios de sus funciones, de modo que genere, directa o indirectamente, un beneficio económico o ventaja indebidos, para sí o para otro.”
Además, la Ley de Contratación Administrativa es contundente en su artículo 24, pues dice que las personas cubiertas por el régimen de prohibiciones no pueden intervenir “ante los funcionarios responsables de las etapas del procedimiento de selección del contratista, ejecución o fiscalización del contrato, a favor propio o de terceros”.
Dura lex, sed lex. “La ley es dura, pero es la ley”. Sólo hay que aplicarla. Es una pena que la señora presidenta rechace el informe de la Procuraduría de la Ética. El doble discurso es evidente. Esperamos que en la Comisión de Control y Gasto Público el próximo jueves –día que comparecerá el Ministro Garnier– se pueda analizar las 33 páginas del Informe de la Procuraduría de la Ética, la ley de Contratación Administrativa y la de Enriquecimiento Ilícito.
La ley es dura, pero es la ley
PATRICIA PÉREZ HEGG
A ningún costarricense honesto le cabe duda de que Garnier y Liberman faltaron a la ética al recomendar a la firma Procesos del ex ministro Herrero y su esposa para realizar consultorías a RECOPE. A ningún costarricense le cabe duda de que hoy debería de haber una figura nueva a cargo del Ministerio de Educación.
Para nadie es un secreto, o por lo menos para la mayoría, darse cuenta de que estamos viviendo en la era del conocimiento. Entre mejor informados estemos, entre mejor podamos ser analíticos de nuestro entorno, entre más tomemos posiciones reflexivas ante las problemáticas que se nos presenten, mejor preparados estaremos para enfrentar exitosamente esta sociedad tan convulsa y competitiva. Pero ¿realmente nos estamos preocupando por lograr estándares eficaces de conocimiento?, ¿acaso el ambiente en que nos desenvolvemos nos está permitiendo develar esa ceguera intelectual que tanto está agobiando a la población?, ¿estarán siendo nuestros ámbitos educativos espacios propicios para el fomento de habilidades cognitivas como el análisis, la interpretación, la evaluación o autorregulación?...
Ciertamente muchas veces la sociedad se enfoca más en resolver conflictos de índole físico, como por ejemplo las ya conocidas crisis económicas, sin embargo los aspectos intelectuales, esas crisis de conocimiento tan abundantes en nuestro entorno, se dejan de lado. Y no es que no existan maneras para erradicar esta carencia o apatía al conocimiento porque sí las hay, y una realmente efectiva es la lectura. Porque con respecto a la lectura es realmente preocupante que muchas personas, por apatía intelectual, no hayan comprendido a cabalidad, o no lo quieran hacer, que leer es una de las habilidades intelectuales más asequibles, sencillas y productivas.
¿Cuántas de las personas quienes conocemos, o nosotros mismos, realmente le dedicamos tiempo a la lectura?... Y no hablo de leer solamente el horóscopo, la sección deportiva, los espectáculos o las caricaturas, sino de ejercer un proceso analítico de aquellas secciones cuyo propósito es generar una criticidad en el lector como los editoriales, o fomentar la información para una toma de criterio de lo presentado. Tampoco se trata de leer de una manera superficial, sin ir más allá, sin buscar aquellas premisas que sustenten la tesis del escritor, sin generar un proceso de evaluación de lo leído, o, aún peor, sin determinar cuál es el proceso de autorregulación generado a partir del texto. Se trata de ver en la lectura una de las herramientas más eficaces, racionales y libres para incorporarse con mayor éxito en esta sociedad del conocimiento.
Efectivamente la lectura es el camino hacia el conocimiento y la libertad, pues implica la participación activa de la mente y contribuye al desarrollo de la imaginación, la creatividad, el análisis y la concentración; enriquece tanto la expresión oral como escrita, elementos básicos para la incorporación efectiva al mundo académico o profesional; y, a la vez, puede hacer gozar, entretiene y distrae. Ante este panorama, el fomentar un hábito por la lectura, en especial por parte de quienes tenemos el gran privilegio de ser formadores, va más allá de incentivar un pasatiempo digno de elogio; es, a todas luces, solidificar el presente de nuestras acciones y garantizar el conocimiento futuro de las nuevas generaciones en la búsqueda de un mundo más justo, preparado, inteligente, analítico y humanista.
Porque la lectura marca, ciertamente, la diferencia entre la ignorancia y el saber; entre la luz y la sombra; entre la libertad y el sometimiento; entre la esperanza y la desesperanza; por eso ojalá que sigan muchos lectores decididos a hacer de la lectura una máxima de vida. Solamente así se logrará descubrir que la lectura, más que una obligación, constituye un verdadero placer y, dentro de esta inminente era del conocimiento, una rotunda fuente de aprendizaje, liberación e identidad. Tal y como lo señalaba Santa Teresa de Jesús: “Lee y conducirás; no leas y serás conducido”.
Para nadie es un secreto, o por lo menos para la mayoría, darse cuenta de que estamos viviendo en la era del conocimiento. Entre mejor informados estemos, entre mejor podamos ser analíticos de nuestro entorno, entre más tomemos posiciones reflexivas ante las problemáticas que se nos presenten, mejor preparados estaremos para enfrentar exitosamente esta sociedad tan convulsa y competitiva.