Camilo Rodríguez Chaverri
No podíamos esperar menos de Daniel Ortega, el presidente nicaragüense que sueña con perpetuarse en el poder. Tampoco podíamos esperar menos de Fidel Castro, el culpable del retraso y el aislamiento económico, político y social de Cuba. Los dos han salido en defensa de Muammar Kadafi, o Gadafi, el tirano más inhumano que conoce el mundo en este momento, el único que ha respondido a las manifestaciones populares con militares armados que disparan a quemarropa, y el único que en este momento ha matado a miles de opositores en las calles con el pretexto de la revolución. Ni siquiera Mubarak, el dictador depuesto de Egipto, cometió crímenes similares. La Unión Europea ya se manifestó en contra de Kadafi, y ejerce un bloqueo sobre la dictadura de Libia. Reino Unido no descarta intervenir militarmente, dados los crímenes de lesa humanidad que ya circulan por Internet gracias a grabaciones clandestinas. Fidel Castro está preocupado por la campaña mediática contra Kadafi. Es decir, el problema no es que mate gente, es que las matanzas circulen por Internet. Y Daniel Ortega habla del peligro de acabar con la unidad nacional de Libia. Es decir, que no importa que un dictador mate a su gente. Con tal de mantener la unidad del país, hay que disimularle todo.
Como ha escrito el analista internacional Víctor Hugo Murillo, son coyotes de la misma loma. Y por supuesto que de la misma loma son los coyotes que, desde aquí, le quieren tapar las tortas a Daniel Ortega. Para Costa Rica, está bien que Ortega se ventile por el mundo como lo que es: un enfermo del poder, un obsesivo como Gadafi o como Mubarak. De no ser por el Plan de Paz de los años ochenta, Daniel Ortega estaría en el poder en Nicaragua desde 1979.
Lo que me temo es que ni así, ni con las muestras espantosas de aversión por la democracia y de irrespeto por la voluntad popular que ha llevado adelante Ortega, y que lo hacen salir al lado de Gadafi, aliado de su padrino, Hugo Chaves, ni así oiremos las protestas airadas de muchos ambientalistas costarricenses que hacían marchas desde la capital hasta Crucitas, y huelgas de hambre, y piquetes, y movilizaciones gigantescas contra la inversión de una trasnacional en la frontera con Nicaragua, pero que ahora no se atreven a decir pero ni esta boca es mía, no se atreven a decir ni pío pío ante la destrucción de los humedales de Isla Calero, la destrucción de uno de los lugares más ricos y más vulnerables de nuestro país, al lado de dos santuarios naturales, el Parque Nacional Tortuguero y la Reserva de Barra de Colorado. Parecen ciegos y sordos ante la destrucción de un lugar tan importante por su riqueza natural.
¿Será que esos ambientalistas costarricenses sólo se oponen a los proyectos de trasnacionales, pero le callan todo al presidente de nuestro vecino del norte? ¿Será que para esos ambientalistas es malo todo lo que huele a Tío Sam, pero no lo que huele a regímenes sandinistas, comunistas o de izquierda? Como decía un zapatero de Guápiles, es que hay ambientalistas que son como las sandías, verdes por fuera pero rojos por dentro. A ver si pueden seguir guardando silencio ahora que su protegido, Daniel Ortega, sale en carrera a defender sátrapas, tiranos, asesinos como Muammar Kadafi.
No podíamos esperar menos de Daniel Ortega, el presidente nicaragüense que sueña con perpetuarse en el poder. Tampoco podíamos esperar menos de Fidel Castro, el culpable del retraso y el aislamiento económico, político y social de Cuba. Los dos han salido en defensa de Muammar Kadafi, o Gadafi, el tirano más inhumano que conoce el mundo en este momento, el único que ha respondido a las manifestaciones populares con militares armados que disparan a quemarropa, y el único que en este momento ha matado a miles de opositores en las calles con el pretexto de la revolución. Ni siquiera Mubarak, el dictador depuesto de Egipto, cometió crímenes similares.
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Hace unos años, pasé varios meses haciendo un reportaje por semana sobre diversos cursos o módulos del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA). Recuerdo que me sorprendió la gran capacidad de diversificación y de penetración rural de esta institución. El INA es una institución estratégica, que impulsa el desarrollo de Costa Rica. 100 mil costarricenses pasan todos los años por sus módulos. Nuestro desarrollo debe pasar por dos caminos: la formación de excelentes técnicos, expertos en oficios, porque el país no puede esperar que todos y todas vayan a la universidad, y porque el INA a través de los oficios es el gran aliado que tiene el país para combatir la deserción escolar, y el segundo camino es la formación bilingüe. De nuevo, el INA es fabuloso para este objetivo, porque esas 100 mil personas que pasan por la institución no pagan ni un colón por sus cursos ni por sus materiales. El gran problema que tenía el INA es que las personas no se graduaban. Entraban, hacían algunos cursos y punto. Por ejemplo, en el año 2005 sólo dos mil quinientas personas se graduaron y en el 2006, 2800, de 100 mil que estudian en el INA. Eso ya se resolvió, y el año pasado, el INA graduó a 35 mil técnicos, 14 veces más que hace sólo tres años.
Ahora, el INA fue fundamental en la lucha contra la crisis de la que aún no salimos. Firmó convenios con cámaras, como la Cámara Nacional de Radio, la Cámara de Agricultura y la Cámara de Industrias, y gracias a esta alianza, se acercaron a las empresas para que cinco mil costarricenses que estuvieron en peligro de perder el trabajo, pudieran emplear algunas horas de su jornada laboral para capacitarse. Además de que en el INA nadie paga, por lo que todos y todas tienen beca, también hay ayudas económicas especiales para determinados grupos. Luego, parte de esas ayudas se destinaron para apoyar a esas 5 mil personas que se capacitarán en el INA. ¡Excelente!
Es una estrategia ingeniosa para maximizar la capacidad de las personas en medio de la crisis. Felicito al INA y a CANARA, porque encuentro entre ambas instituciones una verdadera alianza, a través de convenios, para combatir la difícil situación que vive el país, por culpa de una crisis internacional de la que no somos culpables. Con esta estrategia se demuestra que dulces pueden ser los frutos de la adversidad, como escribió Shakespeare en una de sus obras inmortales.
Hace unos años, pasé varios meses haciendo un reportaje por semana sobre diversos cursos o módulos del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Recuerdo que me sorprendió la gran capacidad de diversificación y de penetración rural de esta institución. El INA es una institución estratégica, que impulsa el desarrollo de Costa Rica. 100 mil costarricenses pasan todos los años por sus módulos.
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Un día de estos, le pedí a unos alumnos y alumnas del curso de Opinión Pública, que escribieran un artículo sobre el problema nacional que más les preocupara. Les dije que yo mismo iba a escribir con ellos. Lo único que me salió fue esto: el problema más serio del país es el licor. ¿Por qué? Porque el licor es un problema invisibilizado, que ataca a todos los estratos, que está en todos los rincones, que es aplaudido por propios y extraños, que es promovido con todo tipo de campañas y favores, que golpea desde las entrañas mismas de la familia y que sume a las personas desde la adolescencia. Los otros problemas del país son tratados o estudiados, y hay todo tipo de análisis al respecto, pero el licor es amo y señor de las fiestas, las celebraciones, los fines de semana y todos los espacios vacíos que nos deja la vida cotidiana. El licor se apodera de la gente cuando está en los mejores años de su vida y es muy difícil evadirlo. Todas las otras drogas tienen una atención focalizada, pero el licor se escapa de todos los controles y nos mete todo tipo de goles. Hace unos días, me llamó el admirado y muy respetado periodista Gaetano Pandolfo, y me dijo que el Instituto Nacional de Seguros (INS) había impreso de nuevo su libro, “Para Nunca Olvidar”, sobre los estragos que provocó el licor en su vida. Le ofrecí ayuda, pero primero que todo leí el libro de nuevo. Me sobrecogió el relato de don Tano: certero, severo, sin contemplaciones. El licor tomó su vida y se apoderó de su libertad. Acabó con su familia. Acabó con su trabajo. Lo convirtió en un despojo de ser humano. Había leído el libro cuando estaba en el colegio, y decidí nunca tomar licor. Veinte años después, puedo decir con orgullo y satisfacción que he cumplido mi promesa, ni una cerveza, ni un trago, jamás. Pero esto es un asunto de todos los días, porque todos los días uno està tentado a caer. Gracias al apoyo del INS, don Tano está dando charlas a jóvenes en empresas y centros educativos. Le regala el libro a cada persona que asista a su conferencia, que es desgarradora. Por eso, el Movimiento Solidarista Costarricense se une a él, y desea apoyarlo desde las 600 asociaciones solidarista que representa. Si usted forma parte de una asociación solidarista, y quiere recibir la charla de don Tano, el Movimiento Solidarista se encarga de la coordinación y lo lleva hasta su empresa. La charla no tiene costo alguno. Reitero, gracias al INS, don Tano le regala un libro a cada persona que lo escuche. Para el Movimiento Solidarista Costarricense, es una gran dicha ayudarle. Su libro es impactante. Y el licor cada día gana más terreno en Costa Rica. Usted puede llamar a Diana Avendaño, del Movimiento Solidarista Costarricense, al teléfono 2253-9808, o escribirle al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Muchas gracias a Gaetano Pandolfo y al INS por esta urgente y excelente iniciativa.
Un día de estos, le pedí a unos alumnos y alumnas del curso de Opinión Pública, que escribieran un artículo sobre el problema nacional que más les preocupara. Les dije que yo mismo iba a escribir con ellos. Lo único que me salió fue esto: el problema más serio del país es el licor. ¿Por qué? Porque el licor es un problema invisibilizado, que ataca a todos los estratos, que está en todos los rincones, que es aplaudido por propios y extraños, que es promovido con todo tipo de campañas y favores, que golpea desde las entrañas mismas de la familia y que sume a las personas desde la adolescencia.
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Entre los proyectos de ley que tienen que ver con el solidarismo, uno nos encanta y otro nos preocupa. El proyecto de ley que alegra al Movimiento Solidarista consiste en la adición de un inciso “e)” al artículo 66 de la ley para el sistema financiero nacional para la vivienda, con el fin de incorporar a las asociaciones solidaristas como entidades autorizadas. Lo que ocurre es que resulta injusto que las asociaciones solidaristas no estén autorizadas para tramitar el bono de vivienda, como sí lo están las asociaciones mutualistas de ahorro y préstamo, los bancos del Estado, los bancos privados, las cooperativas y fundaciones. De contar con esta herramienta, las asociaciones solidaristas podrían garantizar el acceso a una vivienda digna a muchos más costarricenses. Sólo en los cinco años más recientes, el Movimiento Solidarista Costarricense, como sector, ha generado unas 25 mil soluciones de vivienda. Eso se multiplicará si las asociaciones pudieran financiarle un lote a la gente y, cuando cumplen con los requisitos, de una vez tramitarle el bono de vivienda. Es una excelente idea. La aplaudimos. Los solidaristas merecemos esta inclusión, con la que podremos generar bienestar y desarrollo integral. Hay asociaciones solidaristas muy exitosas en el tema de la vivienda, como las de Holcim, Taca y Grupo San Cristóbal.
El proyecto que nos preocupa tiene el expediente 17364. Se llama “Ley de Fortalecimiento del Solidarismo del Sector Público”. Nos preocupa porque pretende que puedan mantenerse como afiliados de una asociación solidarista quienes se hayan retirado temporalmente de sus labores o de manera definitiva por pensión. Paso a explicar los argumentos contenidos en un análisis de esta ley, y que obtengo de un documento aprobado por nuestra junta directiva. La posibilidad de que personas que no se encuentran vinculadas a la empresa (pública o privada) puedan mantenerse afiliadas desvirtúa la naturaleza jurídica y administrativa de las asociaciones solidaristas, pues estas son organizaciones eminentemente laborales. El aporte patronal es un adelanto de la cesantía y únicamente corresponde a los trabajadores que, de conformidad con la ley, tienen derecho. No se puede otorgar el derecho a la cesantía, vía inclusión a la asociación solidarista, para los servidores que, por ley, no tienen ese derecho. Esta es una manera de aumentar las cargas del Estado injustificadamente. Junto a esto, debemos señalar que no existe razón jurídica válida que pueda posibilitar, en lo que respecta a la Ley Solidarista, una distinción entre los solidaristas de las instituciones del Estado y los solidaristas de las empresas privadas. Dejamos en claro que esta reforma pretende afianzar la posibilidad de que personas que no son trabajadores de una institución pública determinada puedan formar parte de la asociación solidarista. Además, resulta a todas luces incomprensible la intención de eliminar la prohibición que impide que los representantes patronales formen parte de la junta directiva de una asociación solidarista. ¿Cuál diferencia existe entre el gerente general de un banco estatal y el de un banco privado? ¿Cuál diferencia existe entre el auditor de una institución autónoma y el auditor de una empresa privada? La eliminación de esta prohibición (para el sector público) nos parece inconveniente e ilógica. Esta norma existe en la ley para que la administración de las asociaciones solidaristas sea ejercida por los trabajadores, no por los patronos.
Entre los proyectos de ley que tienen que ver con el solidarismo, uno nos encanta y otro nos preocupa. El proyecto de ley que alegra al Movimiento Solidarista consiste en la adición de un inciso “e)” al artículo 66 de la ley para el sistema financiero nacional para la vivienda, con el fin de incorporar a las asociaciones solidaristas como entidades autorizadas.
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Este mes de enero me dejó una gran lección de vida: la verdadera Navidad se vive al inicio de cada año, y no como yo creía, no al final de cada diciembre. La verdadera Navidad se vive en enero porque el espíritu de nuestra celebración ya no está ni el 24 ni el 25 de diciembre… Está en el Rezo del Niño.
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La Convención Ramsar para la preservación de los humedales es fulminante contra el gobierno de Nicaragua: lo que hicieron en Isla Calero fue una chambonada, un abuso, una chanchada. Arrasaron con 225 hectáreas de humedales donde vive la tercera parte de las especies en vías de extinción de América Central.
El informe detalla los alcances de esta destrucción, en una zona donde viven jaguares, manigordos, pumas, dantas, leones breñeros, congos, monos carablanca, monos colorados, perezosos o pericas ligeras, águilas harpías y lapas verdes, así como casi 200 especies de anfibios y reptiles y casi 800 especies de plantas.
La destrucción del ecosistema de Calero queda técnicamente verificada por este informe Ramsar. Como se explicó en la prensa nacional, la Convención sobre los Humedales o Convención Ramsar es un tratado suscrito por 160 naciones. Tanto Costa Rica como Nicaragua forman parte de esta convención, que obliga a velar por la conservación de estas áreas.
En esta destrucción, Nicaragua no está sola. La apoyó el gobierno de Hugo Chavez, que le dio a Nicaragua la draga Soberanía con que destruyeron la isla de Calero. Daniel Ortega y su otro aliado en esta salvajada, Edén Pastora, el “Comandante Nada”, han dicho que sueñan con un canal interoceánico, pero técnicos serios demuestran que la locura del gobierno nica quedará en eso, porque el canal sería imposible sin el apoyo de Costa Rica. Por ejemplo, el capitán Elgin Francisco Bermúdez, piloto de la Marina Mercante especializado en España, experto en Transporte Marítimo e Inspector Naval, publicó un estudio en que demuestra que un canal interoceánico por el río San Juan es imposible sin el uso del lado costarricense, porque van a tener que cumplir con una innumerable cantidad de reglamentos internacionales de seguridad en la navegación, y todos estos reglamentos obligan al uso de la margen derecha del río. Para realizar todo lo que se necesita deben existir balizamientos, luces, marcas, enfilaciones, boyas y faros del lado de Costa Rica.
Es decir, Nicaragua ni siquiera puede soñar con un canal interoceánico si no comparte el negocio con Costa Rica. Y Costa Rica no podría compartir un negocio como ese, si el precio es destruir el ambiente, tal y como acaban de hacerlo Daniel Ortega y Edén Pastora, de manera atroz, infame y cruel, en la isla Calero.
La Convención Ramsar para la preservación de los humedales es fulminante contra el gobierno de Nicaragua: lo que hicieron en Isla Calero fue una chambonada, un abuso, una chanchada. Arrasaron con 225 hectáreas de humedales donde vive la tercera parte de las especies en vías de extinción de América Central.
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Soy limonense de corazón. Crecí entre Siquirres, Guácimo y Guápiles. Mis compañeros de colegio eran muchachos de Cariari, del norte de Pococí y de las barras de Parismina, Colorado y Tortuguero, sitios de belleza singular y de riqueza natural incalculable.
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