La incapacidad de las autoridades públicas para dirigir a la Caja Costarricense del Seguro Social
Quienes ya peinamos algunas canas, estamos cansados de oír de los casi endémicos problemas de la Caja Costarricense del Seguro Social, en sus dos divisiones estratégica-operativas, el seguro de Salud y el régimen de invalidez, vejez y muerte.
El de salud se ha ido deteriorando, cada vez más, en la calidad de los servicios que se le prestan a los asegurados, quienes cuando acuden enfermos en busca de ayuda a alguno de los centros de atención médica, trátese de un Ebais, una clínica periférica o a la consulta externa de un hospital de la Caja, lo primero que encuentra, es un rótulo o a un agrio funcionario que lo informa sobre el trámite burocrático que debe cumplir para ser visto por un médico. Cada vez más, son más largas listas y el tiempo de espera para realizarse todo tipo de exámenes, conseguir una cita con algún especialista y para cerrar con broche de oro, la espera para la realización de alguna cirugía. Todo esto como si las enfermedades entendieran algo de burocracia. No son pocos los casos que cuando se llega la fecha, la o el paciente no se presenta, simplemente, porque ya no está entre los vivos.
Mientras que el otro pilar de la institución, el régimen invalidez, vejez y muerte tampoco goza de buena salud pues según el decir de algunos funcionarios de la misma institución y hasta del gobierno, en el mediano plazo, el régimen de pensiones es insostenible financieramente en las condiciones actuales. Pareciera ser básicamente uno de muerte pues conseguir la adjudicación de cualquiera de los sistemas posibles de pensiones, a juzgar por varios casos de los que he sido informado, es más fácil sacarse el premio mayor de la lotería de navidad. Y si esto fuera poco, encima el régimen, está en camino de la insolvencia financiera, según el decir de sus responsables.
En todos estos últimos treinta años, presidentes ejecutivos y de la república han llegado y se han ido pero los grandes problemas de la Caja, no solo persisten sino que se han ido agravando. No hay que tener cuatro dedos de frente, como decía, la gente de antes, para concluir entonces que el problema real de la Caja Costarricense del Seguro Social, es debido a una absoluta y manifiesta incapacidad de administración de esa institución, en el sentido estricto de este término por parte de sus administradores. Debemos entonces preguntarnos si el problema que aqueja a la Caja Costarricense del Seguro Social y guardando las diferencias del caso, a caso no es el mismo que afecta a la inmensa mayoría de instituciones estatales, que han perdido absolutamente el norte respecto a su razón de ser de ser medios para satisfacer oportuna, eficaz y eficientemente las necesidades de la ciudadanía.
Dado todo lo anterior, debemos concluir que la falta de una gestión oportuna, eficaz y eficiente en la Caja y en el resto de las organizaciones públicas, tiene una relación directa con quienes fueron elegidos, a través de procesos de elección popular, por consiguiente, los verdaderos responsables, al fin de cuentas, somos las y los electores, por haber sido poco, para no decir nada, exigentes respecto a los atributos personales, profesionales y cívicos de quienes les damos nuestro voto.
Aprendamos pues de nuestras propias experiencias y tengamos claro que es de dementes creer que si repetimos procedimientos, mantener el vigente estilo gerencial, podemos esperar resultados diferentes. Así que si queremos que las cosas realmente cambien en este país, necesariamente, habría que cambiar el estilo de administración que ha imperado, en los pasados treinta años o sea habría que mandar para sus casas a los actuales responsables y que otros asuman esas responsabilidades.
Quienes ya peinamos algunas canas, estamos cansados de oír de los casi endémicos problemas de la Caja Costarricense del Seguro Social, en sus dos divisiones estratégica-operativas, el seguro de Salud y el régimen de invalidez, vejez y muerte.
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