Mis primeros años de vida transcurrieron en San Isidro de El General. Durante muchos años, mi papá tuvo un trabajo que le permitía andar toda la Zona Sur. Fue él la primera persona a quien escuché hablar del daño que ocasionó una huelga en las bananeras de Golfito y Osa, que provocó la salida de la compañía trasnacional de aquella zona, dejando un serio problema social. Treinta años después, el Sur no ha podido reponerse de esa tremenda huelga.
Era yo un adolescente, estudiante del Colegio Agropecuario de Pococí, en Guápiles, donde nos fuimos a vivir a mis doce años, cuando recibí los primeros cursos sobre solidarismo, gracias a la Escuela Social Juan XXIII. Mi papá insistía en que, gracias al solidarismo, no iba a ocurrir en el Caribe lo que él había visto en la Zona Sur.
Pronto, aprendí a admirar a don Alberto Martén Chavarría,inventor del solidarismo, inventor de las tarjetas de crédito gracias a su teoría metafísica del dinero y quien nacionalizó la banca, siendo ministro de Hacienda de la Junta Fundadora de la Segunda República.
Don Alberto Martén abandonó la política para entregarse por entero al solidarismo. Fundó las primeras asociaciones solidaristas, entre ellas la de Gallito Industrial (hoy KRAFT) y la de Tienda La Gloria, y cuando tenía un buen número, hizo nacer la Unión Solidarista, que a los 25 años de fundada pasó a llamarse Movimiento Solidarista Costarricense.
Ante la muerte de mi amigo Wálter López, tuve la oportunidad de dirigir el Movimiento Solidarista durante poco más de dos años. Durante ese tiempo, creamos un periódico, tuvimos un programa de televisión, contamos con el apoyo de Grupo Extra y CANARA, tuvimos dos campañas de radio, una campaña en Teletica canal 7, dos campañas en vallas publicitarias y realizamos actividades en San Carlos, Pérez Zeledón, Guápiles, Limón, Puntarenas, El Coyol de Alajuela, Cartago, Buenos Aires, Coto Brus, Grecia, Palmares, Naranjo, Oreamuno, Turrialba y San José.
Dejo al Movimiento Solidarista Costarricense en un momento en que tienen una reserva de más de veinte millones de colones para comprar, por fin, una sede, después de 57 años de existencia desde que nació con el nombre de Unión Solidarista, así como una reserva económica para un congreso ideológico. Durante estos dos años, el Congreso Nacional Solidarista rompió el récord de asistencia, con más de mil asistentes, y hay una maestría de administración con 25 estudiantes becados por el Movimiento Solidarista Costarricense.
Quiero decir gracias por la oportunidad. Es de personas bien nacidas el ser agradecidas. La experiencia ha sido riquísima e invaluable. Que Dios los bendiga a todos y todas. Que Dios les pague por su generosidad, sus esfuerzos y sus luchas.
Mis primeros años de vida transcurrieron en San Isidro de El General. Durante muchos años, mi papá tuvo un trabajo que le permitía andar toda la Zona Sur. Fue él la primera persona a quien escuché hablar del daño que ocasionó una huelga en las bananeras de Golfito y Osa, que provocó la salida de la compañía trasnacional de aquella zona, dejando un serio problema social. Treinta años después, el Sur no ha podido reponerse de esa tremenda huelga.
Algunas personas creen que ser ambientalistas es hablar solo de árboles y animales. Se les olvida que el ser humano es parte integral del ambiente y, el desarrollo sostenible no se puede lograr si no resolvemos problemas sociales y económicos, si no hay fuentes de empleo, vivienda digna, seguridad sanitaria y social, y garantías individuales.
Por eso creo que estar metido en el mundo ambiental es una gran responsabilidad, porque conlleva buscar propiciar un cambio de actitud de los ciudadanos. Esto significa que se tenga que tener autoridad moral para defender la naturaleza, viendo al hombre como el eje central. En este particular yo creo que los jóvenes y en general la población, tiene que exigir un Código de Ética o Conducta para los que promuevan la conservación ambiental o el desarrollo sostenible.
Por ejemplo miro muy cuestionable a una persona que se diga ambientalista y sea un borracho, o producto del alcoholismo atropelle y mate a un ser humano; a una persona que fume marihuana, crack o cocaína o sea narcotraficante o no veo que autoridad moral tendría un ladrón o corruptos de menores pidiendo defender la ecología. La ecología hay que vivirla y practicarla. No importa en el sector que se esté: ya sea privado, empresarial, gubernamental, educativo, como ciudadano o ama de casa.
Pedimos a los padres de familia y a los ciudadanos que valoren muy bien la autoridad moral de aquellos que hoy se presentan como ambientalistas o ecologistas, porque se podría estar desvirtuando el verdadero sentido de la conservación ambiental y del desarrollo sostenible, cual es mejorar y satisfacer las necesidades de las presentes y futuras generaciones, siempre teniendo en cuenta que el ser humano es el principal recurso natural a proteger.
ALEXANDER BONILLA DURÁN
Algunas personas creen que ser ambientalistas es hablar solo de árboles y animales. Se les olvida que el ser humano es parte integral del ambiente y, el desarrollo sostenible no se puede lograr si no resolvemos problemas sociales y económicos, si no hay fuentes de empleo, vivienda digna, seguridad sanitaria y social, y garantías individuales.
A primera vista podría parecer un título irónico o provocador, sin embargo no es así. Hugo Chaves, como lo fueron en su momento Fidel Castro, Fernando Lugo del Paraguay y un poco menos, Ignacio "Lula" Da Silva, han hecho un inmenso aporte a la humanidad. Con su enfermedad, han mostrado al mundo, en grandes titulares, la fragilidad del ser humano, indistintamente la posición social, económica, política o militar que ostenten.
Para los que nos dedicamos al campo de la salud, resulta fundamental mantener permanentemente en la agenda política, el principio de que la salud es la base fundamental sobre la cual se construye el bienestar individual, familiar y colectivo. Que la lucha por preservar la salud vale la pena. Que todo el esfuerzo por mantener sana a la familia, resulta poco al lado de lidiar con el dolor de la enfermedad, la amenaza implícita de la pérdida del ser amado, o la inseguridad económica en que puede sumir a la familia.
Estos jefes de estado, especialmente Chaves en este momento, nos dan la oportunidad de comprender que la salud es el valor más preciado que las sociedades libres de nuestros días, deben capitalizar.
Nos permite dimensionar en todos sus alcances, el inmenso impacto que tiene la enfermedad, sobre todo la enfermedad maligna que amenaza mortalmente la existencia. ¿Quién hubiera imaginado al otrora todopoderoso Chaves, tembloroso y con la voz quebrada, pidiéndole a Dios, con todo su corazón en esta Semana Santa pasada que por favor le de más tiempo para terminar su misión en la tierra? Juro que jamás, en otra circunstancia, hubiese sido posible algo similar.
Esa incertidumbre que viven todos los venezolanos, por las razones más diversas posibles de imaginar, es la misma que vivimos los simples mortales cuando es el padre o la madre la que se enferma. El asunto está en cuán preparado y con qué se cuenta para hacerle frente al reto más importante de la vida.
A los jefes de estado los atienden los mejores médicos de mundo, literalmente, en los mejores hospitales y con los mejores equipos y medicamentos disponibles.
En otras palabras, tenemos que hacer los esfuerzos que correspondan para garantizar el acceso a los servicios de salud a toda la población, en condiciones de equidad, como ha sido en buenas cuentas, el anhelo de todos los costarricenses a lo largo de los años.
Hoy por hoy en Costa Rica, el problema más importante que tenemos que resolver con prontitud y entereza, es la recuperación económica y la calidad de los servicios de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Nadie sabe qué, cuándo y adónde nos va a tocar, pero si la CCSS está bien, si los servicios de salud están bien, ya no importa tanto el qué, el cuándo y el adónde, estamos protegidos.
ALVARO SALAS CHAVES
A primera vista podría parecer un título irónico o provocador, sin embargo no es así. Hugo Chaves, como lo fueron en su momento Fidel Castro, Fernando Lugo del Paraguay y un poco menos, Ignacio "Lula" Da Silva, han hecho un inmenso aporte a la humanidad. Con su enfermedad, han mostrado al mundo, en grandes titulares, la fragilidad del ser humano, indistintamente la posición social, económica, política o militar que ostenten.
Con motivo de mis dos anteriores comentarios sobre malas prácticas de jueces, tuve decenas de llamadas y mensajes por medio de las redes sociales, que Internet ahora ofrece.
La mayoría fue de colegas abogados y de otras personas usuarias que además de validar las observaciones que hice me preguntaban qué hacer.
Ciertamente esa omisión es imperdonable pues SÍ existen las instancias, dentro del engranaje del Poder Judicial, para acudir en caso de que se esté sufriendo alguna situación que ponga “trabas” en procesos judiciales en los que se interviene como abogados o partes, en un proceso.
Efectivamente, existe la Contraloría de Servicios del Poder Judicial, creada hace 10 años, por iniciativa del actual presidente de la Corte, Luis Paulino Mora, como una alternativa a la instancia propiamente disciplinaria y cuyo fin, en palabras de este alto funcionario, “… es ser un mecanismo que facilite y fortalezca una sana relación con los usuarios y permita una participación activa en la crítica constructiva de los servicios para lograr no sólo resolver, sino prevenir problemas que diariamente se presentan en relación con los quehaceres de quienes laboran para este Poder de la República”.
La Contralora Judicial es la Licda. Lena White Curling, una insigne funcionaria, de trato afable y eficientísima en su tarea de velar porque el usuario, reciba la mejor atención en cada una de las diligencias que realice en cualquier dependencia judicial.
Igualmente, en cada cabecera de circuitos judiciales del país existen las llamadas Comisiones de Usuarios del Poder Judicial, cuyos fines son extender, con ambas manos, lo que la Contraloría tiene como misión.
Igualmente, desde hace 90 años existe la Inspección Judicial, cuya función es aplicar el régimen disciplinario.
La Inspección está a cargo de un Tribunal e inspectores quienes, ante la denuncia que se les planteé por algún usuario judicial o cuando la Corte, su jerarca, de oficio así lo disponga, iniciar el proceso disciplinario en contra de actuaciones de servidores judiciales, incluidos los jueces, de modo que se determine si se debe imponer una sanción, incluso el despido, a quienes hayan incumplido con los deberes señalados en la Ley Orgánica del Poder Judicial y demás normativa al respecto.
Además la Inspección deberá fiscalizar y vigilar el accionar en los despachos, de empleados y funcionarios, en procura de una correcta, oportuna y transparente administración de justicia cuya meta sea brindar una eficiente atención a todos quienes acuden a ellos.
De modo que, ante las malas prácticas de funcionarios judiciales de cualquier rango, incluyendo a los jueces, hay dos instancias que gozan de la confianza, interna e externa, para fiscalizar, intervenir y, en su caso, sancionar sin miramientos a quienes así actúen.
Más que un derecho es un deber acudir a ellas, sin temor alguno de que se revertirá en su contra las denuncias que se hagan contra esos malos funcionarios pues es con la participación activa y constructiva de todos los ciudadanos que podremos contar con los mejores hombres y mujeres encargados de que la administración de justicia en Costa Rica no sea letra muerta en la Constitución Política y en las leyes.
Con motivo de mis dos anteriores comentarios sobre malas prácticas de jueces, tuve decenas de llamadas y mensajes por medio de las redes sociales, que Internet ahora ofrece.
La mayoría fue de colegas abogados y de otras personas usuarias que además de validar las observaciones que hice me preguntaban qué hacer.
Hace algunos años, en tiempos en que iba a clases de derecho penal con el don Luis Paulino Mora, había una palabra que, como es sabido, en ese campo del saber jurídico es clave, me refiero a la palabra “impericia”.
Algunos creen que los periodos presidenciales no son de cuatro, sino de dos años y esto es un falacia, es como si un partido de fútbol concluyera en el primer tiempo. A partir del próximo 8 de mayo arrancará la segunda etapa para el gobierno de la república, esperamos que doña Laura afine la alineación, balance al equipo, revise la estrategia y ojala, por el bien del país obtenga el ansiado triunfo.
La gestión gubernamental y el fútbol, guardan similitudes, los aficionados se sienten expertos, el fanatismo está incluido, hay gran exposición mediática y los protagonistas con gran facilidad pasan de héroes a villanos.
Un equipo de balompié que se precie, no solo debe hacer los mejores fichajes al principio, debe tener una excelente planilla para los relevos e ir formando prospectos desde las fuerzas básicas y lo más importante, tener un patrón de juego, de lo contrario todo se transforma en una desordenada mejenga.
En el primer tiempo doña Laura confirmó que no siempre el mejor amigo es el idóneo para el puesto, a veces también sucede que a quien se quiere fichar, no le interesa el equipo y es que la canalla es infame, pero además, el salario no resulta competitivo, de ahí que es preferible seguir en lo privado antes que exponerse al escarnio público.
Un equipo ganador lo es desde la banca, el director técnico triunfador tiene a su lado consejeros que complementan sus naturales falencias, alguien que le diga objetivamente como observa el partido y le sugiera los ajustes que debe considerar el entrenador.
En los últimos días la Señora Presidenta debió mover la banca, algunos se auto expulsaron y llegó el natural recambio.
Para el segundo tiempo doña Laura ha dado buenas señales, ha buscado consejo en las canas y la experiencia en materia hacendaria, pero también es claro que su alineación tiene jugadores que evidencian desgaste y es hora de sacarlos.
¡El partido no termina hasta que se acaba! ya los gringos nos dieron una amarga lección en la anterior eliminatoria mundialista, cuando en 20 segundos nos quitaron el boleto de las manos. Fútbol y política, cuántas pasiones y semejanzas.
Algunos creen que los periodos presidenciales no son de cuatro, sino de dos años y esto es un falacia, es como si un partido de fútbol concluyera en el primer tiempo. A partir del próximo 8 de mayo arrancará la segunda etapa para el gobierno de la república, esperamos que doña Laura afine la alineación, balance al equipo, revise la estrategia y ojala, por el bien del país obtenga el ansiado triunfo.
Con justa razón, los costarricenses reaccionamos con indignación y enojo al descubrir que el Ministro de Hacienda y el Director de Tributación Directa no pagaban sus impuestos como debían, al tiempo que impulsaban la aprobación de un nuevo plan tributario y criticaban la situación de evasión fiscal en el país. Las desacertadas declaraciones de la Presidenta Chinchilla, no hicieron más que atizar una hoguera ya de por sí ardiente. Bastaba con escuchar los programas de radio o leer los “sitios web” de los medios de comunicación colectiva, para constatar la ola de rabia que se desató entre la población.
Pasado el vendaval inicial, me parece importante hacer una nueva reflexión, esta vez sobre nuestra conducta como ciudadanos. Y es que en este asunto, un detalle esencial fue pasado por alto por casi todo el mundo: la Nación informó que ocho de cada diez propiedades están subvaloradas en Costa Rica, por lo que evidentemente no solamente los Ministros y Diputados pagan menos impuestos de los que deben… Así pues, si bien la crítica de los políticos era justificada y necesaria, pues ellos más que nadie están llamados a ser irreprochables y a predicar con el ejemplo, lo cierto es que también se impone un ejercicio de autocrítica a nivel generalizado, un examen de conciencia, profundo, sincero y humilde, de cada uno de nosotros.
La Biblia, plena de sabiduría, nos interroga y nos cuestiona: ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
Conviene, pues, darle una mirada a nuestra propia conducta, para ver si estamos contribuyendo con nuestros actos a construir una patria mejor y más justa, o si por el contrario estamos participando del deterioro generalizado que se vive en el país. Más allá del tema de impuestos, debemos preguntarnos entonces: ¿Cuál será la “viga” que tengo en el ojo? ¿Trabajo con empeño o me limito al mínimo esfuerzo? ¿Soy leal en mi trabajo o invento incapacidades? ¿Respeto la ley o la burlo? ¿Pago mordidas para evitar multas o trámites?¿Contamino o cuido el ambiente? ¿Soy solidario o solo me importa mi propio bienestar? En suma: ¿Soy un buen ciudadano?
No debemos olvidar que Costa Rica somos todos, que nuestro futuro lo construimos juntos y que por eso tenemos responsabilidades que no podemos obviar ni debemos eludir.
Es hora ya de generar un cambio, profundo y trascendental, porque solamente así lograremos que la sociedad sea más justa, más equitativa y que la “igualdad de oportunidades” deje de ser un eslogan vacío para convertirse en una realidad concreta. Empecemos allí donde más fácil acceso tenemos, donde no hay excusa para no actuar, empecemos pues, por nosotros mismos.
Rodolfo Brenes Vargas
Con justa razón, los costarricenses reaccionamos con indignación y enojo al descubrir que el Ministro de Hacienda y el Director de Tributación Directa no pagaban sus impuestos como debían, al tiempo que impulsaban la aprobación de un nuevo plan tributario y criticaban la situación de evasión fiscal en el país. Las desacertadas declaraciones de la Presidenta Chinchilla, no hicieron más que atizar una hoguera ya de por sí ardiente. Bastaba con escuchar los programas de radio o leer los “sitios web” de los medios de comunicación colectiva, para constatar la ola de rabia que se desató entre la población.
Con justa razón, los costarricenses reaccionamos con indignación y enojo al descubrir que el Ministro de Hacienda y el Director de Tributación Directa no pagaban sus impuestos como debían, al tiempo que impulsaban la aprobación de un nuevo plan tributario y criticaban la situación de evasión fiscal en el país. Las desacertadas declaraciones de la Presidenta Chinchilla, no hicieron más que atizar una hoguera ya de por sí ardiente. Bastaba con escuchar los programas de radio o leer los “sitios web” de los medios de comunicación colectiva, para constatar la ola de rabia que se desató entre la población.
Pasado el vendaval inicial, me parece importante hacer una nueva reflexión, esta vez sobre nuestra conducta como ciudadanos. Y es que en este asunto, un detalle esencial fue pasado por alto por casi todo el mundo: la Nación informó que ocho de cada diez propiedades están subvaloradas en Costa Rica, por lo que evidentemente no solamente los Ministros y Diputados pagan menos impuestos de los que deben… Así pues, si bien la crítica de los políticos era justificada y necesaria, pues ellos más que nadie están llamados a ser irreprochables y a predicar con el ejemplo, lo cierto es que también se impone un ejercicio de autocrítica a nivel generalizado, un examen de conciencia, profundo, sincero y humilde, de cada uno de nosotros.
La Biblia, plena de sabiduría, nos interroga y nos cuestiona: ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
Conviene, pues, darle una mirada a nuestra propia conducta, para ver si estamos contribuyendo con nuestros actos a construir una patria mejor y más justa, o si por el contrario estamos participando del deterioro generalizado que se vive en el país. Más allá del tema de impuestos, debemos preguntarnos entonces: ¿Cuál será la “viga” que tengo en el ojo? ¿Trabajo con empeño o me limito al mínimo esfuerzo? ¿Soy leal en mi trabajo o invento incapacidades? ¿Respeto la ley o la burlo? ¿Pago mordidas para evitar multas o trámites?¿Contamino o cuido el ambiente? ¿Soy solidario o solo me importa mi propio bienestar? En suma: ¿Soy un buen ciudadano?
No debemos olvidar que Costa Rica somos todos, que nuestro futuro lo construimos juntos y que por eso tenemos responsabilidades que no podemos obviar ni debemos eludir.
Es hora ya de generar un cambio, profundo y trascendental, porque solamente así lograremos que la sociedad sea más justa, más equitativa y que la “igualdad de oportunidades” deje de ser un eslogan vacío para convertirse en una realidad concreta. Empecemos allí donde más fácil acceso tenemos, donde no hay excusa para no actuar, empecemos pues, por nosotros mismos.
Rodolfo Brenes Vargas
Con justa razón, los costarricenses reaccionamos con indignación y enojo al descubrir que el Ministro de Hacienda y el Director de Tributación Directa no pagaban sus impuestos como debían, al tiempo que impulsaban la aprobación de un nuevo plan tributario y criticaban la situación de evasión fiscal en el país. Las desacertadas declaraciones de la Presidenta Chinchilla, no hicieron más que atizar una hoguera ya de por sí ardiente. Bastaba con escuchar los programas de radio o leer los “sitios web” de los medios de comunicación colectiva, para constatar la ola de rabia que se desató entre la población.
RONNY: Y ahora, solo porque usted lo pidió, le presentamos la sección de preguntas curiosas, que tienen respuesta gracias a BBC MUNDO.
ORIETTA:¿Cuál es el animal más ruidoso?
RONNY: Eso depende de qué queramos decir con ruidoso. Pero si entendemos ruidoso como el que produce el sonido más fuerte, el Zoológico Nacional Smithsonian en Estados Unidos dice que es la ballena azul.
RONNY: Sus pulsos de 188 decibeles son más fuertes que el sonido de un motor de reacción y pueden escucharse a una distancia de hasta 800 kilómetros.
ORIETTA: En tierra, los animales que hacen los ruidos más fuertes son probablemente los monos aulladores cuyos chillidos pueden escucharse a una distancia de cerca de 5 kilómetros.
RONNY: El anfibio más ruidoso es la rana coquí, nativa de Puerto Rico.
ORIETTA: En las aves, el guácharo, también conocido como pájaro aceitoso es igualmente ruidoso. Sus ruidos pueden alcanzar los 100 decibeles.
RONNY: Una especie de insecto Corixa punctata, del tamaño de un grano de arroz, puede llegar a "cantar" a un volumen de 103 decibeles. El insecto produce este sonido al frotar su pene contra su barriga.
ORIETTA: Mejor pasemos a otra pregunta.
RONNY: ¿El hielo que se derrite en la Antártica está haciendo crecer el nivel del mar?
ORIETTA: Uno pensaría que por ser la mayor extensión de hielo del planeta, el hielo que se derrite en la Antártica sería el principal factor en el aumento del nivel de los mares.
ORIETTA: Sin embargo, las mediciones actuales indican que la cantidad de hielo que se derrite es más o menos equivalente a la cantidad de hielo que se forma.
ORIETTA: Como resultado, se estima que el continente Antártico contribuye sólo en un 10% al aumento del nivel del mar por derretimiento de hielo.
RONNY: Y tenemos chance para otra, ------una cortita.
RONNY: ¿Cuál es el tren más rápido?
ORIETTA: Los trenes más rápidos son los que hacen el recorrido entre las ciudades de Guangzhou y Wuhan en China. Viajan a una velocidad promedio de 350 kilómetros por hora.
RONNY: Y hasta aquí esta sección de cultura, que seguramente no le servirá para nada…
ORIETTA: O a lo mejor, quien sabe…
RONNY: Y ahora, solo porque usted lo pidió, le presentamos la sección de preguntas curiosas, que tienen respuesta gracias a BBC MUNDO.
El conocimiento como clave del desarrollo de los pueblos
Las sociedades contemporáneas se enfrentan al reto de proyectarse y adaptarse a un proceso de cambio que viene avanzando muy rápidamente hacia la construcción de Sociedades del Conocimiento. Este proceso es dinamizado esencialmente por el desarrollo de nuevas tendencias en la generación difusión y utilización del conocimiento, y está demandando la revisión y adecuación de muchas de las empresas y organizaciones sociales y la creación de otras nuevas con capacidad para asumir y orientar el cambio pues la sociedad del conocimiento ha de estar en la base de toda política de promoción económica, cultural o educativa.
Tengamos en cuenta que una Sociedad del Conocimiento es una sociedad con capacidad para generar, apropiar y utilizar el conocimiento para atender las necesidades de su desarrollo y así construir su propio futuro, convirtiendo la creación y trasferencia del conocimiento en herramienta de la sociedad para su propio beneficio.
En este sentido, en la sociedad del conocimiento y del aprendizaje, las comunidades, empresas y organizaciones avanzan gracias a la difusión, asimilación, aplicación y sistematización de conocimientos creados u obtenidos localmente, o accesados del exterior. El proceso de aprendizaje se potencia en común, a través de redes, empresas, gremios, comunicación inter e intrainstitucional, entre comunidades y países. Una sociedad de aprendizaje significa una nación y unos agentes económicos más competitivos e innovadores y también eleva la calidad de vida a todo nivel.
Entonces, si el conocimiento se ha convertido en el factor crítico en cualquier actividad, es vital que los poderes públicos procuren su desarrollo y extensión. Pero ¿cómo hacerlo? Seguramente una buena fórmula sería favorecer los mismos factores que han contribuido a acelerar la implantación de la sociedad del conocimiento en los últimos años. Un primer paso sería garantizar el acceso a internet y las nuevas tecnologías de la información a todas las personas, así como los conocimientos necesarios para poder utilizarlas. Posteriormente es importante asegurarse de que la información esté disponible, y ahí los poderes públicos tienen de nuevo un importante papel que jugar, pues mucha información tienen su origen precisamente en la propia administración. Finalmente la información tiene que poder ser interpretada y asimilada, para que llegue a ser realmente conocimiento y pueda ser utilizada. La educación juega un papel fundamental en esta última fase.
En lo que respecta a la transición de América Latina y el Caribe hacia una sociedad del conocimiento en condiciones de eficiencia y equidad, se justifican nuevas formas de intervención del Estado y acciones públicas y privadas explícitamente dirigidas a una asignación óptima de recursos para alcanzar las metas deseables que las reglas del mercado, por sí solas, no aseguran. La región, entre otros desafíos, deberá buscar financiamiento para disminuir el rezago tecnológico; determinar el marco jurídico, regulatorio e institucional que asegure bajas barreras al ingreso y a la competencia entre proveedores de servicios de conexión a las redes de transmisión; disminuir la heterogeneidad en la difusión de las tecnologías de la información y comunicación; lograr mayor participación en los contenidos de información y conocimiento que transmiten las redes digitales; contrarrestar la fuerte concentración de poder que la rápida informatización coloca en manos de países industrializados y obtener mayor cooperación internacional.
Cambiar hacia la sociedad del conocimiento llevará su tiempo, y para conseguirlo es preciso comprender mejor por qué ahora el conocimiento es la clave del desarrollo y la riqueza de los pueblos. Y es preciso que la gente adquiera como valor personal la renovación intelectual; que esto no sea un patrimonio de ciertos grupos, sino que sea un valor extendido a todos los niveles de la sociedad.
Las sociedades contemporáneas se enfrentan al reto de proyectarse y adaptarse a un proceso de cambio que viene avanzando muy rápidamente hacia la construcción de Sociedades del Conocimiento.