Comentarios

La Patria naufraga entre corruptos, traidores, y narcotráfico

La Carretera llamada Juanito Mora o también conocida como la carretera Dignidad, cuyo trayecto va paralelo a la margen del Río San Juan, en nuestra frontera norte y su construcción tiene como propósito que darle vías de comunicación de terrestre a diferentes poblaciones de la zona, a las que antes solo se les podía llegar por ese río.
Lo cierto es que, desde los inicios de la construcción, esta iniciativa ha sido noticia, las que van desde acusaciones por un supuesto daño ambiental, presentadas por parte de nacionales, quienes sin saberlo fueron tontos útiles al servicio de los intereses espurios del gobierno sandinista. Ahora nuevamente es noticia pero por nuevos actos de corrupción cometidos al menos por dos funcionarios ligados al CONAVI e involucrados en su construcción.
Ese muy aparente acto de corrupción, como excepción a la regla, fue dado a conocer a la opinión pública, no por algún medio noticioso, como ha sido la costumbre, desde hace ya varios años, sino que ahora fueron dos señores diputados los denunciantes y la señora presidente Laura Chinchilla, hizo suya esa denuncia. Bueno nunca es tarde cuando la dicha es buena.
La mayoría de los medios de comunicación cuando hay actos de corrupción se limitan a informar y a veces, ha ido más allá, provocando un escándalo, que haga reaccionar a las autoridades públicas. Por esto debemos pensar ¿qué pasaría si los medios de comunicación no hubieran asumido esa tarea de investigar y denunciar a los actos corruptos, sobre los que desafortunadamente, un día sí y otro también le informan a las y los costarricenses? Probablemente, quedarían en lo oscuro, en aquí, no pasó nada.
Por otro lado, cuando hay un corruptor privado, el Estado como un todo, de oficio, debería no volver a utilizarlo como proveedor de bienes o servicios. Pero la práctica evidencia otra cosa, se castiga al funcionario corrupto visible pero, en la mayoría de los casos, el corruptor no solo queda impune, sino que además, puede volver a tratar de gestionar una nueva relación comercial con algún ente estatal; la que seguramente ganará, usando las mismas perversas prácticas de corromper a quien decide. Este actuar es traición a la Patria.
Finalmente, el narcotráfico es otra tentación tan grande para algunos, ya no para los adictos, sino para cualquiera que quiera hacerse de dinero fácil, donde el trabajo, el esfuerzo, el estudio y la capacitación brillan por su ausencia pues lo único importante es hacer mucho dinero con el menor esfuerzo posible.
Entre esas realidades la Patria naufraga y alguna gente decente que parece no entender la gravedad de la situación y cómo todo esto afecta sus vidas y la de los suyos, ya es tiempo, de que despierten y hagan suyo la lucha contra este flagelo, de la corrupción, el cual de no ponerle un alto, podría acabar con Costa Rica.
La Carretera llamada Juanito Mora o también conocida como la carretera Dignidad, cuyo trayecto va paralelo a la margen del Río San Juan, en nuestra frontera norte y su construcción tiene como propósito que darle vías de comunicación de terrestre a diferentes poblaciones de la zona, a las que antes solo se les podía llegar por ese río.

La Patria naufraga entre corruptos, traidores, y narcotráfico

La Carretera llamada Juanito Mora o también conocida como la carretera Dignidad, cuyo trayecto va paralelo a la margen del Río San Juan, en nuestra frontera norte y su construcción tiene como propósito que darle vías de comunicación de terrestre a diferentes poblaciones de la zona, a las que antes solo se les podía llegar por ese río.
Lo cierto es que, desde los inicios de la construcción, esta iniciativa ha sido noticia, las que van desde acusaciones por un supuesto daño ambiental, presentadas por parte de nacionales, quienes sin saberlo fueron tontos útiles al servicio de los intereses espurios del gobierno sandinista. Ahora nuevamente es noticia pero por nuevos actos de corrupción cometidos al menos por dos funcionarios ligados al CONAVI e involucrados en su construcción.
Ese muy aparente acto de corrupción, como excepción a la regla, fue dado a conocer a la opinión pública, no por algún medio noticioso, como ha sido la costumbre, desde hace ya varios años, sino que ahora fueron dos señores diputados los denunciantes y la señora presidente Laura Chinchilla, hizo suya esa denuncia. Bueno nunca es tarde cuando la dicha es buena.
La mayoría de los medios de comunicación cuando hay actos de corrupción se limitan a informar y a veces, ha ido más allá, provocando un escándalo, que haga reaccionar a las autoridades públicas. Por esto debemos pensar ¿qué pasaría si los medios de comunicación no hubieran asumido esa tarea de investigar y denunciar a los actos corruptos, sobre los que desafortunadamente, un día sí y otro también le informan a las y los costarricenses? Probablemente, quedarían en lo oscuro, en aquí, no pasó nada.
Por otro lado, cuando hay un corruptor privado, el Estado como un todo, de oficio, debería no volver a utilizarlo como proveedor de bienes o servicios. Pero la práctica evidencia otra cosa, se castiga al funcionario corrupto visible pero, en la mayoría de los casos, el corruptor no solo queda impune, sino que además, puede volver a tratar de gestionar una nueva relación comercial con algún ente estatal; la que seguramente ganará, usando las mismas perversas prácticas de corromper a quien decide. Este actuar es traición a la Patria.
Finalmente, el narcotráfico es otra tentación tan grande para algunos, ya no para los adictos, sino para cualquiera que quiera hacerse de dinero fácil, donde el trabajo, el esfuerzo, el estudio y la capacitación brillan por su ausencia pues lo único importante es hacer mucho dinero con el menor esfuerzo posible.
Entre esas realidades la Patria naufraga y alguna gente decente que parece no entender la gravedad de la situación y cómo todo esto afecta sus vidas y la de los suyos, ya es tiempo, de que despierten y hagan suyo la lucha contra este flagelo, de la corrupción, el cual de no ponerle un alto, podría acabar con Costa Rica.
La Carretera llamada Juanito Mora o también conocida como la carretera Dignidad, cuyo trayecto va paralelo a la margen del Río San Juan, en nuestra frontera norte y su construcción tiene como propósito que darle vías de comunicación de terrestre a diferentes poblaciones de la zona, a las que antes solo se les podía llegar por ese río.

Responsabilidad política y coherencia

Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.
La decisión merece nuestro aplauso y aprobación. No obstante, también nos genera algunas interrogantes sobre la coherencia de la señora Presidenta. Veamos: al jerarca del MOPT, lo destituyó por hechos que cometieron sus subalternos, pero al jerarca de Hacienda lo mantuvo en el cargo y lo defendió, cuando estaba siendo cuestionado por actos personales y propios. ¿Porqué la diferencia? ¿Qué la justifica?
Si de “responsabilidad política” se trata, pareciera que hay un claro problema de coherencia, pues en ambos casos se imponía la destitución del Ministro.
La actuación de doña Laura Chinchilla puede entonces interpretarse de dos maneras distintas. Para algunos, se trató de una medida de “satisfacción a la opinión pública”, una operación de “maquillaje” para contrarrestar su mala imagen en las encuestas, una forma de presentarse finalmente como la Presidenta “firme y honesta” que prometió ser.
Por mi parte, prefiero pensar que estamos ante un cambio en la manera de concebir el ejercicio del poder. Quisiera creer que doña Laura Chinchilla ha abierto los ojos y ha escuchado el clamor popular que pide a gritos un alto a la corrupción. Quisiera imaginar que, de ahora en adelante, la Presidenta le exigirá “responsabilidad política” a todos sus funcionarios, sin distinción de rango, no sólo cuando roben o despilfarren fondos públicos, sino también cuando permitan que otros lo hagan.
Por eso, debemos estar atentos a las futuras actuaciones de la señora Presidenta en casos de este tipo. Será ella quien demostrará si tengo razón en mi apreciación, o si más bien soy un iluso, pues quienes estaban en lo correcto eran los que dudaban de sus buenas intenciones y sinceridad cuando despidió a su Ministro de Transportes.
La ocasión de hacerlo está a la vuelta de la esquina, pues recién estamos conociendo los verdaderos alcances de lo sucedido con la trocha “1856”. Lo que se suponía sería un acto para reafirmar la soberanía nacional, ha terminado siendo causa de enorme humillación y vergüenza para todos los costarricenses.
Hoy, como en 1856, la Patria expectante vuelve sus ojos hacia la Presidencia. Hoy, como en 1856, Costa Rica demanda firmeza y honestidad. Hoy, como en 1856, los costarricenses necesitamos volver a creer y volver a soñar en un futuro distinto, un futuro mejor.
Rodolfo Brenes Vargas
Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.

Responsabilidad política y coherencia

Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.
La decisión merece nuestro aplauso y aprobación. No obstante, también nos genera algunas interrogantes sobre la coherencia de la señora Presidenta. Veamos: al jerarca del MOPT, lo destituyó por hechos que cometieron sus subalternos, pero al jerarca de Hacienda lo mantuvo en el cargo y lo defendió, cuando estaba siendo cuestionado por actos personales y propios. ¿Porqué la diferencia? ¿Qué la justifica?
Si de “responsabilidad política” se trata, pareciera que hay un claro problema de coherencia, pues en ambos casos se imponía la destitución del Ministro.
La actuación de doña Laura Chinchilla puede entonces interpretarse de dos maneras distintas. Para algunos, se trató de una medida de “satisfacción a la opinión pública”, una operación de “maquillaje” para contrarrestar su mala imagen en las encuestas, una forma de presentarse finalmente como la Presidenta “firme y honesta” que prometió ser.
Por mi parte, prefiero pensar que estamos ante un cambio en la manera de concebir el ejercicio del poder. Quisiera creer que doña Laura Chinchilla ha abierto los ojos y ha escuchado el clamor popular que pide a gritos un alto a la corrupción. Quisiera imaginar que, de ahora en adelante, la Presidenta le exigirá “responsabilidad política” a todos sus funcionarios, sin distinción de rango, no sólo cuando roben o despilfarren fondos públicos, sino también cuando permitan que otros lo hagan.
Por eso, debemos estar atentos a las futuras actuaciones de la señora Presidenta en casos de este tipo. Será ella quien demostrará si tengo razón en mi apreciación, o si más bien soy un iluso, pues quienes estaban en lo correcto eran los que dudaban de sus buenas intenciones y sinceridad cuando despidió a su Ministro de Transportes.
La ocasión de hacerlo está a la vuelta de la esquina, pues recién estamos conociendo los verdaderos alcances de lo sucedido con la trocha “1856”. Lo que se suponía sería un acto para reafirmar la soberanía nacional, ha terminado siendo causa de enorme humillación y vergüenza para todos los costarricenses.
Hoy, como en 1856, la Patria expectante vuelve sus ojos hacia la Presidencia. Hoy, como en 1856, Costa Rica demanda firmeza y honestidad. Hoy, como en 1856, los costarricenses necesitamos volver a creer y volver a soñar en un futuro distinto, un futuro mejor.
Rodolfo Brenes Vargas
Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.

ALGUIEN TENÍA QUE TOMAR LA INICIATIVA

DANIEL COTO

DESCARGAR AUDIO

ALGUIEN TENÍA QUE TOMAR LA INICIATIVA

DANIEL COTO

DESCARGAR AUDIO

PERDURA

Muchos creemos que cuando alguien fallece, lo único que muere es su cuerpo. El precioso recipiente que contuvo el alma de la persona con quien compartimos experiencias, anhelos, esperanzas, desencantos y alegrías.
Nuestro hermano, el amigo, el maestro y el compañero que al morir nos abandona porque recibe el don de pasar a una vida mejor, deja en nosotros, y en el mundo en que desarrolló su existencia, huellas suficientes que nos permiten seguir su rastro, un rastro que determinará nuestros recuerdos, y con ellos el egoísta dolor de ya no tenerlo  a nuestro lado.
El martes de esta semana, el programa Panorama, la Cámara Nacional de Radio, y toda la gente de bien de este país, y de fuera de él, que por cualquier motivo tuvo el privilegio de compartir algún instante de su vida con don Andrés Guzmán Stein, comenzamos a seguir las huellas marcadas con la fuerza de su inclaudicable voluntad; huellas que dejaron tras de sí un rastro de honestidad que es ejemplo en este país.
Sus acciones como empresario emprendedor; su activa, y siempre desinteresada participación en la política nacional; su permanente preocupación por los asuntos públicos de la nación; pero especialmente sus palabras, difundidas a través de este programa con la claridad y valentía, que solo pueden expresar las personas dignas, con convicciones firmes, y una sólida formación, permanecerán con nosotros en el tiempo.
Andrés Guzmán falleció, pero su legado vivirá en el corazón de su familia; en los gratos recuerdos de quienes fuimos sus compañeros comentaristas y amigos; y en el ejemplar sendero que nos dejó marcado con las huellas de sus acciones.
Paz y resignación a sus familiares.
Rigoberto Urbina Vargas y todo el cuerpo de comentaristas del Programa Panorama.
Muchos creemos que cuando alguien fallece, lo único que muere es su cuerpo. El precioso recipiente que contuvo el alma de la persona con quien compartimos experiencias, anhelos, esperanzas, desencantos y alegrías.

¡Mayo inolvidable!

El valor de mi país lo construye mi vecino, un familiar, un amigo, el señor de la esquina, yo mismo. Personas que al igual que yo, se esfuerzan a diario y que saben que las cosas buenas comienzan con el primer paso, en un viaje de mil millas donde la fe y la actitud, me hacen grande, me mantienen en pie, porque yo puedo generar valor.
Sí, ese valor que nace desde el interior del corazón, que se construye a cada instante desde nuestros hogares, nuestros barrios en nuestro trabajo.
El valor de mi país, inicia cuando comienzo a creer en mi mismo, en lo que puedo alcanzar con voluntad, con honestidad y me convierto en un eslabón importante, sin importar la actividad que realice desde la más simple a la más compleja.
En medio de la corrupción, de la ineficiencia burocrática, de la mediocridad, del “pobrecito aquel”, yo sigo adelante porque es fascinante lo que puedo y podemos lograr cuando aprendemos a creer. Sí a creer en nosotros mismos y saber que aunque el camino pueda ser difícil y resbaladizo, como dijo en algún momento, Abraham Lincoln, nos caímos, pero nos pusimos en pie con mayor fuerza para seguir adelante.
Sigo pensando que mi país, ese pedazo de tierra verde, fértil y próspera, en donde en muchas partes aún huele a boñiga y a lechería, y el viento te abraza para recordarte que estás vivo, es una tierra bendecida por Dios, donde son más las personas buenas y trabajadoras, que generan valor, que las que no suman ni siquiera un ápice a su historia de vida.
Aunque tengamos cientos de problemas que nos pueden acechar como nación, usted y yo con nuestro trabajo podemos cambiar el rumbo de las cosas. Al igual que lo han hecho cientos de hombres, mujeres, jóvenes y niños ...¡Lo que falta es creer!.
Mayo ha sido un mes de resultados fascinantes que nos deben hacer recuperar la fe en nuestro país.  Reflexione, piense que cuando nos atrevemos lo logramos y comenzamos a cambiar el rumbo de nuestra historia, porque tenemos la firmeza y el coraje para obtener resultados positivos.
Olvídese, por un momento, de todo lo que le afecta a diario como empresario, como ciudadano. Piense en un momento en que cuando comienza a creérsela, las posibilidades comienzan a alinearse a su favor y solo van en una dirección.  Hacia delante.
Recientemente, el Dr. Franklin Chang fue homenajeado como miembro en el Salón de la Fama de la NASA; Luis Gerardo León y José Miguel González, dos jóvenes en edad pero grandes en sus logros, brillaron con sus innovaciones en la Feria Mundial de Intel y ganaron importantes premios, con inventos que ayudan a la humanidad. Un deportista que apunta de esfuerzo y perseverancia se trazó un objetivo y llegó a la meta. Shirley Cruz, una futbolista que rompió esquemas y acaba de ganar junto a su equipo, su segunda copa de Campeones de Europa. Andrey Amador, obtuvo un tercer lugar y no satisfecho, luego ganó una etapa del Giro de Italia, una de las tres grandes competencias de ciclismo del mundo. Un caminante, un amante de la naturaleza, Warner Rojas, se trazó un objetivo y llegó a la cima del mundo. Al igual que ellos, usted y yo podemos marcar la diferencia en un mundo que aunque está lleno de contrastes, con su trabajo y esfuerzo diario, podemos marcar la diferencia.
Lo que necesitamos es creer.
María Martha Mesén Cepeda
El valor de mi país lo construye mi vecino, un familiar, un amigo, el señor de la esquina, yo mismo. Personas que al igual que yo, se esfuerzan a diario y que saben que las cosas buenas comienzan con el primer paso, en un viaje de mil millas donde la fe y la actitud, me hacen grande, me mantienen en pie, porque yo puedo generar valor.

¡Mayo inolvidable!

El valor de mi país lo construye mi vecino, un familiar, un amigo, el señor de la esquina, yo mismo. Personas que al igual que yo, se esfuerzan a diario y que saben que las cosas buenas comienzan con el primer paso, en un viaje de mil millas donde la fe y la actitud, me hacen grande, me mantienen en pie, porque yo puedo generar valor.
Sí, ese valor que nace desde el interior del corazón, que se construye a cada instante desde nuestros hogares, nuestros barrios en nuestro trabajo.
El valor de mi país, inicia cuando comienzo a creer en mi mismo, en lo que puedo alcanzar con voluntad, con honestidad y me convierto en un eslabón importante, sin importar la actividad que realice desde la más simple a la más compleja.
En medio de la corrupción, de la ineficiencia burocrática, de la mediocridad, del “pobrecito aquel”, yo sigo adelante porque es fascinante lo que puedo y podemos lograr cuando aprendemos a creer. Sí a creer en nosotros mismos y saber que aunque el camino pueda ser difícil y resbaladizo, como dijo en algún momento, Abraham Lincoln, nos caímos, pero nos pusimos en pie con mayor fuerza para seguir adelante.
Sigo pensando que mi país, ese pedazo de tierra verde, fértil y próspera, en donde en muchas partes aún huele a boñiga y a lechería, y el viento te abraza para recordarte que estás vivo, es una tierra bendecida por Dios, donde son más las personas buenas y trabajadoras, que generan valor, que las que no suman ni siquiera un ápice a su historia de vida.
Aunque tengamos cientos de problemas que nos pueden acechar como nación, usted y yo con nuestro trabajo podemos cambiar el rumbo de las cosas. Al igual que lo han hecho cientos de hombres, mujeres, jóvenes y niños ...¡Lo que falta es creer!.
Mayo ha sido un mes de resultados fascinantes que nos deben hacer recuperar la fe en nuestro país.  Reflexione, piense que cuando nos atrevemos lo logramos y comenzamos a cambiar el rumbo de nuestra historia, porque tenemos la firmeza y el coraje para obtener resultados positivos.
Olvídese, por un momento, de todo lo que le afecta a diario como empresario, como ciudadano. Piense en un momento en que cuando comienza a creérsela, las posibilidades comienzan a alinearse a su favor y solo van en una dirección.  Hacia delante.
Recientemente, el Dr. Franklin Chang fue homenajeado como miembro en el Salón de la Fama de la NASA; Luis Gerardo León y José Miguel González, dos jóvenes en edad pero grandes en sus logros, brillaron con sus innovaciones en la Feria Mundial de Intel y ganaron importantes premios, con inventos que ayudan a la humanidad. Un deportista que apunta de esfuerzo y perseverancia se trazó un objetivo y llegó a la meta. Shirley Cruz, una futbolista que rompió esquemas y acaba de ganar junto a su equipo, su segunda copa de Campeones de Europa. Andrey Amador, obtuvo un tercer lugar y no satisfecho, luego ganó una etapa del Giro de Italia, una de las tres grandes competencias de ciclismo del mundo. Un caminante, un amante de la naturaleza, Warner Rojas, se trazó un objetivo y llegó a la cima del mundo. Al igual que ellos, usted y yo podemos marcar la diferencia en un mundo que aunque está lleno de contrastes, con su trabajo y esfuerzo diario, podemos marcar la diferencia.
Lo que necesitamos es creer.
María Martha Mesén Cepeda
El valor de mi país lo construye mi vecino, un familiar, un amigo, el señor de la esquina, yo mismo. Personas que al igual que yo, se esfuerzan a diario y que saben que las cosas buenas comienzan con el primer paso, en un viaje de mil millas donde la fe y la actitud, me hacen grande, me mantienen en pie, porque yo puedo generar valor.

TODOS LOS AÑOS, LO MISMO

DESCARGAR AUDIO

TODOS LOS AÑOS, LO MISMO

DESCARGAR AUDIO