Actuar con inteligencia
Aunque algunos lo pretendan ocultar; lo cierto es que nuestra sociedad se ha visto desgarrada por la violencia, la inseguridad, la violación a los derechos de niños y mujeres, la corrupción, la carencia de compromiso ante los deberes democráticos, la falta de respeto hacia quienes no piensan igual que uno o la pérdida de aquellas actitudes superiores necesarias para nuestro sano crecimiento individual y colectivo como la prudencia, el raciocinio, la empatía, la perseverancia y la tolerancia.
Dada estas dificultades, sería lógico pensar que el desánimo o el descontento podrían aflorar en el sentir, y actuar, ciudadano. No obstante, ante esta situación, claramente se nos podrían presentar dos caminos: o transitamos, como sujetos pasivos, por la vía de la desesperanza, la apatía y el conformismo; o recorremos, de forma activa e inteligente, un trecho de fortalecida entereza, esperanza y un positivo compromiso de cambio.
Deseo creer que todos somos conscientes de que es, evidentemente, el camino de la entereza, la esperanza, fortaleza y raciocinio, el más acertado para evitar que estos males sociales le sigan poniendo una soga al cuello a nuestro país. Definitivamente nuestra sociedad debe anteponer los valores de la entereza, la razón y la confianza como las principales armas que le ayude a sobrellevar aquellos conflictos políticos, económicos y sociales existentes, y le dé la energía requerida para seguir en la búsqueda de una Costa Rica más depurada.
Por ejemplo, actualmente se habla mucho sobre la violencia generada en centros educativos, en las calles o casos de corrupción política, pero habría que ver si, realmente, la población es conciente de esta problemática y qué está haciendo para contribuir, junto con el Gobierno, a contrarrestar tal situación. ¡No basta con hablar, con sorprenderse o enjuiciar!, se trata también de proponer soluciones y de actuar para plasmarlas.
En esta época no se justifican las quejas, las críticas destructivas, la pasividad, el egoísmo, el “simple choteo” y menos la idea de que los conflictos nacionales deben ser resueltos, exclusivamente, por el Gobierno. Requerimos una sociedad unida, activa, comprometida y pensante, en donde todos los costarricenses, con entereza e inteligencia, demos nuestro aporte en la construcción de una Patria más saludable.
Pues en el tanto mantengamos nuestra entereza en que podemos luchar, diariamente, por actuar de la manera más positiva por este país; mientras tengamos la esperanza en que todavía existen quienes respetan el ejercicio de la política; si abrigamos la confianza en que nuestra sociedad es aún capaz de emanar justicia, respeto, solidaridad y paz; y cultivemos la esperanza en que los costarricenses seremos asiduos vigilantes de la democracia y el bien común, estaremos alimentando la conquista de un país con mayor progreso humano.
En nuestras manos está el actuar con entereza, con inteligencia, el apostar a la esperanza, el contribuir y el comprometerse a actuar. Sencillamente el hacer nuestras aquellas célebres palabras expresadas por el ex presidente estadounidense John F. Kennedy: “No pregunten qué puede hacer vuestro país por ustedes; pregunten qué pueden hacer ustedes por su país”. Solamente así podemos procurar mantener transparente el océano social de nuestra Costa Rica.
Aunque algunos lo pretendan ocultar; lo cierto es que nuestra sociedad se ha visto desgarrada por la violencia, la inseguridad, la violación a los derechos de niños y mujeres, la corrupción, la carencia de compromiso ante los deberes democráticos, la falta de respeto hacia quienes no piensan igual que uno o la pérdida de aquellas actitudes superiores necesarias para nuestro sano crecimiento individual y colectivo como la prudencia, el raciocinio, la empatía, la perseverancia y la tolerancia.
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