En Costa Rica, un estudio recientemente realizado por IDESPO y divulgado por el PANI, da cuenta que el 50% de los entrevistados considera que la agresión, en sus diversas manifestaciones, es una buena práctica para educar a los hijos.
Un 23.9% afirman hacerlo porque“los niños son desobedientes”; un 16%, porque“son malcriados”.El 71% de los entrevistados reconoce que es su infancia ellos también fueron agredidos en el seno familiar.
La mala costumbre de agredir a los hijos en el seno del hogar surge en etapas muy primitivas de la familia, cuando el “pater familias” era el propietario de vidas y haciendas.Esa era una concepción barbárica de la familia. Hoy tenemos una concepción civilizada que considera a los miembros de cada familia como seres humanos con derechos.
Sin embargo, aún con esa nueva y civilizada concepción del núcleo familiar vigente, un 50% de los entrevistados en el estudio realizado por IDESPO considera que, como parte del ejercicio de la patria potestad, el ejercicio de la violencia física contra los menores de edad es una conducta válida. Eso no puede ser.
Por ello, desde hace varios meses presenté ante la Asamblea Legislativa un proyecto de ley para que todas las instituciones públicas, en cumplimiento de un mandato constitucional vigente, coadyuven al PANI en la promoción de una cultura de paz en los hogares que, básicamente, enseñe cómo resolver conflictos en el seno de las familias sin necesidad de actos de violencia.
En un país en donde le hemos declarado la paz al mundo y a la naturaleza, no es comprensible ni aceptable, que aún no hayamos sido capaces de declararle la paz a aquellos seres que, se supone, amamos más que nadie: nuestros hijos, hijas, nietos, nietas y, en general los niños de Costa Rica que serán nuestro futuro.