Comentarista Invitado
¡Los archivos de Costa Rica estamos de fiesta! Tal y como lo decidió el Consejo Internacional de los Archivos, el 9 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Archivos.
Con ese fin, el Archivo Nacional de Costa Rica, rector del sistema nacional
en esta materia, tendrá una celebración de puertas abiertas el viernes 8 de
junio. Nos parece fundamental que la sociedad costarricense tome conciencia de la importancia que tienen los archivos públicos. Por esta razón, tendremos una feria en la que se expondrá el quehacer de diversos archivos del sistema, se proyectarán filmes y videos, y se facilitará la muestra
documental "Fotografía: memoria del pasado, fuente de información". Como cierre, tendremos un concierto con la Orquesta del Sinem de Curridabat, a las 12:30 p.m.
La celebración continuará en julio. Desde hace más de 20 años se acordó, mediante un decreto ejecutivo, que durante la cuarta semana de este mes se celebre la Semana del Archivista Costarricense. Esta fecha hace un reconocimiento a la fundación del Archivo Nacional, que se llevó a cabo el 23 de julio de 1881.
De esta forma, se reconoce la relevancia del profesional responsable de los documentos, en cualquier soporte. El manejo adecuado de los documentos es esencial para una administración del Estado moderna y transparente, y para garantizar los derechos de los ciudadanos. Además, los documentos son prueba indispensable cuando se exige una verdadera rendición de cuentas a los gobernantes.
Este tema, justamente, se abordará en el próximo Congreso
Archivístico Nacional, que llevará por título "El buen gobierno y los
archivos". La actividad se efectuará los días 26 y 27 de julio, con la participación de renombrados especialistas nacionales y extranjeros. Esta será una nueva oportunidad para acercarse al tema.
Las fechas y actividades mencionadas nos remiten, en última instancia, a una serie de temas que nos interesan a todos los ciudadanos, como son el manejo de los documentos para la transparencia en la gestión pública, y el acceso a los documentos e información pública. Estos son, sin duda alguna, requisitos indispensables para la gobernabilidad de nuestro país.
Virginia Chacón Arias
Directora del Archivo Nacional
¡Los archivos de Costa Rica estamos de fiesta! Tal y como lo decidió el Consejo Internacional de los Archivos, el 9 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Archivos.
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¡Los archivos de Costa Rica estamos de fiesta! Tal y como lo decidió el Consejo Internacional de los Archivos, el 9 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Archivos.
Con ese fin, el Archivo Nacional de Costa Rica, rector del sistema nacional
en esta materia, tendrá una celebración de puertas abiertas el viernes 8 de
junio. Nos parece fundamental que la sociedad costarricense tome conciencia de la importancia que tienen los archivos públicos. Por esta razón, tendremos una feria en la que se expondrá el quehacer de diversos archivos del sistema, se proyectarán filmes y videos, y se facilitará la muestra
documental "Fotografía: memoria del pasado, fuente de información". Como cierre, tendremos un concierto con la Orquesta del Sinem de Curridabat, a las 12:30 p.m.
La celebración continuará en julio. Desde hace más de 20 años se acordó, mediante un decreto ejecutivo, que durante la cuarta semana de este mes se celebre la Semana del Archivista Costarricense. Esta fecha hace un reconocimiento a la fundación del Archivo Nacional, que se llevó a cabo el 23 de julio de 1881.
De esta forma, se reconoce la relevancia del profesional responsable de los documentos, en cualquier soporte. El manejo adecuado de los documentos es esencial para una administración del Estado moderna y transparente, y para garantizar los derechos de los ciudadanos. Además, los documentos son prueba indispensable cuando se exige una verdadera rendición de cuentas a los gobernantes.
Este tema, justamente, se abordará en el próximo Congreso
Archivístico Nacional, que llevará por título "El buen gobierno y los
archivos". La actividad se efectuará los días 26 y 27 de julio, con la participación de renombrados especialistas nacionales y extranjeros. Esta será una nueva oportunidad para acercarse al tema.
Las fechas y actividades mencionadas nos remiten, en última instancia, a una serie de temas que nos interesan a todos los ciudadanos, como son el manejo de los documentos para la transparencia en la gestión pública, y el acceso a los documentos e información pública. Estos son, sin duda alguna, requisitos indispensables para la gobernabilidad de nuestro país.
Virginia Chacón Arias
Directora del Archivo Nacional
¡Los archivos de Costa Rica estamos de fiesta! Tal y como lo decidió el Consejo Internacional de los Archivos, el 9 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Archivos.
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Cada semana cuando debo realizar el tramo entre la UNED en Sabanilla y San Ramón de Tres Ríos, me surge la pregunta ¿cuándo llegaremos a ser un país desarrollado? si veo como Costa Rica avanza a la velocidad de un bus. Y es que cada día la fila de automóviles, entre la que se cuentan vehículos distribuidores de productos de empresas de todo tipo, vehículos de carga liviana de uso privado, vehículos de uso oficial, un sin número de vehículos particulares y hasta mensajeros en motocicleta deben de realizar, cada una de las paradas que haga el bus que “lidera” la fila de vehículos contemple en su ruta; esto, como si fuésemos un solo bloque. Algo impensable en otros países.
Me pregunto cada día, cuánto tiempo desperdiciamos en esta rutina, cuanto combustible, cuantos discos de embrague gastaremos en las casi 3 horas pico al día que se hacen en este tramo. Difícilmente un país con una realidad vial como el nuestro podrá alcanzar los índices de desarrollo, niveles de exportación y crecimiento urbano esperados, con calles que responden quizás a necesidades de mediados del siglo XX.
Considero necesario acciones radicales y contundentes, que conlleven a enderezar el rumbo de las instituciones involucradas, no se trata de proponer medidas paliativas mientras el país languidece en lo económico y lo social; se trata de diseñar acciones creativas que garanticen la funcionalidad urbana y el flujo vehicular para los próximos 30 años y más; como un fundamento lógico y necesario para el progreso de la nación.
No dudo que en nuestras instituciones responsables de este tema existan calidad, capacidad, talento y honestidad profesional para realizar estas acciones. Incluso pienso que de repente hasta plata hay, viendo la piñata que hicieron con la famosa trocha fronteriza. Así que, por qué no sumarle a lo que ya existe la voluntad política que se requiere y enfocarse en hacer algo bien, no importa que no sean muchas cosas, pero que sea una cosa bien.
Si cada administración se propusiera hacer una sola cosa bien en cada Ministerio existente; en los 4 años de gestión, tendríamos al menos 15, 20 o más cosas bien hechas al término del gobierno.
Parafraseando lo que dijera un famoso político, ¿para qué vehículos sin calles ni carreteras? Esa mentalidad pueblerina de la improvisación y el “mientras tanto” debe ser erradicada de un solo tajo ya que de lo contrario se replicará en la mesa de decisiones lo que vemos en nuestras calles: la decisión se aplazará hasta no haber realizado congresos, foros, reuniones y más foros, para ver la viabilidad de la decisión; siendo que este juego de intereses y poder, sólo da como resultado un atraso en la implementación de las medidas y peor aún, cuando el gasto se realiza y la obra se presenta, la misma ya no responde a las necesidades del momento, tal fue el caso de la carretera a Caldera, la cual muchos padres y abuelos murieron anhelándola.
Ahora que prácticamente muchos presidenciables están buscando exposición pública les lanzo la inquietud desde este foro para que en sus planes de gobierno propongan UNA, sólo una cosa buena por Ministerio la cual sea realizable con excelencia, sustentable y que garantice la Costa Rica que todos deseamos para nuestros hijos.
Luis Román Vega
Cada semana cuando debo realizar el tramo entre la UNED en Sabanilla y San Ramón de Tres Ríos, me surge la pregunta ¿cuándo llegaremos a ser un país desarrollado? si veo como Costa Rica avanza a la velocidad de un bus. Y es que cada día la fila de automóviles, entre la que se cuentan vehículos distribuidores de productos de empresas de todo tipo, vehículos de carga liviana de uso privado, vehículos de uso oficial, un sin número de vehículos particulares y hasta mensajeros en motocicleta deben de realizar, cada una de las paradas que haga el bus que “lidera” la fila de vehículos contemple en su ruta; esto, como si fuésemos un solo bloque. Algo impensable en otros países.
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Cada semana cuando debo realizar el tramo entre la UNED en Sabanilla y San Ramón de Tres Ríos, me surge la pregunta ¿cuándo llegaremos a ser un país desarrollado? si veo como Costa Rica avanza a la velocidad de un bus. Y es que cada día la fila de automóviles, entre la que se cuentan vehículos distribuidores de productos de empresas de todo tipo, vehículos de carga liviana de uso privado, vehículos de uso oficial, un sin número de vehículos particulares y hasta mensajeros en motocicleta deben de realizar, cada una de las paradas que haga el bus que “lidera” la fila de vehículos contemple en su ruta; esto, como si fuésemos un solo bloque. Algo impensable en otros países.
Me pregunto cada día, cuánto tiempo desperdiciamos en esta rutina, cuanto combustible, cuantos discos de embrague gastaremos en las casi 3 horas pico al día que se hacen en este tramo. Difícilmente un país con una realidad vial como el nuestro podrá alcanzar los índices de desarrollo, niveles de exportación y crecimiento urbano esperados, con calles que responden quizás a necesidades de mediados del siglo XX.
Considero necesario acciones radicales y contundentes, que conlleven a enderezar el rumbo de las instituciones involucradas, no se trata de proponer medidas paliativas mientras el país languidece en lo económico y lo social; se trata de diseñar acciones creativas que garanticen la funcionalidad urbana y el flujo vehicular para los próximos 30 años y más; como un fundamento lógico y necesario para el progreso de la nación.
No dudo que en nuestras instituciones responsables de este tema existan calidad, capacidad, talento y honestidad profesional para realizar estas acciones. Incluso pienso que de repente hasta plata hay, viendo la piñata que hicieron con la famosa trocha fronteriza. Así que, por qué no sumarle a lo que ya existe la voluntad política que se requiere y enfocarse en hacer algo bien, no importa que no sean muchas cosas, pero que sea una cosa bien.
Si cada administración se propusiera hacer una sola cosa bien en cada Ministerio existente; en los 4 años de gestión, tendríamos al menos 15, 20 o más cosas bien hechas al término del gobierno.
Parafraseando lo que dijera un famoso político, ¿para qué vehículos sin calles ni carreteras? Esa mentalidad pueblerina de la improvisación y el “mientras tanto” debe ser erradicada de un solo tajo ya que de lo contrario se replicará en la mesa de decisiones lo que vemos en nuestras calles: la decisión se aplazará hasta no haber realizado congresos, foros, reuniones y más foros, para ver la viabilidad de la decisión; siendo que este juego de intereses y poder, sólo da como resultado un atraso en la implementación de las medidas y peor aún, cuando el gasto se realiza y la obra se presenta, la misma ya no responde a las necesidades del momento, tal fue el caso de la carretera a Caldera, la cual muchos padres y abuelos murieron anhelándola.
Ahora que prácticamente muchos presidenciables están buscando exposición pública les lanzo la inquietud desde este foro para que en sus planes de gobierno propongan UNA, sólo una cosa buena por Ministerio la cual sea realizable con excelencia, sustentable y que garantice la Costa Rica que todos deseamos para nuestros hijos.
Luis Román Vega
Cada semana cuando debo realizar el tramo entre la UNED en Sabanilla y San Ramón de Tres Ríos, me surge la pregunta ¿cuándo llegaremos a ser un país desarrollado? si veo como Costa Rica avanza a la velocidad de un bus. Y es que cada día la fila de automóviles, entre la que se cuentan vehículos distribuidores de productos de empresas de todo tipo, vehículos de carga liviana de uso privado, vehículos de uso oficial, un sin número de vehículos particulares y hasta mensajeros en motocicleta deben de realizar, cada una de las paradas que haga el bus que “lidera” la fila de vehículos contemple en su ruta; esto, como si fuésemos un solo bloque. Algo impensable en otros países.
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Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.
La decisión merece nuestro aplauso y aprobación. No obstante, también nos genera algunas interrogantes sobre la coherencia de la señora Presidenta. Veamos: al jerarca del MOPT, lo destituyó por hechos que cometieron sus subalternos, pero al jerarca de Hacienda lo mantuvo en el cargo y lo defendió, cuando estaba siendo cuestionado por actos personales y propios. ¿Porqué la diferencia? ¿Qué la justifica?
Si de “responsabilidad política” se trata, pareciera que hay un claro problema de coherencia, pues en ambos casos se imponía la destitución del Ministro.
La actuación de doña Laura Chinchilla puede entonces interpretarse de dos maneras distintas. Para algunos, se trató de una medida de “satisfacción a la opinión pública”, una operación de “maquillaje” para contrarrestar su mala imagen en las encuestas, una forma de presentarse finalmente como la Presidenta “firme y honesta” que prometió ser.
Por mi parte, prefiero pensar que estamos ante un cambio en la manera de concebir el ejercicio del poder. Quisiera creer que doña Laura Chinchilla ha abierto los ojos y ha escuchado el clamor popular que pide a gritos un alto a la corrupción. Quisiera imaginar que, de ahora en adelante, la Presidenta le exigirá “responsabilidad política” a todos sus funcionarios, sin distinción de rango, no sólo cuando roben o despilfarren fondos públicos, sino también cuando permitan que otros lo hagan.
Por eso, debemos estar atentos a las futuras actuaciones de la señora Presidenta en casos de este tipo. Será ella quien demostrará si tengo razón en mi apreciación, o si más bien soy un iluso, pues quienes estaban en lo correcto eran los que dudaban de sus buenas intenciones y sinceridad cuando despidió a su Ministro de Transportes.
La ocasión de hacerlo está a la vuelta de la esquina, pues recién estamos conociendo los verdaderos alcances de lo sucedido con la trocha “1856”. Lo que se suponía sería un acto para reafirmar la soberanía nacional, ha terminado siendo causa de enorme humillación y vergüenza para todos los costarricenses.
Hoy, como en 1856, la Patria expectante vuelve sus ojos hacia la Presidencia. Hoy, como en 1856, Costa Rica demanda firmeza y honestidad. Hoy, como en 1856, los costarricenses necesitamos volver a creer y volver a soñar en un futuro distinto, un futuro mejor.
Rodolfo Brenes Vargas
Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.
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Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.
La decisión merece nuestro aplauso y aprobación. No obstante, también nos genera algunas interrogantes sobre la coherencia de la señora Presidenta. Veamos: al jerarca del MOPT, lo destituyó por hechos que cometieron sus subalternos, pero al jerarca de Hacienda lo mantuvo en el cargo y lo defendió, cuando estaba siendo cuestionado por actos personales y propios. ¿Porqué la diferencia? ¿Qué la justifica?
Si de “responsabilidad política” se trata, pareciera que hay un claro problema de coherencia, pues en ambos casos se imponía la destitución del Ministro.
La actuación de doña Laura Chinchilla puede entonces interpretarse de dos maneras distintas. Para algunos, se trató de una medida de “satisfacción a la opinión pública”, una operación de “maquillaje” para contrarrestar su mala imagen en las encuestas, una forma de presentarse finalmente como la Presidenta “firme y honesta” que prometió ser.
Por mi parte, prefiero pensar que estamos ante un cambio en la manera de concebir el ejercicio del poder. Quisiera creer que doña Laura Chinchilla ha abierto los ojos y ha escuchado el clamor popular que pide a gritos un alto a la corrupción. Quisiera imaginar que, de ahora en adelante, la Presidenta le exigirá “responsabilidad política” a todos sus funcionarios, sin distinción de rango, no sólo cuando roben o despilfarren fondos públicos, sino también cuando permitan que otros lo hagan.
Por eso, debemos estar atentos a las futuras actuaciones de la señora Presidenta en casos de este tipo. Será ella quien demostrará si tengo razón en mi apreciación, o si más bien soy un iluso, pues quienes estaban en lo correcto eran los que dudaban de sus buenas intenciones y sinceridad cuando despidió a su Ministro de Transportes.
La ocasión de hacerlo está a la vuelta de la esquina, pues recién estamos conociendo los verdaderos alcances de lo sucedido con la trocha “1856”. Lo que se suponía sería un acto para reafirmar la soberanía nacional, ha terminado siendo causa de enorme humillación y vergüenza para todos los costarricenses.
Hoy, como en 1856, la Patria expectante vuelve sus ojos hacia la Presidencia. Hoy, como en 1856, Costa Rica demanda firmeza y honestidad. Hoy, como en 1856, los costarricenses necesitamos volver a creer y volver a soñar en un futuro distinto, un futuro mejor.
Rodolfo Brenes Vargas
Recientemente, la señora Presidenta de la República destituyó a su Ministro de Obras Públicas y Transportes, por hechos de corrupción en la construcción de la carretera “1856”, en la margen del Río San Juan. Doña Laura Chinchilla consideró necesaria la destitución, no porque el funcionario cometiera personalmente alguna irregularidad, sino porque en su condición de jerarca le cabía “responsabilidad política”.
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