Sentando las bases de la paz y la seguridad
Hoy día la sociedad enfrenta otros tipos de guerras que, como los conflictos armados, son igualmente letales. Los problemas generados por el narcotráfico, la corrupción, la pobreza extrema, la discriminación, la violencia doméstica, la contaminación ambiental, el deterioro de los valores morales y la inseguridad, por ejemplo, son formas visibles de fenómenos sociales que alteran la paz en nuestras naciones.
Toda esta problemática se resume en un solo término: inseguridad. Y en un pueblo inseguro se ausenta la paz. La inseguridad, por tanto, es un concepto complejo que se refleja en la delincuencia, la falta de solidaridad, el desacato a la ley, el irrespeto a las más elementales normas de convivencia y – sobre todo - la agresividad y violencia con las que se resuelven los conflictos.
Atender esta situación no es fácil. Pero los esfuerzos empiezan desde el Gobierno y continúan con una efectiva coordinación suya con los gobiernos locales, el sector privado y la ciudadanía. La inseguridad es un tema que debe atenderse y sustentarse en criterios mancomunados para que el país se asegure la implementación de un plan integral de seguridad y convivencia ciudadana.
Un plan así, implica la ejecución de programas en el campo político, económico y social, que permitan entre otros aspectos vitales, el desarrollo socioeconómico, recuperar el espacio público, mejorar el entorno urbano, atender la violencia intrafamiliar, resolver los conflictos de manera pacífica, solucionar los temas de convivencia comunitaria, atacar la violencia y la delincuencia, y mejorar la acción de la Policía.
Y por tratarse de un plan integral, la educación es imprescindible para la superación de la inseguridad y para el mejoramiento de la calidad de vida, en un contexto de paz, puesto que todos los niños, jóvenes y adultos, en su condición de seres humanos tienen derecho a beneficiarse de una educación que les permita orientar correctamente sus paso en la vida.
La educación es importante para que todo ser humano satisfaga sus necesidades básicas de aprendizaje, y con esto pueda mejorar su condición de vida, aprender a vivir con los demás, explotar los talentos y sus capacidades y pueda también desarrollar su personalidad con el objetivo de que - con su esfuerzo tesonero - sea capaz no solo de mejorar su status socioeconómico, sino también de transformar productiva y pacíficamente la sociedad.
En un país como Costa Rica, compuesto por una mayoría de emprendedores, generar actividades productivas representa no solo una oportunidad para salir de la pobreza, sino un mecanismo eficiente para contrarrestar la delincuencia y el ejercicio de actividades lucrativas ilegales, como la piratería y el narcotráfico.
La educación formal y el esfuerzo coordinado de las instituciones públicas, privadas y académicas constituyen - igualmente - factores importantes para fortalecer el espíritu emprendedor en la población costarricense, por lo que es necesario seguir sumando esfuerzos y recursos técnicos y económicos para asegurar en cada comunidad un futuro económico y social prometedor para el país.
Sin duda, la paz pasa por diversos aspectos relacionados con el desarrollo integral de los pueblos. En definitiva, pasa por tener un Gobierno comprometido con las causas sociales, un gobierno local propositivo, una sociedad civil organizada y dispuesta a luchar por el bien común, un sector privado con responsabilidad social empresarial, una Asamblea Legislativa dinámica, un poder judicial administrando justicia con fundamento real del Estado social de Derecho, y una prensa objetiva informando la verdad.
Hoy día la sociedad enfrenta otros tipos de guerras que, como los conflictos armados, son igualmente letales. Los problemas generados por el narcotráfico, la corrupción, la pobreza extrema, la discriminación, la violencia doméstica, la contaminación ambiental, el deterioro de los valores morales y la inseguridad, por ejemplo, son formas visibles de fenómenos sociales que alteran la paz en nuestras naciones.
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