Martes, 05 Noviembre 2013 05:29

La felicidad verdadera

En estos días de nuevo se ha hablado entre nosotros acerca de qué tan felices somos los ticos. Independientemente del índice HappyPlanet, tenemos otro ranquin mundial, ahora de la ONU en que, si bien no somos el pueblo mas feliz del globo terráqueo, al menos somos los mas sonrientes de la América Latina.

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A nivel mundial solo los pujantes países nórdicos nos llevan la delantera con un promedio de 7,6 en una escala de 0-10. Un 7,2 no parece tan malo. Ahora bien, ¿qué mide la ONU? ¿Qué hace feliz a un pueblo?

La lista de los rubros que se miden hablan de salud mental y física. Lo mismo que de estabilidad laboral, bienestar familiar y un ambiente social marcado por la libertad, la posibilidad de tomar decisiones y la ausencia de un ambiente marcado por la corrupción y sus consecuencias.

La gran tragedia, la realidad peor atendida y que, en consecuencia, baja los estándares y hace tristes a las personas, es la salud mental de ellas. Depresión, malhumor, enojos, agotamientos extremos, falta de sentido y un largo etcétera son los males que hacen menos feliz al ser humano de hoy.

Hace poco Alfons Calderón y un grupo de profesionales de Cristianismo y Justicia de Barcelona-España, publicaron un informe titulado “Trabajo y Vida: un camino en busca de sentido”. Allí se dice que las personas mas felices son las que logran armonizar tres elementos de un trinomio esencial: vida-creer-crecer.

Vivir es una ruta, una obra en curso y, por tanto, un proceso que lleva a acumular luces y sombras, éxitos y fracasos. De todo se aprende y es oportunidad para avanzar en madurez.

Quien vive necesita creer en causas, personas o en Dios. Ello es clave, justamente, de cara a vivir la vida con sentido. Es clave creer pues las creencias son capaces de infundir, como nada lo hace, fuerza interior capaz de transformar hasta las situaciones mas extremas e imposibles. Creer produce sentido y esperanza, dos aspecto claves en la ruta hacia la verdadera e integral felicidad.

Finalmente, quien vive la vida como aventura diaria y cree, crece en lo biológico, lo cognitivo, lo emocional y lo espiritual. Difícilmente se estanca. Menos posible es ese quedarse en un solo lugar si aprendemos a contar con los demás, si nos animamos al amor y si logramos integrar en nuestra marcha el gusto por el trabajo, los pasatiempos y el saber estar en familia.

Estas ideas de Calderón me parecen vías de gran valor. Integran en la búsqueda de la felicidad mas elementos que los medidos por la ONU o HappyPlanet. Este informe español da pistas que, me parece, atacan los males mentales que hoy día hacen muy bajos los niveles de felicidad hasta de las naciones que se consideran altamente sonrientes.