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Radio INARadio INA nació en el 2008 con la idea de ser una radio laboratorio que permitiera a los estudiantes de Locución Comercial y Producción Radiofónica, tener un espacio donde practicar y desarrollar su potencial y talento.

Su visión indica que “es una herramienta de comunicación interna y externa para el aprendizaje radiofónico, la competitividad y la convergencia tecnológica”

El mundo está sufriendo innumerables cambios, y en el nuevo tablero mundial la política, las relaciones internacionales, la geopolítica, juegan un papel de primer orden. Los problemas comunes como el terrorismo, el crecimiento económico sostenido, el cambio climático, que pasaron de ser un problema aislado a uno generalizado y de los cuales Costa Rica no puede ser un mero espectador, encomiendan a nuestro a país  un actuar propio de nuestra capacidad.
Costa Rica al igual que con México, Estados Unidos, Canadá y el resto de Centroamérica, también debe ver al sur, sentirse parte de Latinoamérica, sentirse argentino, sentirse brasileño, sentirse chileno, sentirse peruano. Se deben ampliar nuestras expectativas, no creer en ese  satanismo  hacia la hermandad en esa parte del mundo, que podría llevarnos hacia la tierra del fuego o el Amazonas. Y dejando de ver en América del Sur  solo  las figuras de Hugo Chávez, el comunismo o la hoz y el martillo.
Eso también implica que actuemos con sabiduría, manteniendo nuestra posición fuera de cualquier corriente ideológica, que sepamos ser gente, no sentirnos tan diferentes, pero que actuemos tomando en cuenta que nuestra personalidad es una, y eso no se somete a discusión. Podemos demostrar un sinfín  de cualidades, que nos hacen grandes: como la cultura, la capacidad tecnológica, nuestra biodiversidad, nuestra inteligencia, nuestra fe en la democracia y en nuestras instituciones, nuestra unidad y felicidad. Nuestra capacidad de negocio y de buen clima para la inversión.
Tenemos mucho que dar y mucho que recibir, no basta con quedarnos en simples discursos diplomáticos, en abrir  embajadas en las zonas más escondidas del planeta, si no accionamos en la dirección correcta.
De esta forma los y las costarricenses podemos optar por nuevos horizontes de crecimiento económico, de inversión, de trabajo, de estudio y  aprendizaje, de intercambio cultural. Fortaleciendo así nuestra relación con la región de la cual y como hemos podido constar con el conflicto nicaragüense, sigue siendo pilar diplomático.
Costa Rica debe y puede mirar al Sur sin ningún miedo, con la misma actitud inspiradora, positiva, y caudillista que nos embarcó en un viaje hacia China como la más fehaciente prueba de crecimiento, avance, buenas decisiones y creencia en que cuando queremos; podemos.
Fabián Gamboa Corrales.
El mundo está sufriendo innumerables cambios, y en el nuevo tablero mundial la política, las relaciones internacionales, la geopolítica, juegan un papel de primer orden. Los problemas comunes como el terrorismo, el crecimiento económico sostenido, el cambio climático, que pasaron de ser un problema aislado a uno generalizado y de los cuales Costa Rica no puede ser un mero espectador, encomiendan a nuestro a país  un actuar propio de nuestra capacidad.
¿Por qué nosotros los ticos no entendemos o asumimos de una buena vez, para que captemos o ejecutemos  solo, a golpe de tambor? Y una y dos y… No podemos continuar volando en las alas de "Gaviota" y con el  “guiri-guiri” en la mano, que se estira, pero se nos encoje –como le ha sucedido a nuestros logros del pasado-. No podemos continuar gastando el celular con “Julieta-tá” o con el  “Pipiribao” y pensando como éste, en lugar de dar el 100% en el trabajo; creyéndole a “Emeterio”, afirmando que el guaro blanco es un alimento, viviendo en la luna liberiana y esperando a que Tatica Dios baje el dedo.
¡Urge que pongamos los pies sobre el suelo! No importa que sea "piso e’ tierra", siempre y cuando estemos ¡bien plantados! Satisfechos, si ponemos nuestro máximo esfuerzo. Sin embargo, somos dados a brincar y eludir las responsabilidades, los problemas y, por ende, las soluciones. Por ello es que tenemos tanto trabajo acumulado, como nación.  Deberíamos poner al día nuestros asuntos, ¡ya! ¿Una opción? Mediante la apretada y olvidada  “Agenda de Desarrollo”.  Y de verdad, ¡desarrollarla!
Si es necesario, le seguimos la pista a los buenos pasos dados por otras naciones para poner en orden la "casa" por dentro. Tomamos nota, copiamos lo "copiable", agregamos nuestro aporte, ajustamos, ¡y ejecutamos! Así llegaremos a abrir nuestras puertas -al mercado global, por ejemplo- bien preparados; seguros. Y logrando percibir beneficios para todos los sectores del país; especialmente para los que menos tienen.
Aunque, sin ser negativos, debemos preguntarnos, por la víspera que observamos: ¿Cuándo nos vamos a poner al día? ¿Cómo?
Es que, a menudo nos sentimos perdidos porque el país se ve como en el “túnel del tiempo” y sin reloj; o con uno de piñata y el túnel: sin la revisión técnica al día y sin plata para la gasolina o para pagar el recibo de la luz.
¿Por qué? Porque, según nos conducimos en vehículo y a pie así manejamos muchas veces nuestros asuntos: sin lógica o sentido común. Sin interés. Y en cámara lenta cuando se necesita rapidez o atropelladamente cuando lo que se requiere es mesura. Además, dificulta nuestro despegue el hecho de que para muchos de nosotros en nuestro país todo está de maravilla; por lo que ni se enciende, al menos, la luz de alerta amarilla. O, la costumbre de caminar viendo hacia abajo, nos conduce a  compararnos solamente con los que andan por debajo. O para evitar la fatiga y las responsabilidades es más cómodo engañarnos. Y nos aferramos a las leyes… ¿Sí? ¿Aja?... Y nos aferramos a las leyes del menor esfuerzo y del “portamí”. Otros sueñan y temen despertar. Por todo esto es que nos da pavor o pereza, ver o aceptar la verdad.
Definitivamente, nuestros males se desprenden de nuestra idiosincrasia. Y no es posible que para cambiar, nos sentemos a esperar hasta una próxima “Conquista”, para ver quiénes nos llegan por aquí y nos cambian. Positivamente, es la fe.
Debemos modificar nuestra mentalidad. Nada grande podremos levantar o  sostener si nuestro país no transforma su “personalidad”. Debemos eliminar las cosas negativas y sin gracia de nuestra querida idiosincrasia.
Bien, ¡manos a la obra, durante este 2011!
Warren Lee Vargas
¿Por qué nosotros los ticos no entendemos o asumimos de una buena vez, para que captemos o ejecutemos  solo, a golpe de tambor? Y una y dos y… No podemos continuar volando en las alas de "Gaviota" y con el  “guiri-guiri” en la mano, que se estira, pero se nos encoje –como le ha sucedido a nuestros logros del pasado-. No podemos continuar gastando el celular con “Julieta-tá” o con el  “Pipiribao” y pensando como éste, en lugar de dar el 100% en el trabajo; creyéndole a “Emeterio”, afirmando que el guaro blanco es un alimento, viviendo en la luna liberiana y esperando a que Tatica Dios baje el dedo.
Gustavo Arias Navarro, Diputado.
La propuesta del Gobierno es esquiva en señalar responsabilidades para el Poder Ejecutivo, no hay compromisos para mejorar la eficiencia recaudatoria y para reducir el despilfarro de recursos públicos producto de las duplicidades y la descoordinación entre distintos entes y programas de Estado. Tampoco incluye penalización para los delitos fiscales que es uno de las debilidades mayores de la administración tributaria.
Se ha señalado muchas veces que el sistema tributario de Costa Rica graba en mayor proporción a quienes menos tienen, no obstante, no hay elementos claros que de manera contundente muestren que este Parche Tributario revierte esta situación.  Al contrario, propone recaudar el grueso los tributos por medio del impuesto de ventas, el cual lo pagan mayoritariamente los grupos de clase media y pobres.
Si bien las finanzas públicas están en crisis, no hay respuestas creativas e innovadoras para su  manejo. Al contrario uno tras otro los informes de la Contraloría General de la República señalan como la administración tributaria es paupérrima permitiendo una evasión de más de la mitad del monto estimado así exoneraciones sin control alguno. Peor aún, ni el proyecto ni la legislación actual tienen mecanismos para establecer responsabilidades sobre los jerarcas y funcionarios por tal desorden.
La Fracción del PAC, ha determinado que mejorando los sistemas de compras del Estado y llevando la evasión a los niveles de países como Chile, se podrían recoger los recursos necesarios que está pidiendo el gobierno. Además mediante la reactivación de la economía podríamos obtener recursos frescos para salir del bache.
El gobierno no ha ofrecido mecanismos para Reactivar la Economía, ni siquiera acciones sobre temas coyunturales de gran impacto perjudicial sobre el sector productivo como son: el enorme impuesto cambiario que están soportando las empresas exportadoras y productoras para el mercado interno, las crecientes tasas de interés internas y la competencia desleal de productos extranjeros consecuencia de la falta mecanismos para la administración de tratados.
En el PAC estamos conscientes de que la carga tributaria en Costa Rica no es suficiente para hacerle frente a los gastos del Estado, pero es urgente que los distintos entes asuman las responsabilidades que les corresponde y que se defina una política clara que responda a una visión de desarrollo del país que sea coherente, sostenible y justa.
Gustavo Arias Navarro, Diputado.
La propuesta del Gobierno es esquiva en señalar responsabilidades para el Poder Ejecutivo, no hay compromisos para mejorar la eficiencia recaudatoria y para reducir el despilfarro de recursos públicos producto de las duplicidades y la descoordinación entre distintos entes y programas de Estado.
Tampoco incluye penalización para los delitos fiscales que es uno de las debilidades mayores de la administración tributaria.
Por muchos años los promotores de más impuestos han echado mano al indicador de la carga tributaria con el fin de demostrar que en nuestro país se pagan pocos impuestos. El mensaje es sencillo: “si queremos ser ricos, debemos tributar como los países ricos”. Sin embargo, este argumento abusa de un indicador que se presta para manipulaciones.
La carga tributaria se entiende como los ingresos tributarios del gobierno como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB). El mito de que en Costa Rica tenemos una baja carga tributaria ha calado profundo: Un ejemplo fue el editorial de hace unas semanas de la codirectora de Telenoticias, Pilar Cisneros, en donde afirmó que “Si con nuestros impuestos seguimos aportando sólo el 13% del PIB, seguiremos recibiendo servicios del tercer o cuarto mundo”. Además añadió: “Para tener la calidad de vida de un estadounidense, deberíamos aportar un 27%, o si queremos  disfrutar como los suecos o los finlandeses, tendríamos que pagar un 30% de nuestros ingresos”.
El problema con la cifra del 13% del PIB es que sólo considera los ingresos tributarios del gobierno central, dejando por fuera los impuestos y las tasas que cobran entes estatales como las municipalidades, el ICT, IDA, IFAM, entre otros. Además, cuando nos comparan con los países desarrollados, no mencionan que las cargas tributarias de esas naciones incluyen las contribuciones a la seguridad social, mientras que en el caso de Costa Rica no es así. De tal forma, la cifra que comúnmente se cita en la prensa subestima significativamente la verdadera carga tributaria del país.
Si incorporamos estos otros tributos y las contribuciones a la CCSS, según cifras de la Contraloría General, la carga tributaria efectiva de Costa Rica en el 2008 fue del 23.1% del PIB. Para ese mismo año, la carga tributaria promedio de los países mayormente desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCED) fue del 34.8%. Como vemos, la diferencia no es tan abismal como nos la quieren presentar los proponentes de más impuestos. En el 2009, un año atípico a raíz de la crisis económica mundial, la carga tributaria de Costa Rica cayó al 21.7%, mientras que el promedio de la OCED fue de aproximadamente el 34%. A manera comparativa, la de Estados Unidos fue del 26.1% y 24% en 2008 y 2009, respectivamente.
La carga tributaria de Costa Rica es aún mayor si consideramos el hecho de que en nuestro país el Banco Central financia sus multimillonarias pérdidas operativas anuales mediante emisión monetaria, es decir, a través de un impuesto inflacionario. Incorporar este cálculo dificultaría las comparaciones internacionales, pero es importante tenerlo en cuenta.
Se podría argumentar que aún incorporando estos otros gravámenes queda espacio para aumentar los impuestos a niveles  europeos (como si Europa fuera hoy un modelo a seguir en materia fiscal). Sin embargo, el problema radica en que el indicador de la carga tributaria es en sí inadecuado a la hora de medir el peso que tienen los impuestos en una economía. Entre más altos y complicados sean los tributos, más se desincentiva la actividad económica y se fomentan la evasión y la elusión. Por ejemplo, un gravamen del 70% sobre una actividad económica se convierte en la práctica en una prohibición sobre la misma, ya que difícilmente alguien entraría legalmente a dicho negocio si tuviera que pagar un impuesto tan alto. Esto significa que los ingresos que este impuesto le generaría al fisco son nulos y por lo tanto no tendrían impacto en la carga tributaria. Así, un país bien puede tener altas tasas impositivas y una baja carga tributaria.
La evasión —otra consecuencia de los altos impuestos— tampoco se ve reflejada en el cálculo de la carga tributaria. Según un informe de la Contraloría, en el 2007 la evasión del impuesto sobre la renta alcanzó el 64%, lo cual representó un 4.1% del PIB de ese año.
Un vistazo a los últimos 25 años nos demuestra lo absurdo que es justificar otro paquete de impuestos recurriendo simplemente al argumento de que es necesario aumentar la carga tributaria. Como indicó un reportaje reciente de El Financiero (21/01/11), “Entre 1985 y el 2009 se han realizado al menos 15 reformas importantes en legislación tributaria sin que se registre [un aumento significativo en la carga] alguna vez”. Es decir, durante un cuarto de siglo los políticos nacionales han apostado por aumentar los impuestos sin que la carga tributaria subiera de manera correspondiente. Peor aún, el período en que dicho indicador experimentó su aumento más importante (2004-2008) ocurrió precisamente cuando no se aprobaron nuevos tributos. Cabe cuestionarse entonces qué tan confiable es este indicador que no parece responder a la aprobación o no de más impuestos.
Lo más apropiado a la hora de medir el peso que los impuestos tienen sobre una economía es mirar a las tasas impositivas y a la complejidad en el pago de los mismos. De acuerdo al informe Pagando Impuestos del Banco Mundial y Pricewaterhouse Coopers, Costa Rica se encuentra en la posición 155 entre 183 países en cuanto a la facilidad en el pago de tributos. El empresario promedio nacional gasta 272 horas al año calculando y pagando sus impuestos. Esto implica que, aún cuando la gente quiere cancelar los tributos que le corresponden, el pago de los mismos se vuelve todo un víacrucis. Simplificar el sistema tributario contribuiría a aumentar la carga tributaria, sin necesidad de aumentar o crear un solo impuesto.
En cuanto a tasas impositivas totales, este mismo reporte coloca a Costa Rica en la posición 147 del ranking, es decir, dentro del 20% de países con las mayores tasas tributarias efectivas del mundo. El empresario costarricense promedio paga en impuestos (renta, laborales, etc.) un 55% de sus ganancias, mientras que el empresario en los países de la OCED paga un 43%.
Como vemos, en Costa Rica ya pagamos impuestos de primera por servicios de tercera. Es algo que debemos tener muy en cuenta a la hora de discutir el paquete de impuestos que pretende la administración Chinchilla.
Juan Carlos Hidalgo es coordinador de proyectos para América Latina en el Cato Institute en Washington, D.C.
Por muchos años los promotores de más impuestos han echado mano al indicador de la carga tributaria con el fin de demostrar que en nuestro país se pagan pocos impuestos. El mensaje es sencillo: “si queremos ser ricos, debemos tributar como los países ricos”. Sin embargo, este argumento abusa de un indicador que se presta para manipulaciones.