¿Por qué nosotros los ticos no entendemos o asumimos de una buena vez, para que captemos o ejecutemos solo, a golpe de tambor? Y una y dos y… No podemos continuar volando en las alas de "Gaviota" y con el “guiri-guiri” en la mano, que se estira, pero se nos encoje –como le ha sucedido a nuestros logros del pasado-. No podemos continuar gastando el celular con “Julieta-tá” o con el “Pipiribao” y pensando como éste, en lugar de dar el 100% en el trabajo; creyéndole a “Emeterio”, afirmando que el guaro blanco es un alimento, viviendo en la luna liberiana y esperando a que Tatica Dios baje el dedo.
¡Urge que pongamos los pies sobre el suelo! No importa que sea "piso e’ tierra", siempre y cuando estemos ¡bien plantados! Satisfechos, si ponemos nuestro máximo esfuerzo. Sin embargo, somos dados a brincar y eludir las responsabilidades, los problemas y, por ende, las soluciones. Por ello es que tenemos tanto trabajo acumulado, como nación. Deberíamos poner al día nuestros asuntos, ¡ya! ¿Una opción? Mediante la apretada y olvidada “Agenda de Desarrollo”. Y de verdad, ¡desarrollarla!
Si es necesario, le seguimos la pista a los buenos pasos dados por otras naciones para poner en orden la "casa" por dentro. Tomamos nota, copiamos lo "copiable", agregamos nuestro aporte, ajustamos, ¡y ejecutamos! Así llegaremos a abrir nuestras puertas -al mercado global, por ejemplo- bien preparados; seguros. Y logrando percibir beneficios para todos los sectores del país; especialmente para los que menos tienen.
Aunque, sin ser negativos, debemos preguntarnos, por la víspera que observamos: ¿Cuándo nos vamos a poner al día? ¿Cómo?
Es que, a menudo nos sentimos perdidos porque el país se ve como en el “túnel del tiempo” y sin reloj; o con uno de piñata y el túnel: sin la revisión técnica al día y sin plata para la gasolina o para pagar el recibo de la luz.
¿Por qué? Porque, según nos conducimos en vehículo y a pie así manejamos muchas veces nuestros asuntos: sin lógica o sentido común. Sin interés. Y en cámara lenta cuando se necesita rapidez o atropelladamente cuando lo que se requiere es mesura. Además, dificulta nuestro despegue el hecho de que para muchos de nosotros en nuestro país todo está de maravilla; por lo que ni se enciende, al menos, la luz de alerta amarilla. O, la costumbre de caminar viendo hacia abajo, nos conduce a compararnos solamente con los que andan por debajo. O para evitar la fatiga y las responsabilidades es más cómodo engañarnos. Y nos aferramos a las leyes… ¿Sí? ¿Aja?... Y nos aferramos a las leyes del menor esfuerzo y del “portamí”. Otros sueñan y temen despertar. Por todo esto es que nos da pavor o pereza, ver o aceptar la verdad.
Definitivamente, nuestros males se desprenden de nuestra idiosincrasia. Y no es posible que para cambiar, nos sentemos a esperar hasta una próxima “Conquista”, para ver quiénes nos llegan por aquí y nos cambian. Positivamente, es la fe.
Debemos modificar nuestra mentalidad. Nada grande podremos levantar o sostener si nuestro país no transforma su “personalidad”. Debemos eliminar las cosas negativas y sin gracia de nuestra querida idiosincrasia.
Bien, ¡manos a la obra, durante este 2011!
Warren Lee Vargas
¿Por qué nosotros los ticos no entendemos o asumimos de una buena vez, para que captemos o ejecutemos solo, a golpe de tambor? Y una y dos y… No podemos continuar volando en las alas de "Gaviota" y con el “guiri-guiri” en la mano, que se estira, pero se nos encoje –como le ha sucedido a nuestros logros del pasado-. No podemos continuar gastando el celular con “Julieta-tá” o con el “Pipiribao” y pensando como éste, en lugar de dar el 100% en el trabajo; creyéndole a “Emeterio”, afirmando que el guaro blanco es un alimento, viviendo en la luna liberiana y esperando a que Tatica Dios baje el dedo.
¡Urge que pongamos los pies sobre el suelo! No importa que sea "piso e’ tierra", siempre y cuando estemos ¡bien plantados! Satisfechos, si ponemos nuestro máximo esfuerzo. Sin embargo, somos dados a brincar y eludir las responsabilidades, los problemas y, por ende, las soluciones. Por ello es que tenemos tanto trabajo acumulado, como nación. Deberíamos poner al día nuestros asuntos, ¡ya! ¿Una opción? Mediante la apretada y olvidada “Agenda de Desarrollo”. Y de verdad, ¡desarrollarla!
Si es necesario, le seguimos la pista a los buenos pasos dados por otras naciones para poner en orden la "casa" por dentro. Tomamos nota, copiamos lo "copiable", agregamos nuestro aporte, ajustamos, ¡y ejecutamos! Así llegaremos a abrir nuestras puertas -al mercado global, por ejemplo- bien preparados; seguros. Y logrando percibir beneficios para todos los sectores del país; especialmente para los que menos tienen.
Aunque, sin ser negativos, debemos preguntarnos, por la víspera que observamos: ¿Cuándo nos vamos a poner al día? ¿Cómo?
Es que, a menudo nos sentimos perdidos porque el país se ve como en el “túnel del tiempo” y sin reloj; o con uno de piñata y el túnel: sin la revisión técnica al día y sin plata para la gasolina o para pagar el recibo de la luz.
¿Por qué? Porque, según nos conducimos en vehículo y a pie así manejamos muchas veces nuestros asuntos: sin lógica o sentido común. Sin interés. Y en cámara lenta cuando se necesita rapidez o atropelladamente cuando lo que se requiere es mesura. Además, dificulta nuestro despegue el hecho de que para muchos de nosotros en nuestro país todo está de maravilla; por lo que ni se enciende, al menos, la luz de alerta amarilla. O, la costumbre de caminar viendo hacia abajo, nos conduce a compararnos solamente con los que andan por debajo. O para evitar la fatiga y las responsabilidades es más cómodo engañarnos. Y nos aferramos a las leyes… ¿Sí? ¿Aja?... Y nos aferramos a las leyes del menor esfuerzo y del “portamí”. Otros sueñan y temen despertar. Por todo esto es que nos da pavor o pereza, ver o aceptar la verdad.
Definitivamente, nuestros males se desprenden de nuestra idiosincrasia. Y no es posible que para cambiar, nos sentemos a esperar hasta una próxima “Conquista”, para ver quiénes nos llegan por aquí y nos cambian. Positivamente, es la fe.
Debemos modificar nuestra mentalidad. Nada grande podremos levantar o sostener si nuestro país no transforma su “personalidad”. Debemos eliminar las cosas negativas y sin gracia de nuestra querida idiosincrasia.
Bien, ¡manos a la obra, durante este 2011!
Warren Lee Vargas