INSERCIÓN: es también conocido como “el nombre”, justamente porque su función es nombrar a distintos seres. Ejemplos de sustantivos serían: mesa, felicidad, Luisa, computadora o Francia.
En cuanto a la clasificación del sustantivo, Carlos Díaz indicó que existen los sustantivos propios y los sustantivos comunes.
Los sustantivos propios son aquellas palabras que sirven para denominar, en forma concreta, a algún sujeto u objeto. Algunos ejemplos de sustantivos propios son África, Miguel, La Odisea o Pulgarcito. Además, explica, hay que tener en cuenta que la regla para la correcta ortografía de los nombres propios es que deben escribirse con mayúscula inicial.
En relación con los sustantivos comunes, se utilizan para designar en forma general a toda persona, animal u objeto. Algunos de ellos son: niña, perro, fuerza, pájaro o edificio.
A la vez, los sustantivos comunes se dividen en sustantivos abstractos y sustantivos concretos.
Los abstractos están constituidos por ideas o sentimientos, es decir, son sustantivos que no pueden percibirse por los sentidos. Por ejemplo: alegría, enojo, emoción o vitalidad.
En cambio, los sustantivos concretos son aquellos que sí son perceptibles por los sentidos, como cuaderno, billete, silla o sombrilla.
También, existen los sustantivos individuales que sirven para nombrar a un ser en particular. Por ejemplo el término hormiga pues se está nombrando a un tipo concreto de insecto.
Pero, en contraposición, están los sustantivos colectivos: Los sustantivos colectivos son aquellos que se encargan de nombrar a seres que engloban a otros de un mismo tipo o clase.
Continuando con el ejemplo anterior, el sustantivo para designar en forma colectiva a las abejas, se realiza utilizando el término enjambre .
Existen otras categorías de sustantivos, pero por hoy llegaremos hasta aquí con este tema.
Agradecemos, como siempre, la colaboración de Carlos Díaz Chavarría, con nuestra sección En defensa del español.