La Real Academia de la Lengua define la cacofonía como aquella disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. Es decir, la cacofonía es un sonido poco agradable que se genera cuando la combinación de los distintos componentes de una palabra o de una frase carecen de armonía, por lo cual son desagradables al oído.
La cacofonía se produce por una repetición de fonemas o la pronunciación de una palabra que al unirse a otras, en una misma frase, resultan chocantes. Por ejemplo si se dice: Qué alegría que mi tía vivía en la bahía porque se sentía atraída por la cercanía de la sinfonía del mar.
Este ejemplo muestra un choque de sonidos que en un contexto formal puede volverse un distractor para la persona que está escuchando o leyendo el texto.
Sin embargo, en un contexto literario, la cacofonía también puede servir como un recurso a la hora de hacer poesía, es a lo que generalmente se le llama rima que es la coincidencia de sonidos al final de los versos.
El escritor nicaragüense Rubén Darío solía utilizarla en sus poesías, por ejemplo en el poema Nocturno se puede leer: “Todo esto viene en medio del silencio profundo / en que la noche envuelve la terrena ilusión, / y siento como un eco del corazón del mundo / que penetra y conmueve mi propio corazón”.
Ahora bien, pese a ser un recurso utilizado en el aspecto poético, hay que ser muy cuidadosos a la hora de utilizar este tipo de formas erróneas para expresarse. Un contexto formal es mejor evitarlas.
Le agradecemos al escritor y filólogo Carlos Díaz Chavarría sus aportes acerca de este tema.
Una vez más nos place compartir con ustedes aspectos acerca del uso correcto del español en nuestra sección En defensa del idioma.
En esta oportunidad el filólogo y comentarista de Panorama Carlos Díaz Chavarría se referirá al vicio de la cacofonía.
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