“Los hablantes adecuan su manera de actuar según las características de la situación que enfrentan. Por ejemplo, cuando se habla con los amigos se hace generalmente empleando palabras diferentes a las que se usan cuando se habla con un profesor o un jefe. Estas formas de adecuarse al contexto son las que se conocen como registros del habla.
Cabe mencionar que existen diversos factores que influyen en el registro de habla, por ejemplo, el lugar donde ocurre el hecho comunicativo, el propósito, el tema, la relación entre los interlocutores y el canal utilizado”.
Existen dos registros de habla, el culto e inculto, y cada uno de ellos se subdivide en formal e informal.
El registro culto formal se centra en la transmisión de contenidos y es el usado, por ejemplo, en el lenguaje de los medios de comunicación, reuniones de trabajo, informes, ensayos o trabajos académicos.
Un buen manejo de esta norma implica que los hablantes hagan uso de un vocabulario variado y preciso. Además se deben construir oraciones ajustadas a las normas gramaticales.
En cuanto al registro culto informal, es el usado en situaciones comunicativas de carácter coloquial como en programas televisivos de entretenimiento, cartas personales, conversaciones entre personas de confianza o mensajes de texto.
Este tipo de registro se caracteriza por el hecho de que los hablantes hacen uso de un vocabulario no tan preciso, tienden a acortar las palabras o a usar diminutivos y utilizan expresiones jergales. Además, se construyen oraciones breves y simples que no necesariamente siguen las normas gramaticales.
Como se señaló, también existe el registro inculto formal e informal, pero eso será tema de otra cápsula. Muchas gracias al filólogo Carlos Díaz Chavarría.