Lunes, 28 Abril 2014 08:02

Y después de las elecciones, ¿qué?

En medio del polvorín electoral, ¿se ha puesto a pensar cuál será su cuota de responsabilidad después del 6 de abril? ¿Cómo cambiará su vida? O bien, ¿qué hará para mejorarla? En un país donde se le achaca todo lo malo al Gobierno anterior, al actual o al subsiguiente, es buen momento para pensar y analizar sus deberes para la patria que lo acogió y le ha dado abrigo y sustento.

El rumbo de un país no se construye cada cuatro años; se construye todos los días, con sus aportes, con su esfuerzo, con su trabajo, con su visión, con la forma de ambicionar sus sueños, de ser mejor cada día y de ayudar a los suyos para lograr un mejor mañana. La administración de turno ciertamente juega un papel fundamental en todo este engranaje, pero usted puede aportarle mucho a su país, a su trabajo y a su comunidad con lo que haga, con la actitud con que asuma cada evento de su vida y en la forma de conducirse, hablar y ante todo actuar. Costa Rica necesita un cambio de mentalidad.

Si queremos ayudar al nuevo Gobierno a hacer las cosas bien, debemos empezar desde casa, con nuestros actos. Si usted pretende que el Gobierno mejore su condición de vida, está muy equivocado. Su condición de vida puede mejorar con una actitud más reflexiva y proactiva de su parte como persona para ser mejor cada día, y en la forma en que usted forje esos ideales en los que vienen detrás.

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A veces no nos damos cuenta, pero en las cosas que parecen más sencillas y hasta insignificantes podría estar esa actitud nefasta y aniquiladora que nos mata a cuentagotas como sociedad.

Si usted es de las personas que se transforma al volante, que se brinca las señales de ALTO, que adelanta a todos para colarse de primero en el semáforo; que aunque venga el tren advirtiendo con su pito atraviesa el carro porque tiene prisa o cree que sí le va a dar tiempo para cruzar; que bota la basura donde le plazca porque simplemente le estorba o cree que el recolector de basura lo hará por usted; que encuentra algo que no es suyo y no lo devuelve, que no recicla, que gasta en exceso el agua simplemente porque no le importa, pero se queja de lo caro que está el servicio; si es de esas personas que sacan a pasear a su perro y le dejan la “gracia” al vecino por descuido o porque las zonas verdes “son libres”; si es de esos que sabotean al compañero de trabajo, “un serrucha pisos en potencia”, o de los que sabotean a la empresa o institución donde laboran para ganarse unos pesos de más, o peor aún, que muerden la mano de quien les da de comer, sin ser agradecido; o bien, si es de los que conocen los efectos nocivos del fumado en el organismo, pero fuman perjudicando a la familia que recibe el humo… ¡señores!, con esas actitudes no vamos a ningún lado; simplemente vamos en retroceso, vamos para atrás. En aras de mejorar, más bien saboteamos nuestra propia existencia y nuestra solidaridad humana, pero ante todo a nuestro país.

Esa actitud de “que otro lo haga porque a mí no me corresponde” y que ha permeado a más de uno, es lo que nos tiene así, marchitos como pueblo. Las buenas actuaciones se construyen desde adentro. Y si queremos realmente aportar nuestra cuota de responsabilidad , debemos cambiar, ¡pero ya!; modificar esas conductas y ayudar como un buen ciudadano que quiere lo mejor para su país, y ante todo para las personas con las cuales convive.
Ma. Martha Mesén Cepeda.