La situación actual, hace ver niveles de estabilidad en el ámbito de las tasa de inflación, lo cual es positivo pues denota que el poder adquisitivo de los salarios no se ha deteriorado de manera violenta. Lo mejor que tiene una inflación controlada, es que ese es el impuesto más grosero, pues recae sobre los que tienen salarios más bajos.
En el quehacer de la producción país, que es un aspecto medular, que permite ver alternativas de empleabilidad de la gente, la cosa no es tan buena y eso es notorio en el índice de desempleo, que no hay manera que disminuya de ese horrible 10% y que a su vez, impacta a esa otra cifra de 20% de familias que viven en la pobreza. La reactivación de la producción y la generación de empleo, son áreas vinculantes entre si y debe ser menester primario su estímulo, desde todos los frentes.
La amenaza constante de empresas que desean irse del país por los costos de la energía, deben verse con mucho cuidado, porque ese llamado a privatizar la electricidad como si en manos privadas ese fundamental insumo de producción vaya a bajar de precio, puede ser un espejismo que lo único a promover sea más parálisis, másdesempleo y más pobreza.
Los avisos de que hay empresas en búsqueda de mecanismos para acogerse a procesos de suspensión de pagos, puede ocasionar distorsiones aún mayores y lo hace a uno preguntarse si ya esas empresas habrán sacrificado los estilos de vida de sus dueños antes de acogerse a mecanismos que aunque legales, podrían ser injustos y alcahuetes.
Hay un pesimismo generalizado respecto de la parálisis que se vive en torno a la atención del problema fiscal del país. La gente que hoy promueve ayer se oponía y los que se oponen hoy ayer defendían a capa y espada, lo que denota que la justicia fiscal no siempre es un tema económico, sino que es más bien un camaleón político, tan irresponsable como peligroso.
El tipo de cambio no ha experimentado oscilación importante después de la puesta en marcha de un sistema de flotación administrada. Es cierto que eso es producto de la mayor diversificación de las actividades productivas, pero también lo es, por la existencia de un enorme y peligroso flujo de divisasproducto de actividades ilícitas como el narcotráfico.
Aunque las expectativas en general no son buenas, llama la atención la fuerte demanda por bienes de capital como vehículos nuevos, la participación de la población en actividades masivas como conciertos, partidos de futbol y la saturación de centros comerciales siempre.
Estos últimos aspectos, que no son necesariamente cuantificados por modelos econométricos, preocupan más que todo lo anterior. Primero por la nula congruencia entre esa queja perenne de la gente y la realidad y segundo,por los niveles de deuda domésticos con que los ticos puedan estar enfrentando los estímulos de una sociedad en la que se nos valora más por lo que tenemos que por lo que somos. ¿Ser o tener? Esa es la pregunta…
Alexander Hernández Camacho