Martes, 23 Agosto 2016 05:53

Economía y entorno internacional. Escenarios de monitoreo permanente …

Entre 2014 y 2016 la economía nacional, no ha cambiado mucho. Una posición de estabilidad en un indicador crítico como lo es la inflación, que de forma atípica cerró en 2015 con un estado de deflación, lo que constituyó un fenómeno sin precedentes en el país, es lo más relevante.

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Esa situación fue favorecida por la caída de los precios del petróleo que han permitido estabilidad en los costos internos. A la fecha esa tendencia de los precios internacionales del crudo se mantiene con leves repuntes de muy bajo impacto, aunque la historia en tema de hidrocarburos en Costa Rica se mueve bajo las incomprensibles variables que dictan un par de elefantes blancos de esos raros que hay aquí.
Este año ha transcurrido con la ya acostumbrada parálisis política en el Congreso de la República y el pesimismo generalizado respecto de la atención del problema fiscal del país. Sigue la misma actitud de que la gente que hoy promueve ayer se oponía y los que se oponen hoy ayer defendían a capa y espada. Lo usual en la Cuesta de las Moras.
Además del problema de gasto público, el país enfrenta una cultura de evasión muy seria, que implica cerca del 6% del PIB, lo que demuestra que el problema es no solo de gasto, sino de mala gestión de cobro y una ética contributiva miserable.

Afortunadamente, aún conservamos indicadores de desarrollo humano muy positivos, que nos deberían haber sacado ya del tercer mundo. Esas conquistas cada vez se ven más amenazadas por la carencia de recursos, la falta de modernización de las instituciones, la actitud pasiva de las personas y el aferrase a esa zona de confort que nos tienen inmóviles.
Según las proyecciones del BCCR, dadas a conocer en días recientes, se proyecta un crecimiento de entre el 3.5% y 4% y una tasa de inflación controlada en el orden del 3%, que hace prever una situación esperanzadora, pero las autoridades siguen advirtiendo la necesidad del ajuste fiscal y el fuerte ajuste al presupuesto del estado en 2017, si ese ajuste no se hace.
Recientemente, ha habido noticias en torno a un crecimiento en las exportaciones del país y el tipo de cambo está bastante estable, aunque este año ha mostrado un aumento cercano a los ¢8. La situación del estado en términos presupuestarios es bastante ajustada pero el estado sigue siendo activo en los procesos de compra, sobre todo en las empresas de servicios estratégicos como la CCSS y el ICE.
Otra preocupación manifiesta en estos días, ha sido la excesiva dolarización de la economía y los riesgos a ello asociados. Intentarán promover más el desarrollo crediticio en colones y congruente con ello, la tasa básica pasiva ha disminuido a un 5%, siendo el nivel más bajo de 2016. Esto busca no solo una mayor reactivación del crédito en colones y de las actividades productivas, sino un desestímulo a dolarizar más la economía.
El reto de crecer en la producción es crucial, dado que esa es la única forma de poder atender el desequilibrio que implica la pobreza, generada por una tasa de desempleo y un subempleo cada vez mayores. En estos dos indicadores, la situación no es buena y eso es notorio en el índice de desempleo, que no baja y que a su vez, impacta a esa otra cifra de 20% de familias que viven en la pobreza.
Por último, en relación con el entorno internacional, un aspecto que no puede perderse de vista, son las reales probabilidades del ascenso al poder de Donald Trump, cuyas posiciones son radicales en relación con la vigencia de los TLC y las importaciones, lo que resulta una seria amenaza para un país como Costa Rica que envía cerca del 50% delo que exporta a ese país.
De igual forma, la situación política de Nicaragua hace ver la consolidación nuevamente de una dictadura familiar, sin oposición alguna y además, con un esfuerzo de militarización al que debe prestársele atención, la situación en Venezuela que sigue incierta y la creciente competitividad en infraestructura de países como Panamá y El Salvador, son claras amenazas para la estabilidad costarricense y han de ser escenarios, de monitoreo permanente.