Creo que el Gobierno anterior y este, han sido los más severamente enjuiciados, pues son esos, los que más exposición han tenido a esta nueva era de cobertura noticiosa en la que nos es permitido a todos, opinar sin ningún tipo de censura. Como debe ser.
Bueno, como debe ser en el tanto nos hagamos una autocrítica respecto de cual hubiese sido nuestro actuar, si hubiese estado en los pantalones o enaguas de ese a quien juzgo.
Creo que en esta nueva era de la opinión pública, deberemos enfocarnos en hacerlo con algún grado de reflexión, con mucha seriedad y sobre todo con algún análisis, pues no se vale opinar por opinar, emitir juicios de valor sin el más mínimo fundamento, al menos histórico, y lanzando acusaciones sin bases suficientes.
En un país de gente caracterizada por tener una flaca memoria, es todavía más urgente la revisión de lo que está en la memoria o escrito en la historia, pues podría ser peligroso sacar conclusiones a partir de informaciones poco objetivas y hasta podríamos estar culpando a inocentes de los pecados que en el pasado cometieron otros, incluso nosotros mismos.
Yo no tengo ningún interés en defender a este Gobierno como no lo he tenido en el pasado con alguno otro, ni justificar sus desaciertos, pero tampoco tengo por qué endilgarlescomo suyos los pecados de sus antecesores.
En días pasados, se le dio duro al Gobierno por su incapacidad de ejecutar créditos que el estado tiene aprobados desde hace rato. Pero quién ha pedido cuentas a quienes tuvieron allí la plata aprobada desde 2005? ¿Cuándo han llamado a los responsables de los dos o tres Gobiernos anteriores que tampoco hicieron la tarea?
Hay una lista interminable de desaciertos que son ya de museo. En mi memoria, que no es tan de corto plazo, tengo unos cuantos: La usurpación a las finanzas de la CCSS con la condonación de la deuda del Gobierno, la Refinadora China que HOY nos cuesta $100.000 dólares mensuales, el Puente de la Platina que ya se me olvidó de cuantos años es la impericia, la Carretera a San Ramón y pago de daños a la empresa concesionada, la Trocha de la Vergüenza, las nefastas convenciones colectivas firmadas por una plaga de irresponsables a quienes nunca se ha llamado a cuentas y una interminable lista de barbaridades.
Es fácil achacarle todos los males del país al Gobierno, que en muchas cosas no ha demostrado ser más que una copia de la inoperancia de muchos de los anteriores. Sin embargo, debemos llamar a cuentas también, a los gestores pasados de tanto desacierto, de tanta alcahuetería y de tanta chambonada. Cuidado ciudadanos con estar muy confiados, dormitando en una democracia con amnesia, porque una democracia sin memoria es una democracia sin historia.