Les regalo unos cuantos detalles de su estilo claro y su andar profundo.
Menciona a Andrea Bocelli, y nos regala este dardo. “Hay muchos días de largo silencio. El silencio me ha enseñado muchas cosas. Sobre todo, a escuchar más”.
Luego, Raymundo se adentra en un monólogo interior, que es como un espejo para verse uno por dentro. “Imagino que hay dentro de vos un grito ahogado de más de una cosa que quisieras decir pero sientes que no tienes ni el espacio ni el tiempo adecuados para decirlo, y entonces todo queda dentro, en ese monólogo silencioso entre vos y tus pensamientos; entre vos y tus sentimientos; entre vos y tus anhelos; entre vos y tus fantasías”.
Más adelante, frente a una maravillosa foto de unas aves en un pantano, Raymundo dice, “ se necesita mucho valor para aceptarse, para reconocernos a nosotros mismos, y simplemente decir, ´no soy como todos los demás, pero todos somos parte de todos`”.
Arnoldo nos regala una foto bellísima de un muelle, y al frente escribe Raymundo, “pregúntale al agua si algo la detiene, y ella sonreirá”.
Dice, “uno debe tratar de vivir de la manera más simple y sencilla, haciendo el bien, alejando todo aquello que nos hace daño, ayudando a los demás-pues eso lo llena a uno muchísimo-, pudiendo ver a los otros a los ojos y sentir tranquila la conciencia”.Ahí asegura que, “nadie es dueño de nada: la belleza se acaba, el dinero viene y va, y lo único que nos pertenece es lo que demos a los demás”.
Y al final del libro, Raymundo nos confiesa que con los años ha aprendido que la familia es un tesoro; que la niñez es fundamental para cada persona; que hay que conocer y apreciar las etnias, los países, las culturas; que quien me ofrece un momento de su vida, aunque sea para escucharme o mirarme, abre un espacio de atención amorosa nuevo e irrepetible; que todos estamos en un proceso de crecimiento; que es necesario seguir caminando y descubriendo; que muchas veces el contrasentido es lo que más sentido nos aporta y que las cosas trascienden lo que, al principio, logramos comprender.
Este libro, “Reflexiones de vida”, un bálsamo, un manantial, un baúl con alas, un libro y mucho más que eso, un abrazo de alguien que ha pasado por donde asustan, y que ha visto correr el agua bajo el puente, en silencio.