Los 622 metros de profundidad a la que han estado por 70 días estos 33 mineros, han significado un esfuerzo que -si de asignarle valor se tratara-, posiblemente no podríamos cuantificarlo ni tampoco tiene tanta relevancia hacerlo. El monto de la movilización de recursos logísticos y financieros para llevar adelante con éxito este rescate, no será posible determinarlo con exactitud.
Los alcances de esta tragedia culminada con éxito, han tocado fibras muy delgadas, han puesto a prueba no solo la capacidad de un gobierno joven que inició precisamente en medio de otra tragedia como lo fue el terremoto de febrero pasado; sino que ha vuelto la mirada del mundo entero a esta operación inédita.
No hay duda que la vida de estas 33 personas y sus familias han sido transformadas y hemos visto como los medios de comunicación han dado cuenta de las más increíbles historias. Escuchaba en una crónica radial, sobre las sumas de dinero que recibiría cada uno de los rescatados, las entrevistas y los programas a los que han sido invitados, las editoriales que intentan publicar cada una de las historias, las películas que se intentarán rodar, los viajes y los homenajes de los que serán objeto. Nunca antes, tantos hemos estado tan pendientes de tan pocos.
Otra de las cosas maravillosas que hemos podido observar a lo largo de todo esto, es la capacidad creadora del ser humano, expresada en modernas tecnologías capaces de penetrar la dureza de las rocas y mostrar en tiempo real cada uno de los momentos cruciales de esta página de la historia. Ha sido hermoso ver de cuánto somos capaces, cuando los esfuerzos se conjuntan por objetivos nobles y cuando de salvar vidas se trata; cosa que no es ajena para nosotros los ticos.
De todo cuanto se ha dicho; sin embargo, nada tiene más valor que lo expresado por cada uno de los 33 mineros respecto del valor de su familia, del valor que tiene el decir cuánto aman a sus esposas e hijos. Ha sido conmovedor, escuchar a una joven decir que cuando tuviera a su papá entre sus brazos le diría un millón de veces que lo amaba.
El verdadero valor de este proceso, ha sido el re-encuentro con los valores familiares, la exaltación de la solidaridad de mucha gente en pos de un solo objetivo, el sacrificio de gobiernos, empresas, medios, iglesias y muchas más gentes para culminar con éxito esto.
No ha sido casualidad que el número 33 se convirtiera en un número de increíbles coincidencias. La cantidad de personas, los días que duró la perforación, la cantidad de países acreditados para cubrir el evento y también la edad de Cristo, fundamento de la fe de la mayoría de habitantes en esta América bendita. ¿Qué cuánto vale una vida?: TODO, ¿qué cuánto valen 33 vidas? Lo valen TODO multiplicado por 33.