Por tratarse de un acontecimiento internacional que se celebra cada año durante el mes de octubre, es importante resaltar el significado de la calidad en la vida de las personas, porque la calidad - más que un concepto - es una práctica permanente que debe estar presente en todas las actividades humanas.
La “calidad” debe conceptualizarse desde una perspectiva integral, que incluye no solamente los aspectos relacionados con la aplicación de las normas en el proceso productivo, sino también todos aquellos elementos que como parte de las políticas públicas propician el mayor beneficio para los habitantes.
Desde el punto de vista de la economía, por ejemplo, el mercado debe caracterizarse por la comercialización de bienes y servicios con estricto cumplimiento de las normas de calidad establecidas, nacional e internacionalmente. Incluyendo el buen trato hacia los consumidores puesto que más que compradores, los consumidores son ante todo seres humanos que merecen respeto y consideración.
Pero, desde otro punto de visto, quizás el más importante, el ser humano no puede ser tratado solamente como un sujeto económico. Si realmente se desea resaltar la importancia de la calidad en términos del nivel de vida, entonces es preciso que se consideren otros aspectos fundamentales, como la salud, la educación, la vivienda, la seguridad ciudadana y otros más, con lo cual la visión de la calidad se amplía y se percibe de manera integral.
La satisfacción de las necesidades básicas representa un derecho fundamental del ser humano, por tanto, no es posible encasillar este proceso de manera exclusiva en la lógica del mercado, porque lo que estaría en juego sería la vida misma. Y desde el punto de vista social - y de la calidad- tendría hablar de los indicadores económicos y de los criterios de rentabilidad de las empresas, cuando millones de personas no accesan los servicios públicos y tampoco sacian su sed y su hambre.
Las personas pueden tener su propia ideología y credo político, pero su común denominador es sumamente claro, si no comen se mueren. Por ello, en este mes de la calidad es vital hacer un llamado a las autoridades políticas para que se fortalezcan los programas sociales; a los empresarios, para que se entienda que la actividad económica de una nación no gira exclusivamente a su alrededor, sino también de la gente; y a la sociedad civil, para que los ciudadanos asuman un rol protagonista en su desarrollo y también participen en la definición de las políticas públicas.
Por tratarse de un acontecimiento internacional que se celebra cada año durante el mes de octubre, es importante resaltar el significado de la calidad en la vida de las personas, porque la calidad - más que un concepto - es una práctica permanente que debe estar presente en todas las actividades humanas.
La “calidad” debe conceptualizarse desde una perspectiva integral, que incluye no solamente los aspectos relacionados con la aplicación de las normas en el proceso productivo, sino también todos aquellos elementos que como parte de las políticas públicas propician el mayor beneficio para los habitantes.
Desde el punto de vista de la economía, por ejemplo, el mercado debe caracterizarse por la comercialización de bienes y servicios con estricto cumplimiento de las normas de calidad establecidas, nacional e internacionalmente. Incluyendo el buen trato hacia los consumidores puesto que más que compradores, los consumidores son ante todo seres humanos que merecen respeto y consideración.
Pero, desde otro punto de visto, quizás el más importante, el ser humano no puede ser tratado solamente como un sujeto económico. Si realmente se desea resaltar la importancia de la calidad en términos del nivel de vida, entonces es preciso que se consideren otros aspectos fundamentales, como la salud, la educación, la vivienda, la seguridad ciudadana y otros más, con lo cual la visión de la calidad se amplía y se percibe de manera integral.
La satisfacción de las necesidades básicas representa un derecho fundamental del ser humano, por tanto, no es posible encasillar este proceso de manera exclusiva en la lógica del mercado, porque lo que estaría en juego sería la vida misma. Y desde el punto de vista social - y de la calidad- tendría hablar de los indicadores económicos y de los criterios de rentabilidad de las empresas, cuando millones de personas no accesan los servicios públicos y tampoco sacian su sed y su hambre.
Las personas pueden tener su propia ideología y credo político, pero su común denominador es sumamente claro, si no comen se mueren. Por ello, en este mes de la calidad es vital hacer un llamado a las autoridades políticas para que se fortalezcan los programas sociales; a los empresarios, para que se entienda que la actividad económica de una nación no gira exclusivamente a su alrededor, sino también de la gente; y a la sociedad civil, para que los ciudadanos asuman un rol protagonista en su desarrollo y también participen en la definición de las políticas públicas.