Por cada denuncia de robo que hay en Limón, hay tres denuncias en Pococí. Sólo el cantón central de San José nos supera en datos de delincuencia y criminalidad. Y en San José hay barrios como La Carpio, Aguantafilo, Rincón Grande, Las Gradas y Cristo Rey. ¿Cuáles son los barrios que se “codean” con esas comunidades en Pococí? Entre ellas, Barra del Colorado y de Tortuguero.
Uno de los temas fundamentales de la segunda marcha contra la delincuencia y la criminalidad en Pococí fue ese: nos llegan barriadas enteras de San José, con proyectos de vivienda que nos inundan de familias de barrios urbano-marginales de la capital. Y la gente en la marcha fue terminante en su actitud. Cientos de pancartas decían, “queremos recuperar la paz”, y el comunicado oficial de los organizadores rezaba, entre otros puntos, que la delincuencia se nos viene encima con proyectos de vivienda popular con los que nos llegan personas indeseables a las comunidades. No es ser racista ni prejuicioso, es que la realidad rebasa a los ojos. No pueden enviarnos barrios enteros.
Otro tema fundamental es el consumo y la venta de drogas, que anda por la libre en comunidades de La Rita, Cariari y Guápiles, y ni qué decir del tráfico de drogas en el distrito de Colorado, tierra de nadie, tierra sin ley ni más señor que el dinero mal habido. Colorado y Tortuguero están a la mano de Dios.
Y sin duda que hay serios problemas ligados al alcoholismo. Aquí se consume licor en cualquier lugar, como nada, y algunas licoreras se han convertido en vulgares cantinas a cielo abierto, donde la gente consume licor más barato y se sienta a tomar en las aceras, cuando hay aceras; en los caños, o abiertamente en media calle. Las licoreras se prestan para todo tipo de abusos y torerías.
Me ha tocado ver pleitos en media calle, entre borrachos que pasan frente a una licorera como si fuera una chichera de mala muerte. Es algo terrible.
La solución es compleja. Falta más policía, urgen las patrullas, las motos, el personal especializado, pero si siguen mandándonos barrios enteros de marginalidad de la capital, es poco lo que podemos hacer.
Me encantó ver a tanta gente conocida junta. Me encantó que Guápiles, Cariari y La Rita se dieran la mano en una manifestación popular. No hay que olvidar que Isla Calero también pertenece a Costa Rica y a mi cantón, Pococí, y que no es justo que aquí haya índices de delincuencia y criminalidad tan deprimentes y alarmantes.
A la par de Aguantafilo, Rincón Grande, La Carpio, Las Gradas y Cristo Rey, lamentablemente hay que poner a Barra del Colorado y Barra de Tortuguero cuya atención merece un contingente policial de verdad. Ya dimos el primer paso: ya no nos da vergüenza admitir que tenemos un problema serio de delincuencia y criminalidad, y que estamos entre los peores del país en ese campo. Guápiles y en general Pococí, es tierra de producción y de progreso. No merecemos en mi pueblo, en mi tierra, un abandono tan evidente y deplorable.
Por cada denuncia de robo que hay en Limón, hay tres denuncias en Pococí. Sólo el cantón central de San José nos supera en datos de delincuencia y criminalidad. Y en San José hay barrios como La Carpio, Aguantafilo, Rincón Grande, Las Gradas y Cristo Rey. ¿Cuáles son los barrios que se “codean” con esas comunidades en Pococí? Entre ellas, Barra del Colorado y de Tortuguero.
Uno de los temas fundamentales de la segunda marcha contra la delincuencia y la criminalidad en Pococí fue ese: nos llegan barriadas enteras de San José, con proyectos de vivienda que nos inundan de familias de barrios urbano-marginales de la capital. Y la gente en la marcha fue terminante en su actitud. Cientos de pancartas decían, “queremos recuperar la paz”, y el comunicado oficial de los organizadores rezaba, entre otros puntos, que la delincuencia se nos viene encima con proyectos de vivienda popular con los que nos llegan personas indeseables a las comunidades. No es ser racista ni prejuicioso, es que la realidad rebasa a los ojos. No pueden enviarnos barrios enteros.
Otro tema fundamental es el consumo y la venta de drogas, que anda por la libre en comunidades de La Rita, Cariari y Guápiles, y ni qué decir del tráfico de drogas en el distrito de Colorado, tierra de nadie, tierra sin ley ni más señor que el dinero mal habido. Colorado y Tortuguero están a la mano de Dios.
Y sin duda que hay serios problemas ligados al alcoholismo. Aquí se consume licor en cualquier lugar, como nada, y algunas licoreras se han convertido en vulgares cantinas a cielo abierto, donde la gente consume licor más barato y se sienta a tomar en las aceras, cuando hay aceras; en los caños, o abiertamente en media calle. Las licoreras se prestan para todo tipo de abusos y torerías.
Me ha tocado ver pleitos en media calle, entre borrachos que pasan frente a una licorera como si fuera una chichera de mala muerte. Es algo terrible.
La solución es compleja. Falta más policía, urgen las patrullas, las motos, el personal especializado, pero si siguen mandándonos barrios enteros de marginalidad de la capital, es poco lo que podemos hacer.
Me encantó ver a tanta gente conocida junta. Me encantó que Guápiles, Cariari y La Rita se dieran la mano en una manifestación popular. No hay que olvidar que Isla Calero también pertenece a Costa Rica y a mi cantón, Pococí, y que no es justo que aquí haya índices de delincuencia y criminalidad tan deprimentes y alarmantes.
A la par de Aguantafilo, Rincón Grande, La Carpio, Las Gradas y Cristo Rey, lamentablemente hay que poner a Barra del Colorado y Barra de Tortuguero cuya atención merece un contingente policial de verdad. Ya dimos el primer paso: ya no nos da vergüenza admitir que tenemos un problema serio de delincuencia y criminalidad, y que estamos entre los peores del país en ese campo. Guápiles y en general Pococí, es tierra de producción y de progreso. No merecemos en mi pueblo, en mi tierra, un abandono tan evidente y deplorable.