Lunes, 07 Marzo 2016 19:44

Recrudecimiento del crimen.

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Algo está pasando en Costa Rica, que no es bueno por supuesto. En la última semana ocho crímenes pasionales distribuidos en todo el país, homicidios por ajustes de cuentas, violencia domestica y maltrato infantil, justicia privada y a mano propia, por no citar los casi cuatrocientos crímenes contabilizados el año pasado, todos violentos con saña incluida.

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Ese parámetro es una cifra record, proporcionalmente nos estamos equiparando a Honduras, sin maras. Se ha perdido el respeto a la vida, a los principios y valores, a la ley y a la violencia de todo tipo y lo peor, impunidad total por no decir incompetencia del Ministerio Público quien actúa en descoordinación con la Policía Judicial y administrativa. ¿Quéestá sucediendo en la pequeña Costa Rica?
La inseguridad ciudadana es el segundo tema que más preocupa a los ticos según las últimas encuestas, y es que todo se relaciona, a menor educación menos empleo, a mayor desempleo mayor pobreza, laguna que se llena con el robo, la droga y el crimen.
En materia de robos, solo el año pasado se sustrajeron cerca de cuatro mil ochocientos noventa y dos autos, uno cada media hora y no pasa nada, de cien casos solo hay diez juicios y dos condenatorias. Los robacarros están haciendo fiesta con el patrimonio de los costarricenses.
Finalmente en el rubro de las estafas, estas han aumentado considerablemente, “seriales, habituales y permanentes”, miles de amas de casa se quejan de los asaltos en sus propias habitaciones, perpetradas por falsos “polacos” y vendedores, el propósito, quitarles sus humildes viviendas, mientras que muchos de nuestros Juzgados, no les interesa el tema, no lo entienden y no actúan…
¿Será un problema cultural, social, económico, de influencia y costumbres foráneas, político? Hay de todo, pero el país se hunde entre el crimen, la violencia domestica, el robo y el asalto a vista y paciencia de las autoridades. Hay un vacío de poder que lo han entendido muy bien los delincuentes, ellos han llenado ese vacío, la gente desconfía en forma creciente de la policía, que muchas veces actúa en complicidad con los malhechores y desconfía de los políticos y la aplicación de la justicia. El círculo no se cierra aquí, como no hay espacio carcelario se está liberando unos cuatro mil presos para evitar el hacinamiento y una eventual demanda por violación de los derechos humanos.
¿Qué nos queda? El control político ha de reasumirlo los medios de comunicación y las redes sociales, a fin de cuentas el pueblo nunca ha delegado su soberanía en forma perpetua y absoluta, la delego a las autoridades que lamás de las veces son complacientes y no hacen nada al respecto. HORA DE DESPERTAR Y DE ACTUAR.
Efrén Arauz