Por esos años también y después de mucho esfuerzo, los gobiernos de Costa Rica y Panamá se pusieron de acuerdo en un plan para regular las transmisiones radiales en las zonas fronterizas, algo de interés para todos los habitantes de esas regiones. El único problema es que no había recursos para que los funcionarios costarricensesviajaran a Chiriquí a firmar ese acuerdo. Nuevamente CANARA ofreció pagar ese viaje, nuevamente el gobierno no lo permitió por temor a que lo acusaran de corrupción, y los ticos de Paso Canoas siguieron sin escuchar radio ni ver televisión de calidad.
Sin embargo, hoy estamos llenos deOENEGÉS que intervienen en la planificación y toma de decisiones de aspectos tan importantes para nuestra patria como las políticas de planificación familiar, la seguridad ciudadana, la conformación de las fuerzas policiales, la tenencia de armas legales, la custodia de las especies marinas en el mar patrimonial, la vivienda popular, la administración de la justicia, el transporte internacional de mercancías y los derechos de propiedad intelectual.
Y nadie dice que eso es corrupción ni que se mezclan intereses ajenos al estado costarricense.
Todas estas OENEGÉS se financian con dineros que vienen del extranjero, supuestamente donados por fundaciones, gobiernos o particulares de buena voluntad. Eso dicen.
Todas ellas también, dicen que persiguen fines de bien público, de mejoramiento de la acción del estado, apoyo a las minorías, mejoramiento de la gobernabilidad y otros que nadie puede discutir. Insisto, eso es lo que dicen.
Años atrás se decía que lo que era bueno para la empresa privada era lo mejor para todo el país. Hoy, por dicha, hemos superado esa manera unilateral de ver la sociedad.
Pero me temo que nuestra ingenuidad nos ha hecho creer que todo lo que nos dicen las dichosas OENEGÉS es bueno para todos los costarricenses.
Por algo será que el señor Ortega, que tiene muchos defectos, pero que no es tonto, las puso en cuarentena.

Comentario de Juan Sepúlveda