Martes, 21 Enero 2014 08:58

Qué fácil es sembrar odios

Y desafortunadamente muchos caen fácilmente en ellos, por cualquier razón o excusa, un partido de fútbol, diferencias ideológicas, por apoyar a partidos políticos diferentes, por una herencia.

 

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Cuando un hombre como Nelson Mandela, que estuvo décadas en prisión solo por pedir respeto a la dignidad de los negros de Suráfrica, sale de la cárcel y no toma revancha -justa seguramente para muchos pero estéril para Mandela- contra quienes lo pusieron en una celda, al abrazar a sus encarceladores da un paso titánico en la construcción de una Suráfrica inclusiva y en consecuencia pacífica; donde su ejemplo marca un camino de convivencia social difícil de apartarse. Seguramente este gesto Nelson Mandela lo hizo sin mayor esfuerzo pues en su corazón, sin duda, no había cabida para el odio.
¿Quién fue el más favorecido con semejante capacidad de perdón? En primera instancia él mismo, Nelson Mandela se economizó todos los perjuicios que le hubieran causado las descargas de las sustancias que el organismo segrega en el torrente sanguíneo, presentes fisiológicamente cuando hay un sentimiento de odio. También obtuvo paz personal y esto le permitió ver a sus encarceladores como también encarcelados, víctimas de sus bajas pasiones, las que les nublaron sus inteligencias y sus conciencias pues en un torpe afán de calmar las, se auto engañaban, al decirse a sí mismos que el color de la piel determina la dignidad y condición humana.
Pero también ganaron sus encarceladores, quienes a partir de la acción de Mandela tuvieron la capacidad de entender su error y así permitir el inicio de un cambio personal que llevaría a uno mayor. Esto los puso en la senda de comenzar a construir su paz personal, recuperar su capacidad de razonar y ser parte en la construcción de una nueva Suráfrica.
Finalmente ganó Suráfrica porque la acción de uno solo de sus ciudadanos la puso en la correcta senda de entender que una sociedad está compuesta de diferentes grupos con distintas formas de pensar y ser pero que esto no debe ser razón para no converger en luchar juntos por construir una Patria más libre, justa, inclusiva, respetuosa, pacífica y democrática.
¡¡¡Qué fácil es sembrar odios!!! Pero no menos fácil es sembrar la paz, solo de necesita de una persona con un corazón superior que comprenda que el odio solo engendra odio y este solo destrucción y en consecuencia solo puede generar gran dolor humano.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”, Mateo 5,9. (Se lee cinco nueve).