Estela Quesada nació en Alajuela el 4 de junio de 1924. Pasó una niñez muy bella en San Carlos. Cuando vino la edad escolar de sus hermanos, los papás la trajeron para Alajuela. Se vinieron de Platanar de San Carlos a Alajuela en carreta, porque su madre no montaba a caballo. Duraban una semana de la bajura a Alajuela.
Doña Estela estuvo en la Escuela Bernardo Soto, y en el Instituto de Alajuela. Entró a la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica y luego de graduarse como maestra, estudió Derecho mientras trabajaba en escuelas.
Empezó a trabajar de maestra en San Carlos, en la antigua Villa Quesada, en el San Carlos rural y remoto. Había que pasar los ríos por dentro, a caballo.
En ese tiempo ni siquiera había caminos lastreados. Doña Estela se montaba a caballo en Naranjo, que era hasta donde llegaban el camino asfaltado y el bus.
Después se metió en política. Fue cortesista y ulatista. Las mujeres fueron fundamentales en las protestas de la época. Eran los primeros años de su vida.
La presencia de mujeres en las manifestaciones conmovió tanto la conciencia nacional que cuando se integra la Asamblea Constituyente se les otorga a las mujeres los derechos políticos, el derecho a elegir y el derecho a ser electas. Se argumentó que la participación de las mujeres en las protestas y las manifestaciones había generado méritos suficientes para merecer el reconocimiento de sus derechos.
Llegó a ser presidenta de la ANDE, la tercera mujer que llegó a la Presidencia, a inicios de los años 50. Empezó a estudiar Derecho siendo maestra. Renunció a la plaza de día y mientras estudiaba trabajó en la noche, específicamente en la Escuela Nocturna de Alajuela.
Cuando terminó de estudiar Derecho, en 1953, estaban en la primera campaña electoral de Figueres. Se le postula para una diputación. Fue una de las primeras tres mujeres que ocupó una curul. Las otras dos diputadas eran Teresa Obregón de Dengo y Ana Rosa Chacón. En la Asamblea Legislativa, le fue muy bien. Fue vicepresidenta del directorio. Se apartó del partido Liberación Nacional porque no aceptó la disciplina del partido ni sus tesis. Alegó siempre que tenía la representación y la responsabilidad del país y no del partido.
En la Asamblea Legislativa conoció a Mario Echandi. Cuando fue electo presidente, la nombró ministra de Educación, la primera mujer ministra en nuestra historia. Lo que sigue entre comillas es de una entrevista que le hice y publiqué en un libro. “La educación empezaba a dar palos de ciego. Se había suprimido la inspiración de la escuela europea, la escuela francesa, de fuerza intelectual, de conocimiento sólido. Se estaba empezando a navegar en las nuevas filosofías, que se habían impuesto en Costa Rica sin preparación adecuada para el cambio. Nadie capacitó a los maestros para el cambio. Empezaba a declinar la educación costarricense en cuanto a la preparación. Mi mayor preocupación fue llevar a las escuelas rurales a completar el ciclo de primaria, porque muchas no contaban con el sexto grado. Un detalle muy importante es que le dije a Mario que aceptaba el ministerio con una condición: que no permitiría influencias políticas en el ministerio. Los maestros debían nombrarse por méritos y por capacidad, jamás por influencia política. También quité los uniformes de gala para las bandas, porque comprobé que se gastaba mucho dinero en esos uniformes y esa plata hacía falta en los laboratorios. La escuela costarricense estaba siendo invadida por la enseñanza privada, por lo que la enseñanza pública empezaba a sufrir, como se nota ahora. Yo heredé de los viejos maestros la idea de que la educación pública es el fundamento de la democracia, de manera que no sea en la educación que se sientan las diferencias entre el niño rico y el niño pobre. La educación pública permitió por muchas décadas que el niño rico y el niño pobre se hicieran amigos. Fue una época muy bella, que facilitó la solidaridad y los buenos sentimientos entre las clases sociales. Cuando de niños son amigos, de grandes se entienden bien. Con la enseñanza privada se segrega a los pobres”.
Este es un breve resumen de la vida de esa gran mujer que fue Estela Quesada, primera mujer ministra, una de las tres primeras en ser diputadas, y una gran mujer de servicio público. Que descanse en paz.
Camilo Rodríguez Chaverri
Estela Quesada nació en Alajuela el 4 de junio de 1924. Pasó una niñez muy bella en San Carlos. Cuando vino la edad escolar de sus hermanos, los papás la trajeron para Alajuela. Se vinieron de Platanar de San Carlos a Alajuela en carreta, porque su madre no montaba a caballo. Duraban una semana de la bajura a Alajuela.
Doña Estela estuvo en la Escuela Bernardo Soto, y en el Instituto de Alajuela. Entró a la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica y luego de graduarse como maestra, estudió Derecho mientras trabajaba en escuelas.
Empezó a trabajar de maestra en San Carlos, en la antigua Villa Quesada, en el San Carlos rural y remoto. Había que pasar los ríos por dentro, a caballo.
En ese tiempo ni siquiera había caminos lastreados. Doña Estela se montaba a caballo en Naranjo, que era hasta donde llegaban el camino asfaltado y el bus.
Después se metió en política. Fue cortesista y ulatista. Las mujeres fueron fundamentales en las protestas de la época. Eran los primeros años de su vida.
La presencia de mujeres en las manifestaciones conmovió tanto la conciencia nacional que cuando se integra la Asamblea Constituyente se les otorga a las mujeres los derechos políticos, el derecho a elegir y el derecho a ser electas. Se argumentó que la participación de las mujeres en las protestas y las manifestaciones había generado méritos suficientes para merecer el reconocimiento de sus derechos.
Llegó a ser presidenta de la ANDE, la tercera mujer que llegó a la Presidencia, a inicios de los años 50. Empezó a estudiar Derecho siendo maestra. Renunció a la plaza de día y mientras estudiaba trabajó en la noche, específicamente en la Escuela Nocturna de Alajuela.
Cuando terminó de estudiar Derecho, en 1953, estaban en la primera campaña electoral de Figueres. Se le postula para una diputación. Fue una de las primeras tres mujeres que ocupó una curul. Las otras dos diputadas eran Teresa Obregón de Dengo y Ana Rosa Chacón. En la Asamblea Legislativa, le fue muy bien. Fue vicepresidenta del directorio. Se apartó del partido Liberación Nacional porque no aceptó la disciplina del partido ni sus tesis. Alegó siempre que tenía la representación y la responsabilidad del país y no del partido.
En la Asamblea Legislativa conoció a Mario Echandi. Cuando fue electo presidente, la nombró ministra de Educación, la primera mujer ministra en nuestra historia. Lo que sigue entre comillas es de una entrevista que le hice y publiqué en un libro. “La educación empezaba a dar palos de ciego. Se había suprimido la inspiración de la escuela europea, la escuela francesa, de fuerza intelectual, de conocimiento sólido. Se estaba empezando a navegar en las nuevas filosofías, que se habían impuesto en Costa Rica sin preparación adecuada para el cambio. Nadie capacitó a los maestros para el cambio. Empezaba a declinar la educación costarricense en cuanto a la preparación. Mi mayor preocupación fue llevar a las escuelas rurales a completar el ciclo de primaria, porque muchas no contaban con el sexto grado. Un detalle muy importante es que le dije a Mario que aceptaba el ministerio con una condición: que no permitiría influencias políticas en el ministerio. Los maestros debían nombrarse por méritos y por capacidad, jamás por influencia política. También quité los uniformes de gala para las bandas, porque comprobé que se gastaba mucho dinero en esos uniformes y esa plata hacía falta en los laboratorios. La escuela costarricense estaba siendo invadida por la enseñanza privada, por lo que la enseñanza pública empezaba a sufrir, como se nota ahora. Yo heredé de los viejos maestros la idea de que la educación pública es el fundamento de la democracia, de manera que no sea en la educación que se sientan las diferencias entre el niño rico y el niño pobre. La educación pública permitió por muchas décadas que el niño rico y el niño pobre se hicieran amigos. Fue una época muy bella, que facilitó la solidaridad y los buenos sentimientos entre las clases sociales. Cuando de niños son amigos, de grandes se entienden bien.
Con la enseñanza privada se segrega a los pobres”.
Este es un breve resumen de la vida de esa gran mujer que fue Estela Quesada, primera mujer ministra, una de las tres primeras en ser diputadas, y una gran mujer de servicio público. Que descanse en paz.