Sin duda a un Presidente no le debe temblar la mano cuando toma decisiones pero uno esperaría que estas obedecieran, primero, a un análisis exhaustivo e integral de los antecedentes y de los eventuales efectos que tendrían la decisión presidencial y una de ellas, principalísima, sería el número de personas que se beneficiaran y el de los que saldrán perjudicados.
Además ahora resulta, según este decir del señor Presidente, queesa decisión pareciera no ser de carácter fitosanitaria, de un funcionario público de apellido D’alanesse, sino una directriz presidencial fundamentalmente proteccionista. Lo digo así, puesto que la indicada manifestación presidencial de haber tendido realmente como base una medida fitosanitaria, hubiera sido No me temblará la mano para defender que nuestras siembras de aguacate no sean infectadas.
No obstante, que el señor Presidente, según la nota periodística, actúa en estricto apego a los compromisos legales e internacionales contraídos por medio de los distintos acuerdos comerciales pero lo cierto que hay una acción contraria a los TLCs y a aceptación de culpa relevo de pruebas, dicen por ahí de los abogados.
Nuevamente la posición presidencial llega, primero, a posteriori de que un funcionario público de menor rango la haya tomado y la hiciera pública y, segundo, el señor Presidente da declaraciones de apoyo, que casi dan la impresión que, la iniciativa tiene más bien su origen en Casa Presidencial
Ejemplo de este decir mío, es el famoso y fallido proyecto-borrador de la Ley de Radio y Televisión, presentado y defendido con gran vehemencia por el hoy ex Viceministro de Telecomunicaciones don Allan Ruiz, cuando comenzaron las diferentes iniciativas de don Allan, el señor Presidente dio declaraciones similares a las dadas ahora sobre el cierre de la entrada al país de los aguacates.
Esos hechos, el proyecto-borrador que cité y las acciones seguidas con el arroz y con los aguacates, no deben ser subestimados por los costarricenses pues aunque lucen ser hechos aislados, todos parecen tener un denominador común: Cambiar de manera taimada el sistema que hemos seguido hasta ahora los costarricenses.