Empecemos con la experiencia en Kingston, Jamaica, que es el segundo más importante de la región, sólo superado por Panamá. En Kingston, se dio la misma situación que en casi todos los puertos de América Latina: concesionaron los puertos. Pero tuvieron una idea muy interesante. Crearon una sociedad por acciones, que administra el puerto de Kingston, que es un puerto de trasbordo. Las mercaderías que van para Medio Oriente, el norte de Europa y el Mediterráneo, pasan por Kingston. Es un puerto estratégico. En esta sociedad portuaria participan todos los usuarios del puerto. Las compañías participan en una sociedad con puestos directivos. Trabajan día a día en el quehacer portuario. Unas compañías son jamaiquinas, otras no, pero deciden entre todas lo que debe ocurrir para mejorar todo en el puerto.
En el caso de Santa Marta, Colombia, es un puerto muy moderno, privado, donde los servicios están concesionados, y la autoridad portuaria es estatal. La autoridad portuaria se dedica a cobrar cánones, y establece las reglas a seguir. Este modelo nos llevaría a pensar, por ejemplo, que los servicios de JAPDEVA se vayan privatizando por sectores, de manera que quienes tengan que hacer uso del puerto puedan elegir. Así como eligen ahora la compañía estibadora, puedan elegir la compañía de pilotos, remolcadores, la compañía de grúas que va a descargarles el barco, montacargas, patios y bodegas, y así con todos y cada uno de los servicios. Ese es otro modelo interesante.
Debemos ver estos dos casos para tomar una enseñanza, para tomar un modelo. En resumen, para él, todos estamos de acuerdo en Limón en que debemos ir al ritmo de los tiempos, debemos modernizar a los puertos, no podemos quedarnos estancados. En materia de contenedores, los puertos de Limón y Moín están en el lugar número once en el continente, y en transporte de fruta estamos en una quinta posición en la región.
El proyecto de concesión de las terminales existentes, a como lo tiene planteado el gobierno, se resume en convertir un monopolio público en un monopolio privado. La región nos muestra ejemplos de que se puede encontrar una salida diferente.
Limón es la provincia con mayores índices de delincuencia, violencia, narcotráfico, y los más bajos de desarrollo humano y alfabetización, esta decisión que estamos por tomar con respecto a nuestros puertos, es fundamental porque puede llevarnos por dos caminos, ya sea para empobrecernos y hacer que Limón sea un antro de la mafia y la perdición, o para construir un nuevo Limón, así como Kingston, en Jamaica, o Santa Marta, en Colombia.
Tenemos el proyecto de Limón ciudad puerto. Es un proyecto de ochenta millones de dólares. Probablemente Limón nunca volverá a tener la oportunidad de contar con esos recursos para infraestructura. Debemos cuidar este proyecto, debemos vigilar lo que ocurre con ese dinero, cómo se invierte, cómo se controla. Tal vez nunca más tengamos una oportunidad igual.
Empecemos con la experiencia en Kingston, Jamaica, que es el segundo más importante de la región, sólo superado por Panamá. En Kingston, se dio la misma situación que en casi todos los puertos de América Latina: concesionaron los puertos. Pero tuvieron una idea muy interesante. Crearon una sociedad por acciones, que administra el puerto de Kingston, que es un puerto de trasbordo. Las mercaderías que van para Medio Oriente, el norte de Europa y el Mediterráneo, pasan por Kingston. Es un puerto estratégico. En esta sociedad portuaria participan todos los usuarios del puerto. Las compañías participan en una sociedad con puestos directivos. Trabajan día a día en el quehacer portuario. Unas compañías son jamaiquinas, otras no, pero deciden entre todas lo que debe ocurrir para mejorar todo en el puerto.
En el caso de Santa Marta, Colombia, es un puerto muy moderno, privado, donde los servicios están concesionados, y la autoridad portuaria es estatal. La autoridad portuaria se dedica a cobrar cánones, y establece las reglas a seguir. Este modelo nos llevaría a pensar, por ejemplo, que los servicios de JAPDEVA se vayan privatizando por sectores, de manera que quienes tengan que hacer uso del puerto puedan elegir. Así como eligen ahora la compañía estibadora, puedan elegir la compañía de pilotos, remolcadores, la compañía de grúas que va a descargarles el barco, montacargas, patios y bodegas, y así con todos y cada uno de los servicios. Ese es otro modelo interesante.
Debemos ver estos dos casos para tomar una enseñanza, para tomar un modelo. En resumen, para él, todos estamos de acuerdo en Limón en que debemos ir al ritmo de los tiempos, debemos modernizar a los puertos, no podemos quedarnos estancados. En materia de contenedores, los puertos de Limón y Moín están en el lugar número once en el continente, y en transporte de fruta estamos en una quinta posición en la región.
El proyecto de concesión de las terminales existentes, a como lo tiene planteado el gobierno, se resume en convertir un monopolio público en un monopolio privado. La región nos muestra ejemplos de que se puede encontrar una salida diferente.
Limón es la provincia con mayores índices de delincuencia, violencia, narcotráfico, y los más bajos de desarrollo humano y alfabetización, esta decisión que estamos por tomar con respecto a nuestros puertos, es fundamental porque puede llevarnos por dos caminos, ya sea para empobrecernos y hacer que Limón sea un antro de la mafia y la perdición, o para construir un nuevo Limón, así como Kingston, en Jamaica, o Santa Marta, en Colombia.
Tenemos el proyecto de Limón ciudad puerto. Es un proyecto de ochenta millones de dólares. Probablemente Limón nunca volverá a tener la oportunidad de contar con esos recursos para infraestructura. Debemos cuidar este proyecto, debemos vigilar lo que ocurre con ese dinero, cómo se invierte, cómo se controla. Tal vez nunca más tengamos una oportunidad igual.