Sábado, 21 Junio 2014 13:34

Mi tiempo NO es lo mismo que al tiempo que ustedes quieran.

Hace unos días visité la Vicerrectoría estudiantes para una juramentación debido a que no pude atender a la graduación por motivos laborales. Al presentarme en la oficina 10 minutos antes de la hora que fue asignada para la juramentación me pidieron que les diera tiempo porque todavía faltaban unos minutos.

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Me senté en una banca a esperar esos diez minutos, y cuando ya no eran diez sino 20 pasó una joven y preguntó que si nos habían atendido—para esa hora ya habían 3 estudiantes más esperando dicha juramentación. Al responderle que no, ella ingresa a la oficina, sale un par de minutos después y dice que tenemos que esperar unos minutos más porque éramos 5 estudiantes los que esperaban la juramentación y que la Vicerrectora no podía juramentar unos y luego otros. Después de haber pasado ya treinta minutos después de la hora acordada, la Vicerrectora sale de su oficina, nos pide disculpas para ir un momento al sanitario, regresa después de haberse refrescado y nos invita a pasar. NO exagero cuando digo que la juramentación no tardó tres minutos. Pudo habernos juramentado uno a uno y no hubiera tardado los treinta minutos esperando que tuvimos que esperar en esa banca de madera.
¿Qué creen? ¿Es que acaso el tiempo de nosotros no es importante? ¡Se los vendo!
Y ese es solo un ejemplo. Y es en los consultorios médicos es donde más se ve reflejado ese comportamiento. Tiene uno la cita para determinada hora y lo atiende—con suerte—una hora después.
Y para colmos, ahora, también, es muy común ver a invitaciones a eventos con horas ni cercanas a las reales donde convocan a la gente una hora antes de lo realmente programado. Y los que llegan temprano…¡esos, esos que esperen!
Terminemos ya con la hora tica. Exijamos que no nos roben nuestro más nuestro tiempo. Si no lo apreciamos nosotros, ¿Quién lo va a hacer?
Alonso Rodríguez Mora