¡Que fue un gran académico!, también. Pues dentro de las aulas, y más allá de ellas, su pasión desbordante por el conocimiento, su sagaz inteligencia, su gran curiosidad intelectualy su puntiaguda criticidad lograban que la enseñanza y el aprendizaje a través de él fueran una cátedra de vida.
¡Que fue un apasionado político!, definitivamente, ya que fue un acérrimo y muy coherente defensor de susideales. La función pública fue testigo de su entereza y pasión cuando transitó por cargos como el de viceministro de Relaciones Exteriores, embajador en las Naciones Unidas, diputado y primer Ministro de Cultura, Juventud y Deportes. Además su preocupación por las cuestiones sociales lo impulsó a ingresar en el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales.
¡Que fue un prolífico periodista!, también lo fue, pues su vena como comunicador palpitó en los periódicos El Diario de Costa Rica y La República donde fue director; en El Excelsiorcuando se desempeñó como editor y en La Nación, La Prensa Libre y el Semanario Universidadal ser columnista. Además su fogoso pensamiento alimentó el programa Así es la cosa en Radio Monumental y la famosa columna periodística Chisporroteos. Y ni qué decir de los múltiples premios que obtuvo, entre ellos el máximo reconocimiento por sus aportes a la cultura, el Premio Magón.
Sí, don Beto Cañas fue uno de los grandes visionarios, uno de los grandes intelectuales de Costa Rica…, de los pocos que han existido y, con mucha pena, de los pocos que quedan. Pero más allá de su huella como escritor, educador, periodista o político, don Alberto fue, y seguirá siendo, ejemplo de extrema entereza, ímpetu y constancia. Qué gratificante debe ser el saber que uno puede partir de este mundo con la alegría, y el inmenso orgullo, de haber vivido con pasión, compromiso, vitalidad y amor por la existencia. Y eso, don Beto, lo llevó a la práctica con creces.
Por eso hoy, más allá de colores políticos, más allá de que para algunos fueraun hombre incómodo, testarudo, conservador y muy directo, Costa Rica debe rendirle un homenaje cargado de agradecimiento a un hombre ejemplar; a alguien quien supo hacer Patria; un hombre desbordante en sensibilidad, inteligencia e intensidad; quien hablaba sin miramientos, con su férrea voz de análisis y denuncia...Un eterno joven apasionado, un vehemente lector,un maestro de maestros…, quien hizo patentes las palabras del escritor francés Paul Brulat que versan: “Basta un instante para hacer un héroe, pero se necesita una vida entera para hacer un hombre de bien”.
Queda en nosotros honrar y perpetuar a ese hombre de bien que fue Alberto Cañas emulando su valiosa y fecunda herencia de contribución a nuestro sistema político-cultural, pero,sobre todo, emulando su gran entrega por una mejor Patria y su apostolado de alguien quien no simplemente vivió, sino que, en especial, supo honrar, hasta el final del camino, la vida. Sea pues este propósito nuestro mejor homenaje para don Beto Cañas. ¡Gloria eterna a quien aún más gloria nos ha regalado!
¡Qué no se puede decir de don Alberto “Beto” Cañas!… Que fue un gran escritor, pues sí, nos regaló textos magníficos como La Segua, Uvieta o Los Molinos de Dios. Además, cuando fue Ministro de Cultura desarrolló un arduo trabajo de rescate de los valores culturales y literarios costarricenses y,también, fue presidente de la Academia Costarricense de la Lengua y de la Asociación de Escritores.