Ese es el resultado de una discusión, que no tuve un final feliz, un Estado que no encontró respuesta política, para un problema de salud pública. Existe un grupo de ciudadanos que son infértiles y que no obtuvieron una solución política para a su necesidad de tener hijos propios. Esto abrió un espacio a una serie de vivillos que se aprovecharon de ese drama humano, para confundirlo y hacerlo un tema de agenda internacional, actitud esta, por cierto, muy propia de la bien llamada cultura de la muerte.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, conocida por sus siglas CIDH, ha denunciado a Costa Rica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por una supuesta violación de los “derechos reproductivos”.
Llamo la atención de ustedes en el hecho de que en toda esta discusión, nunca fue importante acoger una verdadera solución para las personas infértiles. Nunca se se le dio importancia a las decenas de profesionales médicos y científicos internacionales que vinieron a formarnos sobre las nuevas, más efectivas, más económicas y más efectivas técnicas para quienes son infértiles. La razón para no considerar ese importante aporte de los especialistas es clara, y no era precisamente el derecho a tener hijos, sino lo que interesa, fundamentalmente, era conseguir una legislación que permitiese manipular la vida, con todo lo grave y peligrosa que tal realidad conllevaría desde el punto de vista de la ética, la moral y el respeto a la dignidad humana.
Costa Rica debió haber buscado mecanismos inteligentes y oportunos para haber resuelto el tema y así haber evitado que se interpusiera la demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo cierto es que nuestro país perdió el tiempo, dándole la razón a la CIDH.
¿Pero qué es lo que realmente sucede? Lo primero que hay que decir, es que no existe ningún país del mundo el derecho a la Fertilización In Vitro, por ejemplo, la Corte Europea de Derechos Humanos y en los países donde actualmente se práctica, ha sido declarado como un derecho, es más esta práctica actualmente está hasta siendo objeto de cuestionamientos sobre la conveniencia de seguir permitiéndola y no por ser o no un derecho humano, sino porque se ha convertido no el medio, que siempre debió y debe ser, sino por las prácticas que esconde, como son la manipulación de los embriones, investigación y en sí, lo más importante, es que la FIV es la única técnica médica que permite desproteger la vida del ser humano antes de nacer.
El tema sobre el que quiero llamar su atención es que para legalizar la FIV, la CIDH deberá, por primera vez, referirse a los derechos del concebido y cambiar su estatuto jurídico, establecido en la misma Convención Americana de Derechos Humanos, limitar sus derechos y por defecto quedarán vigentesuna bases jurídicas para legalizar el aborto. Por eso es que en el comunicado oficial 07 ONG´S, 16 países le han solicitado a Costa Rica que cuestione la competencia de la CIDH en este tema de la FIV. Tremenda responsabilidad, vista por algunos, con preocupante profunda frialdad.
RITA CHAVES CASANOVA - DIPUTADA
Ese es el resultado de una discusión, que no tuve un final feliz, un Estado que no encontró respuesta política, para un problema de salud pública. Existe un grupo de ciudadanos que son infértiles y que no obtuvieron una solución política para a su necesidad de tener hijos propios. Esto abrió un espacio a una serie de vivillos que se aprovecharon de ese drama humano, para confundirlo y hacerlo un tema de agenda internacional, actitud esta, por cierto, muy propia de la bien llamada cultura de la muerte.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, conocida por sus siglas CIDH, ha denunciado a Costa Rica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por una supuesta violación de los “derechos reproductivos”.
Llamo la atención de ustedes en el hecho de que en toda esta discusión, nunca fue importante acoger una verdadera solución para las personas infértiles.
Nunca se se le dio importancia a las decenas de profesionales médicos y científicos internacionales que vinieron a formarnos sobre las nuevas, más efectivas, más económicas y más efectivas técnicas para quienes son infértiles. La razón para no considerar ese importante aporte de los especialistas es clara, y no era precisamente el derecho a tener hijos, sino lo que interesa, fundamentalmente, era conseguir una legislación que permitiese manipular la vida, con todo lo grave y peligrosa que tal realidad conllevaría desde el punto de vista de la ética, la moral y el respeto a la dignidad humana.
Costa Rica debió haber buscado mecanismos inteligentes y oportunos para haber resuelto el tema y así haber evitado que se interpusiera la demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lo cierto es que nuestro país perdió el tiempo, dándole la razón a la CIDH.
¿Pero qué es lo que realmente sucede? Lo primero que hay que decir, es que no existe ningún país del mundo el derecho a la Fertilización In Vitro, por ejemplo, la Corte Europea de Derechos Humanos y en los países donde actualmente se práctica, ha sido declarado como un derecho, es más esta práctica actualmente está hasta siendo objeto de cuestionamientos sobre la conveniencia de seguir permitiéndola y no por ser o no un derecho humano, sino porque se ha convertido no el medio, que siempre debió y debe ser, sino por las prácticas que esconde, como son la manipulación de los embriones, investigación y en sí, lo más importante, es que la FIV es la única técnica médica que permite desproteger la vida del ser humano antes de nacer.
El tema sobre el que quiero llamar su atención es que para legalizar la FIV, la CIDH deberá, por primera vez, referirse a los derechos del concebido y cambiar su estatuto jurídico, establecido en la misma Convención Americana de Derechos Humanos, limitar sus derechos y por defecto quedarán vigentesuna bases jurídicas para legalizar el aborto. Por eso es que en el comunicado oficial 07 ONG´S, 16 países le han solicitado a Costa Rica que cuestione la competencia de la CIDH en este tema de la FIV. Tremenda responsabilidad, vista por algunos, con preocupante profunda frialdad.
RITA CHAVES CASANOVA - DIPUTADA