En ninguna otra actividad, como es el caso de quienes dedican su vida a la política, se puede evidenciar los grandes prejuicios y estereotipos.
Cuando un joven toma la decisión de guiar sus esfuerzos en sanar a quien lo necesite, nadie le dice que va a hacer un mal, en lugar de un bien, o cuando toma la decisión de educar, nadie le manifiesta que va a ser un vago, siendo un mal ejemplo para sus estudiantes; pero cuando un joven, con gran determinación, toma la decisión de dedicar sus esfuerzos, actividades, y sacrificios, a la política, lo primero que podrá escuchar es que en esta práctica solo logra sobresalir quienes buscan sus propios intereses, mediante manipulaciones y traiciones, o quienes dejan que la corrupción los acompañe durante su trayectoria política.
Esta situación, un claro desprestigio por la participación político partidaria, y una visión negativa de quienes la practican, no debería ser tomada por los jóvenes como un factor para desincentivar, o desmotivar, su decisión de ser parte de tan importante grupo de toma de decisiones.
Para nadie es un secreto que, en todos los partidos políticos, existen personas con un cierto perfil negativo, que logra contaminar su ambiente, y a quienes lo rodean; pero es el joven quien, ondeando la bandera de sus mejores valores y principios, tiene que ser quien decida si quiere ser parte del problema, o quiere ser parte de una nueva generación política, que se empodera poco a poco, limpiando el nombre de esta actividad, mediante sacrificio, trabajo fuerte, buena voluntad, y más que todo, mediante la convicción de estar trabajando por el bien de los demás, y no de una minoría.
La participación de los jóvenes en la política es vital para la Democracia participativa del país, disminuye la visión adultocentrista de las políticas públicas, refresca la imagen del político, discursos demagogos, y promesas falsas, plantea ideas y propuestas nuevas, pero lo más importante, pone en modo aprendizaje a una nueva generación de líderes, que tendrán la tarea de llevar las riendas de Costa Rica.
En momentos donde el país atraviesa un importante cambio en su sistema de partidos, y la población necesita más que nunca volver a creer en quienes deposita el poder de gobernar, es de suma importancia generar un cambio en la visión de los políticos jóvenes. Ganar la confianza mediante trabajo y sacrificio en pro de la sociedad, demostrar así, que estamos listos para tomar el papel que merecemos, y por que el tanto luchamos; y la población, dándonos la oportunidad, y el voto de confianza, de poder demostrarlo.
En ninguna otra actividad, como es el caso de quienes dedican su vida a la política, se puede evidenciar los grandes prejuicios y estereotipos.
Cuando un joven toma la decisión de guiar sus esfuerzos en sanar a quien lo necesite, nadie le dice que va a hacer un mal, en lugar de un bien, o cuando toma la decisión de educar, nadie le manifiesta que va a ser un vago, siendo un mal ejemplo para sus estudiantes; pero cuando un joven, con gran determinación, toma la decisión de dedicar sus esfuerzos, actividades, y sacrificios, a la política, lo primero que podrá escuchar es que en esta práctica solo logra sobresalir quienes buscan sus propios intereses, mediante manipulaciones y traiciones, o quienes dejan que la corrupción los acompañe durante su trayectoria política.
Esta situación, un claro desprestigio por la participación político partidaria, y una visión negativa de quienes la practican, no debería ser tomada por los jóvenes como un factor para desincentivar, o desmotivar, su decisión de ser parte de tan importante grupo de toma de decisiones.
Para nadie es un secreto que, en todos los partidos políticos, existen personas con un cierto perfil negativo, que logra contaminar su ambiente, y a quienes lo rodean; pero es el joven quien, ondeando la bandera de sus mejores valores y principios, tiene que ser quien decida si quiere ser parte del problema, o quiere ser parte de una nueva generación política, que se empodera poco a poco, limpiando el nombre de esta actividad, mediante sacrificio, trabajo fuerte, buena voluntad, y más que todo, mediante la convicción de estar trabajando por el bien de los demás, y no de una minoría.
La participación de los jóvenes en la política es vital para la Democracia participativa del país, disminuye la visión adultocentrista de las políticas públicas, refresca la imagen del político, discursos demagogos, y promesas falsas, plantea ideas y propuestas nuevas, pero lo más importante, pone en modo aprendizaje a una nueva generación de líderes, que tendrán la tarea de llevar las riendas de Costa Rica.
En momentos donde el país atraviesa un importante cambio en su sistema de partidos, y la población necesita más que nunca volver a creer en quienes deposita el poder de gobernar, es de suma importancia generar un cambio en la visión de los políticos jóvenes. Ganar la confianza mediante trabajo y sacrificio en pro de la sociedad, demostrar así, que estamos listos para tomar el papel que merecemos, y por que el tanto luchamos; y la población, dándonos la oportunidad, y el voto de confianza, de poder demostrarlo.
Bach. Julian Arias Varela
Cédula: 1-1304 0257
Estudiante Master en Estudios Políticos Aplicados
Madrid, España