Cuando converso con los campesinos siento que no hemos sido capaces de brindarles alternativas que no los obligue a deforestar para tener ganado o tener una milpita, arrozal, o yucal.
Un campesino con una finca pequeño o grande tiene que hacerla producir. El necesita vivir día a día para alimentar a su familia. Por eso no dudará en voltear montaña, en quemar los tacotales(charrales) o explotar la madera.
Para un ambientalista de ciudad es muy fácil criticar la deforestación y culpar al agricultor o campesino por no proteger los bosques. Para muchos ambientalistas, salvo algunas excepciones, es muy cómodo decir que hay que expropiar una finca en determinada zona para incluirla en un parque nacional o refugio de vida silvestre. Para un ambientalista extranjero, que viene de países desarrollados, que no conoce nuestra realidad social y económica, y que gana jugosos salarios de gobiernos u organizaciones internacionales, también es muy fácil venir a pedir que se expropien tierras de campesinos y que se dediquen a parques nacionales. Pero como dice el campesino “una cosa es verla venir y otra cosa estar con ella”.
Al campesino no debemos hacerle pagar los errores del desarrollo mal planificado. Ellos no deben ser los que carguen con las exigencias y las presiones internacionales para que se protejan los bosques tropicales. Bosques que esos países hoy industrializados destruyeron y saquearon. No. Al campesino hay que integrarlos en los procesos de conservación que hoy se les llama sustentables o sostenibles. No hay que expropiarles su tierra y sacarlos de una determinada zona. Esa no es manera de resolver problemas, ni entregándoles parcelas en otros lugares sin los medios adecuados de producción .
Al campesino debemos darles opciones viables, para que sin expropiarlos ni alejarlos de su tierra y entorno, puedan contribuir con el desarrollo sostenible del país. El campesino debe ser parte integral de cualquier proceso o estrategia de conservación que se quiera implementar. Hay que capacitarlo y darle alternativas productivas y beneficios sociales como vivienda, educación, salud, caminos y otros. Los problemas que se puedan dar en zonas aledañas a áreas de conservación no se resolverán con solo ampliar los límites de un parque nacional o área equivalente, a costa de los campesinos.
Las políticas de conservación y de consolidación de áreas protegidas pueden y debe darse en coexistencia con los campesinos; ambas no son excluyentes
Alexander Bonilla Durán.
Cuando converso con los campesinos siento que no hemos sido capaces de brindarles alternativas que no los obligue a deforestar para tener ganado o tener una milpita, arrozal, o yucal.
Un campesino con una finca pequeño o grande tiene que hacerla producir. El necesita vivir día a día para alimentar a su familia. Por eso no dudará en voltear montaña, en quemar los tacotales(charrales) o explotar la madera.
Para un ambientalista de ciudad es muy fácil criticar la deforestación y culpar al agricultor o campesino por no proteger los bosques. Para muchos ambientalistas, salvo algunas excepciones, es muy cómodo decir que hay que expropiar una finca en determinada zona para incluirla en un parque nacional o refugio de vida silvestre. Para un ambientalista extranjero, que viene de países desarrollados, que no conoce nuestra realidad social y económica, y que gana jugosos salarios de gobiernos u organizaciones internacionales, también es muy fácil venir a pedir que se expropien tierras de campesinos y que se dediquen a parques nacionales. Pero como dice el campesino “una cosa es verla venir y otra cosa estar con ella”.
Al campesino no debemos hacerle pagar los errores del desarrollo mal planificado. Ellos no deben ser los que carguen con las exigencias y las presiones internacionales para que se protejan los bosques tropicales. Bosques que esos países hoy industrializados destruyeron y saquearon. No. Al campesino hay que integrarlos en los procesos de conservación que hoy se les llama sustentables o sostenibles. No hay que expropiarles su tierra y sacarlos de una determinada zona. Esa no es manera de resolver problemas, ni entregándoles parcelas en otros lugares sin los medios adecuados de producción .
Al campesino debemos darles opciones viables, para que sin expropiarlos ni alejarlos de su tierra y entorno, puedan contribuir con el desarrollo sostenible del país. El campesino debe ser parte integral de cualquier proceso o estrategia de conservación que se quiera implementar. Hay que capacitarlo y darle alternativas productivas y beneficios sociales como vivienda, educación, salud, caminos y otros. Los problemas que se puedan dar en zonas aledañas a áreas de conservación no se resolverán con solo ampliar los límites de un parque nacional o área equivalente, a costa de los campesinos.
Las políticas de conservación y de consolidación de áreas protegidas pueden y debe darse en coexistencia con los campesinos; ambas no son excluyentes
Alexander Bonilla Durán.