Ellos atendieron con mística y devoción, un parto fuera de lo común, pero que dio lugar a la vida.
Por eso, ese milagro no puede pasar desapercibido en esta sociedad donde discutimos muchas veces sobre la vida y sobre la muerte. Donde algunos se niegan a defender la vida de los no nacidos. Donde algunos han querido hacer creer que los embriones no son seres humanos.
No debe pasarse por alto lo que ha hecho ese personal médico. Porque nos están recordando –hoy- que la vida humana tiene un alto valor. Y nos están recordando que los costarricenses siempre vamos a luchar por la vida.
Todo lo que hagamos por defender la vida y por prolongarla, nos llevará a ser mejores personas, mejor sociedad y un mejor país.
GONZALO RAMÍREZ ZAMORA