El código romano como pilar del orden social y los conceptos de Política griega, el Renacimiento europeo, la Revolución francesa, y la máxima expresión de los conocimientos liberales y herederos de la burguesía europea, llámese Unión Americana, son los hechos más destacables y claros ejemplos de la inquietud aventurera de grupos humanos que han puesto la humanidad donde está.
El hilo en común de estos acontecimientos históricos es que no son estáticos ni aislados, más bien responden a necesidades de grupos inconformes y demandantes por circunstancias distintas, lo cual en su mayoría fueron movimientos revolucionarios y encabezados por líderes generacionales que en el tiempo gestaron el cambio.
En nuestros tiempos la aceleración del cambio lo marcan la tecnología y la divulgación de la información casi que en tiempo real, factores que hacen que el cambio vertiginoso esté administrado y encaminado a intereses específicos.
Es entonces claro que hoy el progreso humano se debe reinventar, redefinir prioridades y buscar antes que acumular permear y distribuir. Aunque el problema de la distribución o acceso a información han contado con planteamientos y propuestas, estas siempre fueron interpretadas como el progreso en sí mismo y no como formas de seguir progresando en un sentido amplio y materialmente sostenible.
Nuestra siguiente revolución debe ser amplia y capaz de proyectar a la humanidad en un nuevo orden mundial en materia de Energía, Medio Ambiente, Seguridad Alimentaria, Sostenibilidad y Diversidad Cultural.
Pensar y activar el cambio implica fe y optimismo por la vida
Jorge Arturo Rojas Salas