Esa práctica, según denunciaron los comunicadores, consiste en que altas autoridades de gobierno con oficina en la propia Casa Presidencial, llaman sistemáticamente a los periodistas, a sus jefes e, incluso, a algunos directores de medios, a fin de exigirles un determinado abordaje, o un abordaje distinto por parte de esos medios, alos temas relacionadas con la labor de la administración Solís.
En la ejecución de aquella insólita y peligrosa práctica se señala el nombre de don Mauricio Herrera, Ministro de Comunicación del gobierno de don Luis Guillermo Solís, lo que torna aún más grave lo denunciado, no solo por la jerarquía formal de quien estaría cometiendo la falta, sino porque aquella puede ser claro reflejo de la total incomprensión del funcionamiento de nuestro sistema político democrático, y de los controles ciudadanos a los que en él están sometidas las autoridades públicas, o, lo que sería aún más grave, del consciente alejamiento de aquellos por parte de esas autoridades.
En una circunstancia como esta, el Ministro debe ser corregido o debe ser despedido. Sin embargo, atribuir la grave conducta a una “iniciativa personal” sería una nueva simplificación absurda de una realidad mucho más preocupante.La filosofía que pretende la subordinación de los medios al poder del gobernante está claramente expresada en el proyecto de libertad de prensa que autoridades del gobierno de don Luis Guillermo Solís redactaron, y que gracias a la reacción valiente y enérgica de los medios y de la sociedad, tuvo que ser abortada por el Ejecutivo hace tan solo unos meses.
Lamentablemente, la idea que inspiraba aquél proyectoparece no haber muerto, pues se ha continuado expresando de muchas otras formas.Así, el pasado 14 de setiembre, en Cartago, el propio Presidente Solís la emprendió contra los medios de comunicación acusándolos de “mezquinos” por no satisfacer las expectativas de reconocimiento de las obras de su Gobierno. También hemos sido todos testigos sorprendidos de múltiples hechos insólitos que relatan la negativa de varias instituciones públicas en dar a conocer informaciones que son de evidente naturaleza e interés público; de los recursos de amparo y de las demandas de instituciones públicas en contra de órganos de control de la gestión pública, y hastadel ofrecimiento de embajadas a procuradoras incomodas. Las amenazas de violencia de sindicalistas aliados del partido gobernante y, ahora, las llamadas del Ministro de Comunicación, son todas expresiones de la misma filosofía que inspiró la redacción del abortado proyecto de control de la libertad de expresión en el país.
Pero más insólito aún: El Jefe de la Fracción del PAC, informó en el Plenario Legislativo que contrario a lo que se estaba afirmando, él – el Ministro – era quien había sido la víctima de un director de medio que lo llamó para amenazarlo. Ante la gravedad de lo afirmado, el Jefe del PAC en la Asamblea Legislativa fue insistentemente interpelado para que revelara el nombre de ese Director o del Medio. Pero una vez más el acusador de gobierno guardó silencio, … y así no se vale!
Esto no solo no está bien, sino que es altamente peligroso para la vigencia de los principios básicos de la democracia tal como la entendemos en Costa Rica y no en Caracas. No se gobierna al amparo de crear confusión y cortinas de humo para ocultar la gravedad de los yerros. Hay que combatir estos “resfríos” antes de que el “virus” de la prepotencia gubernamental provoque una pulmonía en el sistema respiratorio de la democracia,que se alimenta de oxigeno a través del control que ejercen los medios de comunicación, que en una verdadera democracia, deben ser por definición plenamente libres e independientes.
Los funcionarios públicos, entre ellos los diputados, el Presidente, sus Ministros y Presidentes Ejecutivos estamos y debemos estar expuestos al escrutinio de los órganos de control y de los medios.Si una información no es correcta, tenemos los medios legales para pedir la respectiva aclaración o rectificación.
A lo que no tenemos derecho, es a acosar a la prensa y a sus trabajadores.El acoso, la llamada atemorizante, la acusación genérica o sin fundamento o las amenazas de violencia contra la prensa,son conductas indeseables que deben ser erradicadas sin contemplaciones.La libertad no es un discurso, … es una práctica!, y en ella por fortuna, aún somos muchos más en este país los comprometidos con ella, que sus solapados detractores.
Este es un comentario del Diputado
Gerardo Vargas Rojas.