Las universidades tenemos la responsabilidad ante el país de realizar y promover todos los esfuerzos por motivar e incorporar a las mujeres en aquellas carreras tecnológicas que tanto está necesitando el desarrollo nacional.
Claro está que la labor debe iniciarse en la edad más temprana porque desde la niñez a las mujeres se le asignan roles que las van dirigiendo hacia actividades más de corte social relacionada con los roles tradicionales asignados por una sociedad patriarcal. Es importante entonces que durante el proceso educativo previo a la educación superior mostremos a las niñas otras opciones e incentivarlas para que se enamoren de las ciencias, de las matemáticas, de la tecnología
Hombres y mujeres por igual poseen las mismas capacidades, no obstante aún el rezago de la incorporación paritaria y plena de la mujer nos persigue como sociedad, por lo que se requiere sobre todo motivar a las jóvenes que están ingresando a sus estudios universitarios.
Las mujeres son fundamentales, al igual que los hombres, en el crecimiento económico del país, y las políticas de empleo ligadas al fomento productivo deben permitirles aspirar a más y mejores oportunidades.
La presencia de la mujer es representativa en profesiones como la educación, el trabajo social, la administración, las relaciones internacionales, y en general en las ciencias sociales, no obstante en las carreras de corte tecnológico se presenta en menor proporción.
Ciertamente las universidades, públicas y privadas, tienen una gran población femenina pero también es cierto que las carreras más demandadas por el mercado tienen mayor población masculina.
En el caso de la Universidad Fidélitas, estamos observando como las ingenierías, sobre todo Ingeniería en Sistemas de Computación e Ingeniería Industrial están recibiendo una mayor matrícula de mujeres. Sin embargo todavía hay una población masculina superior en ingenierías más tradicionales como la Ingeniería Civil, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Electromecánica e Ingeniería en telecomunicaciones.
La responsabilidad y el reto que tenemos constituye un gran desafío, el esfuerzo debe ser mayor y permanente. Las mujeres y el país así lo demandan.