Independientemente de las posiciones ideológicas o religiosas que cada uno tenga, me parece que todos estamos de acuerdo acerca de dos personas maravillosas del mundo moderno, cada una en su campo y en su tiempo, me refiero a Nelson Mandela y a la madre Teresa de Calcuta. Esta última escribió alguna vez: “No estoy completamente segura de cómo será el cielo pero sí sé que cuando nos muramos y llegue la hora de que Dios nos juzgue, él no nos preguntará: “ Cuántas cosas buenas has hecho en tu vida? Sino que Él nos dirá: …“¿Cuanto amor pusiste en lo que hiciste?”…”En esta vida no podemos hacer grandes cosas. Solo podemos hacer pequeñas cosas con amor”.
La donación de órganos, es un acto de amor. Si al morir dejamos nuestro consentimiento para que las partes de nuestro cuerpo puedan reutilizarse para salvar o mejorar una vida es un acto de amor pero el desprenderse de un riñón o de cualquier parte de nuestro cuerpo en vida es un acto que sigue el ejemplo del mayor acto de desprendimiento que conoce la humanidad o sea el de aquel que dio su vida para salvarnos a todos colgado en una cruz. Esa es la esencia del verdadero cristianismo. Del evangelio de Juan, Capítulo 15, versículo 13: ..."Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos".
El trasplante de órganos puede significar la vida para muchas personas. Se pueden donar: el hígado, los pulmones, los riñones, las corneas, el corazón, huesos y la piel. Aunque los costarricenses poseen una de las más altas tasas de América Latina de donación de órganos, 30 trasplantes por millón de habitantes, ello es todavía insuficiente para llenar las necesidades del país.
La ley 7409 del 12 de mayo de 1994, es el marco jurídico que regula la donación de órganos y la define como un acto voluntario por medio del cual una persona, mayor de edad, o su familia en el caso de muerte encefálica, ceden los órganos.
Después de haberle donado hace 12 años un riñón a mi querida hermana Priscilla Alfaro Altamirano (qdDg), uno camina por el mundo con la satisfacción en el alma de que algo bueno hizo en su transitar por esta corta vida. Mahatma Gandhi decía: “…El que quiera ser amado que ame...”
Lic. Eloy Alfaro Altamirano. Cédula: 2-286-476
Donador voluntario de riñón.
Asesor legal del Hospital San Vicente de Paúl, Heredia.
Independientemente de las posiciones ideológicas o religiosas que cada uno tenga, me parece que todos estamos de acuerdo acerca de dos personas maravillosas del mundo moderno, cada una en su campo y en su tiempo, me refiero a Nelson Mandela y a la madre Teresa de Calcuta. Esta última escribió alguna vez: “No estoy completamente segura de cómo será el cielo pero sí sé que cuando nos muramos y llegue la hora de que Dios nos juzgue, él no nos preguntará: “ Cuántas cosas buenas has hecho en tu vida? Sino que Él nos dirá: …“¿Cuanto amor pusiste en lo que hiciste?”…”En esta vida no podemos hacer grandes cosas. Solo podemos hacer pequeñas cosas con amor”.
La donación de órganos, es un acto de amor. Si al morir dejamos nuestro consentimiento para que las partes de nuestro cuerpo puedan reutilizarse para salvar o mejorar una vida es un acto de amor pero el desprenderse de un riñón o de cualquier parte de nuestro cuerpo en vida es un acto que sigue el ejemplo del mayor acto de desprendimiento que conoce la humanidad o sea el de aquel que dio su vida para salvarnos a todos colgado en una cruz. Esa es la esencia del verdadero cristianismo. Del evangelio de Juan, Capítulo 15, versículo 13: ..."Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos".
El trasplante de órganos puede significar la vida para muchas personas. Se pueden donar: el hígado, los pulmones, los riñones, las corneas, el corazón, huesos y la piel. Aunque los costarricenses poseen una de las más altas tasas de América Latina de donación de órganos, 30 trasplantes por millón de habitantes, ello es todavía insuficiente para llenar las necesidades del país.
La ley 7409 del 12 de mayo de 1994, es el marco jurídico que regula la donación de órganos y la define como un acto voluntario por medio del cual una persona, mayor de edad, o su familia en el caso de muerte encefálica, ceden los órganos.
Después de haberle donado hace 12 años un riñón a mi querida hermana Priscilla Alfaro Altamirano (qdDg), uno camina por el mundo con la satisfacción en el alma de que algo bueno hizo en su transitar por esta corta vida. Mahatma Gandhi decía: “…El que quiera ser amado que ame...”
Lic. Eloy Alfaro Altamirano. Cédula: 2-286-476
Donador voluntario de riñón.
Asesor legal del Hospital San Vicente de Paúl, Heredia.