Algunos expertos del Banco Mundial me han confesado que en ningún lugar del mundo hay un sistema de seguridad social con los alcances del nuestro. Hay países con sistemas más complejos, como los países escandinavos, pero en ninguno hay un sistema que tenga a la vez tres características que tiene la Caja Costarricense del Seguro Social.
Esas tres características son que la Caja tiene cobertura total, atiende incluso a quienes no cotizan y hasta a los extranjeros; la segunda característica es que en la Caja atienden a todo tipo de personas y sin que importe su enfermedad, o sea, no importa cuán compleja sea la situación de la salud de una persona, la Caja siempre le atenderá; la tercera característica es que los servicios de la Caja no exigen un co-pago, no se paga un deducible. Que en Costa Rica todos y todas puedan recibir servicios de atención de salud incluso sin que tengan cómo pagarlos, que no haya diferencias en la Caja entre los que tienen y pueden pagar y los que no tienen y no pueden pagar, es, sin duda, lo más hermoso que tiene el sistema de seguridad social. Esto no se puede perder.
Hay que defender a la Caja. Si se pierde nuestro sistema de seguridad social, se resquebrajaría la democracia y el alma del ser costarricense. Hay que atacar los problemas de la Caja, el gran endeudamiento del Estado, que le debe mucho dinero a esa institución, y los perros amarrados de muchas empresas privadas, que tampoco le pagan a la Caja. Hay que atacar urgentemente el tema de las pensiones, antes de que sea insostenible. Y hay que detener la tendencia a desmantelar a la Caja a favor del enriquecimiento de quienes han hecho de la salud privada un gran negocio.
La Caja tiene serios problemas económicos, que se traducen en las largas filas y las listas de espera, pero sigue siendo la más grande y emblemática institución costarricense, la gran cristalización del espíritu democrático y su máxima expresión de solidaridad y justicia social.
La Caja es una gran bendición, un tesoro social que tiene Costa Rica, y que hay que defender la institucionalidad del seguro social y su buena salud, hay que defender a la Caja a toda costa y al precio que sea necesario. Si se cae la Caja, se nos cae el país. Si se defiende y se sostiene a la Caja, se garantiza la paz social de Costa Rica.
No se trata de dejar de ver los problemas de la Caja. Es entender que no se debe matar el perro para acabar con las pulgas. La Caja es un tesoro de la justicia social de nuestro país.
Algunos expertos del Banco Mundial me han confesado que en ningún lugar del mundo hay un sistema de seguridad social con los alcances del nuestro. Hay países con sistemas más complejos, como los países escandinavos, pero en ninguno hay un sistema que tenga a la vez tres características que tiene la Caja Costarricense del Seguro Social.
Esas tres características son que la Caja tiene cobertura total, atiende incluso a quienes no cotizan y hasta a los extranjeros; la segunda característica es que en la Caja atienden a todo tipo de personas y sin que importe su enfermedad, o sea, no importa cuán compleja sea la situación de la salud de una persona, la Caja siempre le atenderá; la tercera característica es que los servicios de la Caja no exigen un co-pago, no se paga un deducible. Que en Costa Rica todos y todas puedan recibir servicios de atención de salud incluso sin que tengan cómo pagarlos, que no haya diferencias en la Caja entre los que tienen y pueden pagar y los que no tienen y no pueden pagar, es, sin duda, lo más hermoso que tiene el sistema de seguridad social. Esto no se puede perder.
Hay que defender a la Caja. Si se pierde nuestro sistema de seguridad social, se resquebrajaría la democracia y el alma del ser costarricense. Hay que atacar los problemas de la Caja, el gran endeudamiento del Estado, que le debe mucho dinero a esa institución, y los perros amarrados de muchas empresas privadas, que tampoco le pagan a la Caja. Hay que atacar urgentemente el tema de las pensiones, antes de que sea insostenible. Y hay que detener la tendencia a desmantelar a la Caja a favor del enriquecimiento de quienes han hecho de la salud privada un gran negocio.
La Caja tiene serios problemas económicos, que se traducen en las largas filas y las listas de espera, pero sigue siendo la más grande y emblemática institución costarricense, la gran cristalización del espíritu democrático y su máxima expresión de solidaridad y justicia social.
La Caja es una gran bendición, un tesoro social que tiene Costa Rica, y que hay que defender la institucionalidad del seguro social y su buena salud, hay que defender a la Caja a toda costa y al precio que sea necesario. Si se cae la Caja, se nos cae el país. Si se defiende y se sostiene a la Caja, se garantiza la paz social de Costa Rica.
No se trata de dejar de ver los problemas de la Caja. Es entender que no se debe matar el perro para acabar con las pulgas. La Caja es un tesoro de la justicia social de nuestro país.