Las listas de espera no son siempre transparentes. Los médicos dudan de los registros y hasta los diputados piden la declaratoria de emergencia nacional “en razón de cifras tan alarmantes, las cuales aumentan y se agravan constantemente”.
Es verdad que las listas de espera existen en todos los sistemas públicos de salud y tienen múltiples causas, pero el problema se ha agravado. A ello se suma que los servicios de Caja, las consultas, las cirugías, los servicios de diagnóstico, no han crecido proporcionalmente, a pesar de que los gastos y el personal de la institución han crecido desmesuradamente. Tenemos hoy, menos consultas de especialistas y menos cirugías por habitante que hace 13 años.
Es verdad que las enfermedades de hoy son más complejas de atender; que una población que envejece necesita más servicios de salud y que un país que supera los problemas de salud primaria, necesita servicios más caros y sofisticados. Pero es verdad también, que con los ingresos institucionales se pueden enfrentar mejor esas necesidades.
¿Qué podemos hacer entonces? Por lo pronto: 1) Definir cuáles tiempos son razonables y cuáles son insoportables según tipo de diagnóstico, necesidad de atención o condición de salud de cada persona.2) Exigir el crecimiento de los servicios a la población sobre todo la consulta de especialidades, las cirugías y los procedimientos. Existe una capacidad institucional ociosa que hay que aprovechar. Algunos quirófanos se utilizan menos de 4 horas al día, consultorios y equipos están ociosos en las tardes. Con la capacidad instalada, los servicios podrían triplicar el crecimiento de la población cada año. 3) Relanzar el 1er nivel diezmado en los últimos años y confiar más en el criterio clínico del médico. 4) Debería exigirse que, al menos, el 60% de tiempo de los profesionales en salud, se dedique a prestar servicios directos a la población (horas de atención). Necesitamos más servicios y menos papeleo administrativo y mucho menos participación en comisiones administrativas. 5) Avanzar al segundo turno (entre las 3 y las 9 de la noche, por ejemplo), en Clínicas y Hospitales para sacarle el jugo a los equipos y las instalaciones. 6) No aumentar plazas administrativas. Las nuevas contrataciones de profesionales y de personal, deben ser priorizar el segundo turno, las especialidades y las zonas geográficas deficitarias.
7) Recuperar la Desconcentración y la Autonomía de los Hospitales y Áreas de Salud. Exigirles y responsabilizarlos más, pero darles mayor autonomía y manejo para alcanzar las metas de salud. Necesitamos compromisos de gestión más exigentes. 8) Más y más planificación y monitoreo: incluyendo el seguimiento de los servicios profesionales que están por debajo de los promedios esperables. 9) Aunque se puede mejorar el manejo y los tiempos de estancia hospitalaria, será necesario aumentar el número de camas (con 1.2 camas por cada 1.000 habitantes, no nos alcanzará). 10) Valorar la exigencia de dedicación exclusiva para nuevos profesionales. 11) Permitir compras transparentes de servicios y entre centros de salud, pero evitar los incentivos perversos en compra de servicios, en horas extra, en jornadas vespertinas, en referencias y contra-referencias. 12) Cuando la lista de espera traspase los límites máximos establecidos para cada diagnóstico y condición de salud del afectado; permitir al paciente acudir a servicios privados y trasladarle a la Caja el costo de su atención. Para ello, la Caja debe establecer esos límites y cumplirlos, de manera que solo excepcionalmente deba acudirse a esa solución que se aplica en países de Europa y que está prevista en el artículo 69 de la Ley Constitutiva de la Caja.
Enfrentar las filas y los tiempos de espera es un imperativo social, legal y ético porque su desbordada existencia supone la negación de los más esenciales derechos de los costarricenses: la vida y la salud, y eso no lo podemos permitir ni tolerar!.
Dr. Rodolfo Piza Rocafort
Expresidente de la Caja Costarricense de Seguro Social