Estaba por salir, temprano hacia mi destino, cuando tuve la llamada de una colega que me anunciaba que había muerto el Presidente de la Corte, mi respetado colega y amigo, por más de 20 años, Dr. Luis Paulino Mora Mora.
No pude expresar nada; quedé en silencio y sólo atiné a agradecerle su llamada; colgué el auricular y me senté para poder asimilar tan nefasta noticia.
En mi cabeza los pensamientos se arremolinaron y recordé el último correo electrónico, de los muchos que solíamos enviarnos.
Era la presentación que hizo para TedX San Francisco, del cineasta Louie Schwartzberg que llama "Gratitud", y en el que nos dice que vivamos el día como si fuera el último de nuestra vida pues, con todo y su clima, ya no habrá uno igual, nunca.
Dice Schwartzberg, que al detener la marcha de nuestras diarias carreras, miremos hacia el cielo y veremos toda la belleza que guarda; que observemos la naturaleza pues está ahí para nosotros. Incluso, que demos gracias por lo que el hombre ha inventado para el goce de una mejor vida, pues hay millones de personas en el mundo que nunca sabrá de esas tecnologías. Y así sabremos que la primera expresión que tendremos es "Oh mi Dios", pues son los más preciados regalos que un ser humano podrá tener, por un breve tiempo. Después todo será nada y nunca.
Este día desperté y pensé en el mal clima que hacía pero con la noticia de que Don Luis había muerto, recordé esta bello mensaje y rápidamente y antes de irme al encuentro del cuerpo yacente de mi amigo, con todos mis sentidos vi y escuché ese maravilloso mensaje.
Sin duda, D Luis Paulino ha hecho un largo recorrido y lo ha hecho muy bien. Ha podido, desde el más alto cargo de la Judicatura, dar un trabajo constante y sus obras están a la vista de todos; sus logros, de todos sabidos, es para que, junto a él, expresemos gratitud porque con su vida ejemplar su paso por este mundo dejo una huella que nunca se borrará y que ha de ser reconocida, desde ya.
Me cabe duda que D Luis Paulino Mora merece ser recordado por siempre y su legado le da un sitial en la Patria que lo que ha de llamar Benemérito y una escultura, levantada en la Plaza de la Justicia, que llevará su nombre, será lo mínimo para decirle que merece nuestra gratitud, pues fue un gran Jurista, un gran juez, una gran ser humano…¡Fue un buen hombre!
Amaneció y el clima era frío, el cielo nublado y sentí algo que no puedo explicar.
Como todos los lunes, iría a los Tribunales de Justicia del primer circuito judicial; casualmente por el mal tiempo decidí vestir de negro.