Miércoles, 20 Febrero 2013 05:19

Cuaresma como camino de plenitud.

Estamos a las puertas de iniciar la cuaresma el pasado 13 de febrero. Un momento singular para muchos católicos que desean disponerse adecuadamente para la pascua, pero creo que también para otros cristianos que, si lo desean, pueden aprovechar ese tiempo para vivir mejor lo que todos los seguidores de Jesús tenemos en común: el deseo de vivir la vida a partir del estilo de vida del Maestro.

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Desde los momentos en que se configuró la cuaresma como hoy la conocemos en el siglo IV, siempre ya tenido un marcado tinte bautismal. En otros palabras, nos anima a tomarnos en serio nuestra fe para renovar la promesas propias del bautismo con motivo de la vigilia pascual del sábado santo por la noche.

Ahora bien, Benedicto XVI ha repetido una y otra vez que vivir en cristiano, más que solo cumplir una serie de normas de vida, se trata de imitar un estilo de vida y hacerlo a partir de una correspondencia por amor al Amor, con mayúscula.

En esta línea, la cuaresma y toda la vida cristiana tiene una frescura impresionante: se trata de vivir mejor la aventura de parecernos a Jesús en medio del vivir cotidiano. Esto es, la alegría de darse a los demás, hacer a los otros lo que deseamos nos hagan y esforzarnos por vivir el espíritu liberador de las bienaventuranzas.

Ha de estar también este tiempo cuaresmal lleno de obras de solidaridad, una oración que madura y una obras de penitencia conscientes y plenificantes.

En cuanto a la solidaridad, ya desde muy antiguo, cuaresma es tiempo para compartir, para darse al que sufre, para dar tiempo al que está solo y abandonado. El lema que nos propone el Papa para este año es “Creer en la caridad, suscita caridad”. Con esta expresión el obispo de Roma nos recuerda que la solidaridad cristiana es mucho mas que filantropía, es reflejar amor porque ya sabemos quién nos ha amado primero.

En cuanto a la oración, que es tratar de amistad al gran Amigo, es esta una buena temporada para revisar nuestro tiempo para la tertulia generosa y confiada con el Señor. Olvidamos demasiado a menudo ese rato de conversación amistosa con quien siempre espera nuestra confidencia.

En cuanto a las obras de penitencia, es este tiempo para dejar de lado algún gusto; alguna comida, sobre todo, los viernes cuaresmales; o bien, realizar con mucho amor y gusto las labores diarias que mas disgusto nos ofrecen por la razón que sea.

Ojalá que esta cuaresma no pase de lejos en nuestras vidas y que, bien preparados para la pascua de esta año 2013, podamos decir al llegar a la meta que realmente lo hemos logrado y somos más amigos de Dios y de los hombres y mujeres que nos rodean.