El caso de Lenín Moreno es excepcional, a los 45 años en un asalto una bala se le alojó en la médula espinal y lo dejó postrado en una silla de ruedas, los primeros años los vivió sumido en la depresión, un dolor físico, además del espiritual, lo atormentaba noche y día, no había fármaco que mitigara su dolencia.
Cuenta este personaje latinoamericano que un día llegó un amigo y le contó una historia de un trance que vivía con su mujer, le hizo tanta gracia que duró riéndose a carcajadas por al menos cinco minutos y luego de aquel ataque de euforia ¡sorpresa! el dolor desapareció durante un corto tiempo y esto encendió lo que sería el viraje total a su existencia.
Moreno descubrió el valor terapéutico de la sonrisa y se dedicó a buscar literatura, videos, programas radiofónicos, chistes, todo lo que se relacionara con el humor y hoy, además de político, es una autoridad mundial en la materia.
Esta persona con discapacidad lidera un movimiento a favor de este sector de la población, los programas de gobierno son abundantes en procurarles una mejora en su calidad de vida y los esfuerzos son reconocidos en todo el orbe, a tal grado que Lenín Moreno quedó a las puertas de obtener el prestigioso premio nobel de la paz por sus aportes a la humanidad.
En esta época que es desvirtuada por quienes hasta se dan de golpes por un producto electrodoméstico, adquirido con el verdadero garrote de plástico que es una tarjeta de crédito mal utilizada, debemos pensar en el valor de la sonrisa, el regalo más preciado y de de mas fácil acceso que le podemos dispensar a nuestros semejantes.