Tan simple como dice el pueblo, en dos platos, ese paquetazo de impuestos da cabida para que los medicamentos importados estén exentos del impuesto de ventas IVA, mientras que, cuando la industria nacional, cuando importe las materias primas, insumos y empaques para fabricar medicamentos en el país, tenga que pagar el pretendido IVA, encareciendo así su costo de producción y en consecuencia, el precio final de las medicinas.
El proyecto de ley tributario originará un favorecimiento abierto a favor de los medicamentos importados y un perjuicio directo a los medicamentos producidos en el país. ¿Será que el sello “Hecho en Costa Rica” será parte de la Historia de Costa Rica? ¿Será que ni al Gobierno, ni a las fracciones del PLN, ni del PAC, les interesa que los costarricenses tengan acceso a productos farmacéuticos de calidad y a un precio justo?
Este paquete de impuestos le está asestando un duro golpe a la producción nacional de medicamentos. Simplemente ante los efectos de la voracidad fiscal, no se están midiendo las consecuencias negativas, en el tanto se prefiera establecer impuestos de dudoso cobro, al tener que replantearse los empresarios si siguen operando en Costa Rica.
Simplemente al no permitirse a los empresarios costarricenses ser competitivos en su propio país la respuesta a la pregunta anterior pareciera más que obvia. No le interesa. La imposición de barreras arancelarias a la importación de materias primas, como sería con el pretendido IVA, tendrá un efecto muy negativo en la producción nacional pero no así para la importación de productos finales
Todo gracias a una voracidad fiscal descontrolada, careciente de una visión estratégica e integral. La industria farmacéutica nacional ha venido, durante décadas, dando oportunidad laboral a miles de costarricenses, y por ende, colaborando con la Caja Costarricense de Seguro Social, no sólo a través del suministro de medicamentos, sino también por medio del pago de las cuotas obrero-patronales, generando con ello parte del equilibrio que requiere la economía nacional y la seguridad social para su subsistencia.
La industria farmacéutica nacional, como categoría, constituye un sector estratégico para las políticas nacionales del país, ya que su actividad productiva está vinculada a la generación del conocimiento científico, la tecnología, la atención de la salud y la producción de bienes con valor agregado; además como se ha dicho, a la necesidad de incrementar el nivel de salud de la población, al garantizarle el acceso a los medicamentos de calidad y al mejor costo posible, tanto en el mercado privado como en el Institucional.
Hacemos un respetuoso pero vehemente llamado a las y los diputados del Pueblo, a que no permitan que se sacrifique la salud de los costarricenses y la producción nacional, solo para seguir alimentando un déficit fiscal, cuyo origen está dentro del mismo Estado y del cual el pueblo costarricense no tiene que ser el pato de esa fiesta, a la que además nunca ha sido invitado.
Tan simple como dice el pueblo, en dos platos, ese paquetazo de impuestos da cabida para que los medicamentos importados estén exentos del impuesto de ventas IVA, mientras que, cuando la industria nacional, cuando importe las materias primas, insumos y empaques para fabricar medicamentos en el país, tenga que pagar el pretendido IVA, encareciendo así su costo de producción y en consecuencia, el precio final de las medicinas.
El proyecto de ley tributario originará un favorecimiento abierto a favor de los medicamentos importados y un perjuicio directo a los medicamentos producidos en el país. ¿Será que el sello “Hecho en Costa Rica” será parte de la Historia de Costa Rica? ¿Será que ni al Gobierno, ni a las fracciones del PLN, ni del PAC, les interesa que los costarricenses tengan acceso a productos farmacéuticos de calidad y a un precio justo?
Este paquete de impuestos le está asestando un duro golpe a la producción nacional de medicamentos. Simplemente ante los efectos de la voracidad fiscal, no se están midiendo las consecuencias negativas, en el tanto se prefiera establecer impuestos de dudoso cobro, al tener que replantearse los empresarios si siguen operando en Costa Rica.
Simplemente al no permitirse a los empresarios costarricenses ser competitivos en su propio país la respuesta a la pregunta anterior pareciera más que obvia. No le interesa. La imposición de barreras arancelarias a la importación de materias primas, como sería con el pretendido IVA, tendrá un efecto muy negativo en la producción nacional pero no así para la importación de productos finales
Todo gracias a una voracidad fiscal descontrolada, careciente de una visión estratégica e integral. La industria farmacéutica nacional ha venido, durante décadas, dando oportunidad laboral a miles de costarricenses, y por ende, colaborando con la Caja Costarricense de Seguro Social, no sólo a través del suministro de medicamentos, sino también por medio del pago de las cuotas obrero-patronales, generando con ello parte del equilibrio que requiere la economía nacional y la seguridad social para su subsistencia.
La industria farmacéutica nacional, como categoría, constituye un sector estratégico para las políticas nacionales del país, ya que su actividad productiva está vinculada a la generación del conocimiento científico, la tecnología, la atención de la salud y la producción de bienes con valor agregado; además como se ha dicho, a la necesidad de incrementar el nivel de salud de la población, al garantizarle el acceso a los medicamentos de calidad y al mejor costo posible, tanto en el mercado privado como en el Institucional.
Hacemos un respetuoso pero vehemente llamado a las y los diputados del Pueblo, a que no permitan que se sacrifique la salud de los costarricenses y la producción nacional, solo para seguir alimentando un déficit fiscal, cuyo origen está dentro del mismo Estado y del cual el pueblo costarricense no tiene que ser el pato de esa fiesta, a la que además nunca ha sido invitado.