No se es viejo por haber vivido cierto número de años. Se envejece cuando se abandonan los ideales. Los años arrugan la piel; renunciar a un ideal, arruga el alma.
Las preocupaciones, las dudas, el miedo, la falta de confianza son los enemigos que lentamente nos hacen inclinar la cabeza y traen la muerte del espíritu. Joven es el que tiene amor por lo maravilloso, por las estrellas, por todo lo que irradie luz, sean acciones o pensamientos. Joven es el que, como los niños, siempre pregunta ¿y después qué?
Uno es tan joven como su confianza; tan viejo como su temor. Tan joven como su esperanza; tan viejo como su desesperación. Serás joven mientras seas capaz de asimilar; asimilar lo bello, lo bueno, lo grande. Mientras seas capaz de captar los mensajes del hombre, de la naturaleza, de lo infinito.
Si un día tu corazón llega a ser presa del pesimismo, y del cinismo, que Dios tenga piedad de tu alma porque te habrás convertido en un viejo. Esto les contó el viejo indígena a sus nietos.
Dentro de mí está ocurriendo una gran pela. Es entre dos lobos. Uno de los lobos es maldad, ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, orgullo, egolatría, competencia, superioridad.
El otro lobo es bondad, alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, empatía, verdad, compasión, fe. Además, les dijo el abuelo... esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes y dentro de todos los seres de la tierra.
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Al rato uno de los niños le preguntó al abuelo ¿abuelo, cuál de los lobos crees que ganará? El viejo le respondió: El que alimentes.....
Alexander Bonilla Durán